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¿Qué pasó con la reforma migratoria que anunció el presidente Trump hace casi dos meses?

Los republicanos moderados dicen que no hay tiempo para debatir ningún plan en el Congreso y que, antes de emitir una opinión sobre el proyecto, hay que revisarlo y evaluar “implicaciones políticas”.
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A casi dos meses del anuncio hecho por el presidente Donald Trump, de que traía entre manos un plan de reforma migratoria por méritos, sea por medio de una iniciativa de ley o una orden ejecutiva, la Casa Blanca guarda silencio y no aporta, ni detalles, ni fechas sobre el proyecto. Es más, ha pasado la Convención Nacional Republicana, donde el presidente podría haber hablado nuevamente de una reforma migratoria para atraer el voto latino, pero... tampoco se ha sabido nada.

Durante una entrevista a la cadena Telemundo el 10 de julio, el mandatario dijo que se trataría de un decreto, aunque también dijo que sería “un gran proyecto de ley”, un camino que en ese caso deberá contar con el respaldo de ambas Cámaras del Congreso.

Pero ni republicanos, ni demócratas conocen los planes del presidente. “Sólo lo que hemos oído a través de los medios de comunicación”, dicen.

Lo último que se sabe sobre el tema lo publicó recientemente la revista Forbes en su página digital. Se espera que Trump tome al menos “una acción más significativa sobre inmigración antes de las elecciones de noviembre”, indicó. Y se trata de la reforma migratoria por méritos, un plan que esgrime desde el comenzó de su presidencia en 2017.

Plan de Kushner

La reforma migratoria de Trump fue redactada originalmente por su yerno, Jared Kushner. En mayo del año pasado el mandatario le dio su visto bueno, se basa en un fuerte componente de seguridad nacional y no incluye beneficios para la mayoría de los 10.4 millones de indocumentados que viven en el país.

El proyecto fue entregado al presidente durante una reunión celebrada a puertas cerradas en la Casa Blanca a la que asistieron Kushner y varios senadores republicanos, entre ellos David Perdue (Georgia), Mike Crapo (Idaho), Chuck Grassley (Iowa), Mike Lee (Utah), Tom Cotton (Arkansas), Martha McSally (Arizona) y Marsha Blackburn (Tennesse).

Perdue y Cotton son autores de un duro plan de reforma migratoria presentado en marzo del 2017 que, entre otras medidas, incluye eliminar la lotería de visas, crear un nuevo sistema de ingreso de extranjeros basado en méritos, reducir la inmigración por medio de la reunificación familiar, aumentar la capacidad de los centros de detención de indocumentados de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), incrementar las redadas y acelerar juicios y deportaciones de inmigrantes.

La política de asilo también sería afectada y reducida al mínimo, se indicó en aquella ocasión.

Escepticismo republicano

Los planes de Trump no tienen eco en las bancadas republicanas de la Cámara de Representantes y del Senado, menos en las filas demócratas. Y en ambas el presidente no tiene los votos suficientes para aprobar una propuesta de ley.

En la Cámara los republicanos son minoría y solo tienen 198 votos y necesitan 218. En el Senado, a pesar de ser mayoría, tienen 53 asientos y necesitan 60 para aprobar una iniciativa de ley. Ante este escenario, la única vía posible que le queda a Trump es un decreto, pero si lo hace expertos advierten que sería inconstitucional.

“Por ahora en el Congreso no hemos sabido nada de esta iniciativa”, dijo una fuente republicana de la Cámara de Representantes que habló con Univision Noticias bajo condición de anonimato.

“La preocupación del partido está centrada en la pandemia del covid-19 y en la discusión del nuevo paquete de estímulo económico”, agregó. “No hay tiempo para otra cosa”.

A la pregunta si estarían dispuestos los republicamos moderados a discutir y apoyar un plan de reforma migratoria que provenga de la Casa Blanca, la fuente dijo que “no hay tiempo. Es muy difícil, no lo creemos. Todo esto es una estrategia de campaña. Y en cuanto a respaldo, depende de lo que sea. Obviamente en un año electoral hay consideraciones políticas para tener en cuenta”.

Ver para creer

Para el grupo conservador moderado La Iniciativa Libre, que apoya cambios al sistema de inmigración vigente, el plan sugerido por Trump “primero tenemos que verlo, conocer los detalles”, dice Wadi Gaytán, director de comunicaciones de la organización. “Pero no estamos a favor de un plan que vaya a reducir drásticamente la inmigración legal”, advierte.

De lo poco que se conoce del plan de Trump, por el momento, la reforma migratoria por méritos selecciona a los inmigrantes en función de un sistema de puntos y presentación tres categorías de alta habilidad: talento extraordinario, vocación profesional especializada y expedientes académicos excepcionales.

El proyecto diseñado por Kushner el año pasado estipula que el inmigrante que entra legalmente a Estados Unidos, además de tener visa, debe saber hablar inglés, demostrar que puede mantenerse financieramente durante su permanencia y contribuir significativamente al país.

Además, el proyecto recomienda modificar los requisitos que regulan la solicitud de familiares inmediatos (cónyuges, hijos, padres y hermanos) por parte de ciudadanos y residentes legales permanentes. Hasta ahora, los ciudadanos pueden pedir la tarjeta verde de familiares inmediatos, y los residentes se rigen por un sistema de cuotas y restricciones reguladas por el Boletín de Visas.

El plan cambia los requisitos para pedir familiares inmediatos. Aunque no altera la petición de cónyuges e hijos menores de edad por parte de ciudadanos, sí deja fuera la petición de padres y hermanos por parte de residentes, quienes hasta ahora pueden ser reclamados para obtener una residencia.

“La inmigración legal es de gran beneficio económico y para la comunidad, aún durante este tiempo”, dice Gaytán. “En general nosotros apoyamos reformar el sistema migratorio, pero con uno uno donde se tome en cuenta las habilidades del individuo son sacrificar la llegada con conexiones familiares”.

Fracciones del plan

Mientras la Casa Blanca decide cuándo mostrar el plan de reforma migratoria del presidente, Trump ha anticipado dos acciones migratorias, una que afecta a los dreamers beneficiarios de la programa de visas H-1B, para profesionales extranjeros en puestos de trabajo en el gobierno.

El 28 de julio, la Casa Blanca anunció una orden que reduce el beneficio del programa a solo un año y rechazó la aceptación de nuevas solicitudes de amparo de deportación a pesar de que un mes antes la Corte Suprema rechazó un pedido del gobierno para cancelar el beneficio.

La decisión del máximo tribunal revivió el programa en los mismos términos que se encontraba cuando fue habilitado el 15 de junio de 2012, pero Trump decidió modificar parte del reglamento con efecto inmediato.

El otro paso consistió en una orden ejecutiva emitida esta semana que limita la contratación de trabajadores extranjeros, todo ello como parte de la política migratoria de ‘tolerancia cero’.

La medida se anunció poco más de un mes después de que el gobierno suspendiera el 23 de junio varias categorías de visas de trabajo hasta finales de 2020 por la pandemia del coronavirus, entre ellas las H-1B.

El decreto, publicado por la Casa Blanca en su página digital, establece que los puestos de trabajo en el gobierno federal deben ser ofertados a trabajadores estadounidenses, incluyendo aquellos de empresas contratistas y subcontratistas.

Respuesta demócrata

Al igual que los republicanos, los demócratas del Congreso no han recibido ningún tipo de comunicación de la Casa Blanca sobre la reforma migratoria por méritos del presidente.

El miércoles, el senador Robert Menéndez (Nueva Jersey), dijo que el país debería “hacer más para reconocer el arduo trabajo, el sacrificio y las contribuciones de los inmigrantes”, sobre todo en estos tiempos de pandemia, donde miles de ellos están trabajando en la primera línea de batalla contra el covid-19.

“Lamentablemente, estos últimos cuatro años han visto un aumento en los crímenes de odio y la retórica de odio contra ellos”, dijo el legislador, quien en 2013 integró el llamado Grupo de los Ocho (4 republicanos y 4 demócratas) que aprobó un plan de reforma migratoria que incluyó un camino a la ciudadanía para millones de indocumentados”.


Menéndez que la única manera de aprobar una reforma “es unirnos como lo hicimos antes para reiniciar estas discusiones tan esperadas y encontrar un camino para lograr una verdadera reforma migratoria” y que era hora de “tratar a los inmigrantes de manera justa y reconocer su arduo trabajo y sus contribuciones a esta nación”.

La reforma migratoria del 2013 aprobada por el Senado el 27 de junio de ese año fue desestimada por el entonces liderazgo republicano de la Cámara de representantes. Desde entonces ningún otro plan ha llegado tan lejos.


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