Las marchas de las mujeres: un gran movimiento de resistencia frente a Trump
Washington, DC.- Fue una jornada histórica el primer día de gobierno del nuevo presidente Donald Trump, no por su causa sino por su culpa. Cientos de miles de personas desbordaron las calles de Washington DC y otras ciudades de Estados Unidos y el mundo para expresar su descontento con el nuevo gobierno y sus amenazas de acabar con los derechos civiles conseguidos hasta ahora en Estados Unidos.
La manifestación fue concebida y organizada por mujeres que aseguran que no permanecerán en silencio ante las políticas restrictivas de Trump, pero terminó convirtiéndose en algo mucho mayor. En una protesta pacífica que agrupaba reclamos y demandas diversas: la defensa de los derechos de los inmigrantes, los trabajadores, los discapacitados, la comunidad LGBT y demás minorías que se sienten vulnerables ante la nueva istración. Hombres, niños, personas de todas las edades, incluso en silla de ruedas, dijeron presente.
Quienes salieron a marchar este sábado ejercieron sus derechos ciudadanos y le dijeron al mundo lo que piensan. En la capital del país, llamó la atención el contraste: el ambiente de la marcha de este sábado no se parecía al de la toma de posesión del viernes. A pesar de la frustración, la atmósfera era de solidaridad, alegría y resistencia. En el Inauguration Day, en cambio, se sentía tensión entre quienes celebraban al nuevo presidente y quienes se oponen a sus opiniones y promesas. Las manifestaciones y disturbios estuvieron llenos de rabia y violencia.
"Representamos el voto popular", cantaban los asistentes a la marcha en DC, haciendo referencia a los 2,864,974 de votos de ventaja que obtuvo la candidata demócrata Hillary Clinton en la elección presidencial del pasado mes de noviembre que ganó Trump con votos electorales. Las pancartas mostraban mensajes como: "Queremos puentes no muros", "Mi cuerpo, mi elección", "Sonríe a tus hermanos y hermanas", "Derechos igualitarios para todos", "La ciencia pesa más que las opiniones".
La protesta no pudo seguir la ruta acordada debido a la cantidad de asistentes que comenzaron a congregarse muy temprano en la Independence Avenue. Alrededor de las 10:00 de la mañana, la avenida ya estaba repleta y costaba caminar.
No solo participaron locales, también llegó mucha gente de otros lugares del país: mujeres de distintas comunidades que se organizaron y se animaron a venir en auto desde Carolina del Norte, Virginia o Connecticut; en avión desde California o en autobús desde Ohio, Indiana o Florida. Medios locales contabilizaron 1,300 autobuses de personas que vinieron a la marcha de la capital, en comparación con los 393 que asistieron a la toma de posesión de Trump.
La idea de la manifestación surgió apenas se conocieron los resultados de la elección: una abuela inició la convocatoria en Facebook que rápidamente se viralizó pues canalizaba los sentimientos de mucha gente cuando se despertó el 9 de noviembre. La frustración, en lugar de paralizarla, la llevó a tomar acción. La marcha de este sábado confirma que se trata de un movimiento que continúa: por eso llaman a volver a sus casas a continuar con el activismo y reclamar a sus representantes en el Congreso. Esto no acaba aquí, esto comienza aquí.
Los gorros rosados con orejas de gato bautizados con el nombre de ‘Pussyhats’ se volvieron característicos de la manifestación y fueron tejidos por las propias asistentes. ¿Cuándo nació esta idea? Luego de que se diera a conocer un video en el que Trump aseguraba aprovecharse de su estatus de celebridad para manosear a mujeres sin su permiso - "grab them by the pussy"-. El pussyhatproject.com se propuso finalizar más de un millón de gorros para usar este sábado con el objetivo de hacer una declaración visual y llamar la atención. La acción de tejer, además, está conectada con la historia de los derechos de las mujeres: se trata de una actividad subestimada que les permitió conectar entre ellas, ayudarse y apoyarse.
Desde la tarima se escucharon poderosas historias como la de Amanda Nguyen, sobreviviente de una violación, o el testimonio de Sophie Cruz, la niña de padres indocumentados que habló en inglés y español y le sacó lágrimas a quienes la escuchaban. La actriz Ashley Judd ofreció un poderoso discurso definiéndose como una “Nasty Woman”, mientras que Scarlett Johanson habló de su primera visita a Planned Parenthood, la red de clínicas femeninas que ofrece servicios de salud reproductiva —chequeos anuales, anticonceptivos, mamografías y abortos seguros— a millones de mujeres en Estados Unidos, en particular a aquellas de bajos recursos.
También hubo manifestaciones multitudinarias en Chicago, Atlanta, Miami, Phoenix, así como otras ciudades del mundo: Ciudad de México, París, Londres, Roma, Berlín. A propósito de esa última ciudad, la activista y escritora feminista Gloria Steinem dijo desde la tarima que las mujeres que marchaban en la capital alemana le enviaban un mensaje a los manifestantes en Washington: “Nosotros sabemos que los muros no funcionan”, haciendo referencia al muro que quiere construir Trump en la frontera sur.
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