Estados Unidos es “líder” mundial en catástrofes climáticas: estas son algunas razones
Estados Unidos sufre los embates de una buena parte de todas las catástrofes climáticas que asolan al planeta.
¿Por qué? Se puede explicar por su geografía, que podría facilitar que se presenten eventos de mal tiempo con más frecuencia, más costosos, y más variados que en ningún otro país del mundo.
Estados Unidos está bañado por dos océanos –incluyendo al Golfo de México–, tiene las Montañas Rocosas y penínsulas expuestas como Florida. Su territorio permite que frentes de tormentas choquen entre sí, lo que podría producir, de forma natural, un clima más hostil.
Pero eso solo es una parte de la respuesta. Si la naturaleza dio una mala mano a Estados Unidos, la gente lo ha empeorado mucho con sus decisiones sobre qué, dónde y cómo construye.
Si a eso se le añade el cambio climático: “Agárrense. Se esperan más fenómenos extremos", advierte Rick Spinrad, jefe de la Oficina Nacional de istración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, en inglés).
¿Cómo influye la geografía en el mal tiempo?
Comienza por “dónde estamos en el planeta”, explicó la climatóloga de Carolina del Norte Kathie Dello. “Realmente es un poco... desafortunado”.
Puede que China tenga más habitantes y una gran superficie terrestre como Estados Unidos, pero “no tienen la misma clase de choque de masas de aire como en Estados Unidos, que produce mucho del mal tiempo”, señaló Susan Cutter, directora del Instituto de Resiliencia y Vulnerabilidad al Riesgo en la Universidad de Carolina del Sur.
Estados Unidos es, de lejos, el rey de los tornados y otras tormentas fuertes.
“En realidad empieza con dos factores. El primero es el Golfo de México. Y el segundo es la presencia de terreno elevado, al oeste”, comentó Victor Gensini, profesor de meteorología de la Universidad del Norte de Illinois.
Los tornados mortales del viernes son un ejemplo, y la semana próxima podría verse de nuevo ese efecto: el aire seco que viene del oeste pasa sobre las Rocosas y choca con el aire cálido y húmedo del Golfo de México, todo sumado a una poderosa corriente.
La amenaza de los ríos atmosféricos y los tornados
En el oeste es una sucesión de ríos atmosféricos. En el Atlántico son tormentas nororientales en invierno, huracanes en verano y en ocasiones una extraña combinación de ambos, como la supertormenta Sandy.
“Independientemente de dónde esté uno en el país, de dónde tenga uno su hogar, es una realidad que es muy probable que haya experimentado de primera mano un fenómeno meteorológico de gran impacto”, añadió Spinrad.
En diciembre de 2021, varios tornados letales en Kentucky dejaron claro las peligrosas condiciones que enfrentan algunos lugares de Estados Unidos.
Los tornados golpearon regiones con importantes comunidades de inmigrantes. Entre las víctimas había personas que habían huido de América Central y del Sur, de Bosnia y de África.
Un gran problema fue que en sus lugares de origen no hay tornados, de modo que no conocían los signos de alarma y no sabían qué hacer o siquiera que debían estar preocupados por los tornados, explicó Joseph Trujillo Falcon, científico del NOAA que investigó los efectos de esas tormentas.
El choque del aire ártico con el clima cálido del trópico afecta al clima
La zona que queda entre el aire frío en el Ártico y el clima cálido en el trópico –las latitudes intermedias, donde se encuentra Estados Unidos– experimenta más fenómenos naturales por la forma en la que actúa el aire cuando hay contraste de temperatura y esa diferencia entre el norte y el sur impulsa la corriente de chorro, subrayó el profesor de meteorología de Northern Illinois Walker Ashley.
A eso se añaden cordilleras que van del norte al sur, además de los vientos que soplan de oeste a este, y debajo de todo el cálido Golfo de México.
El Golfo inyecta aire cálido en corrientes de vientos más fríos y secos, que provienen de las montañas. “Eso no ocurre en ningún otro lugar del mundo”, indicó Gensini.
¿Cuál es la zona de Estados Unidos más vulnerable a las catástrofes climáticas?
Si Estados Unidos en general tiene malas condiciones, el sur tiene las peores, indicó Marshal Shepherd, profesor de meteorología de la Universidad de Georgia y expresidente de la Sociedad Estadounidense de Meteorología.
“Nos llevamos la peor suerte [en el sur], donde literalmente podemos experimentar todos los tipos de fenómenos meteorológicos extremos”, afirmó Shepherd. “ Hay ventiscas. Incendios forestales, tornados, inundaciones, huracanes. Todos y cada uno [...]. No hay otro lugar en Estados Unidos que pueda decir eso”.
Florida, Carolina del Norte y Louisiana son más estados más propensos a ser golpeados por huracanes, apuntaron Shepherd y Dello.
En el sur, además, hay más viviendas prefabricadas. Estas son más vulnerables a toda clase de riesgos meteorológicos, y están en un lugar donde es más probable que las tormentas se produzcan de noche, dijo Ashley, con lo que la mayoría de residentes están en su interior.
Las tormentas nocturnas resultan mortales porque la gente no las ve y es menos probable que se ponga a salvo o vea las alertas si está durmiendo.
La construcción es un factor que agrava el riesgo de una catástrofe natural
El tiempo extremo provocado por la geografía única de Estados Unidos crea riesgos. Pero son los humanos los que convierten esos riesgos en desastres, aseguraron Ashley y Gensini.
No hay más que ver dónde se levantan ciudades en Estados Unidos y en el resto del mundo: cerca del agua, salvo quizá Denver, indicó Cutter. Hay más gente que se instala en zonas como el sur, donde hay más riesgos.
“Una de las formas en las que uno puede hacer a sus comunidades más resilientes es no construirlas en los sitios más propensos a los riesgos”, señaló Cutter. “La construcción sobre suelo arenoso, que es más fácil de desplazarse, no tiene sentido”.
Las normas de construcción tienden a limitarse a lo más básico y hacen menos probable sobrevivir a las tormentas, dijo Ashley.
“Nuestra infraestructura se está derrumbando y está muy lejos de ser totalmente resistente al clima”, afirmó Shepherd.
La pobreza de esta región del país hace más difícil prepararse para los desastres y más lenta su recuperación, añadió.
“La seguridad se puede comprar” comentó Ashley. “La clase acomodada, que tiene recursos, puede comprar la seguridad para cuando llegue un desastre [...] Por desgracia, ese no es el caso de todos”.
“Es triste que tengamos que vivir con estas pérdidas demoledoras”, lamentó Kim Cobb, profesora de medio ambiente y sociedad en la Universidad de Brown. “ Estamos empeorando nuestra suerte al no comprender la situación de vulnerabilidad, dada la suerte geográfica que nos ha tocado”.
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