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Inmigración Infantil

Niños eran obligados a “competir por comida” en centro de la Patrulla Fronteriza, según demanda

Las hermanas Sánchez Villalobos, originarias de Honduras, relatan en una demanda cómo los guardias en un centro de detención pedían a los menores que metieran una pelota en una canasta para ganarse un burrito extra para la cena. Una de ellas afirma que resultó lesionada porque un oficial la pateó.
12 Oct 2021 – 02:24 PM EDT
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Dos adolescentes hondureñas que emigraron a Estados Unidos para reunirse con su madre describen en una demanda que sufrieron “un severo” abuso en un albergue para menores de la Patrulla Fronteriza en Texas, donde los guardias se divertían poniendo a los niños a “competir por comida”. Ellas durmieron en el suelo y tenían que consolar a los pequeños que lloraban constantemente, relataron.

La querella fue interpuesta este lunes en una corte federal de Minnesota por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en nombre de la joven Kerlin Sánchez Villalobos y su madre Daysi Villalobos Izaguirre, quien funge como representante de su hija menor identificada con las iniciales Y.S.

Las hermanas Sánchez Villalobos tenían 16 y 14 años cuando llegaron a la frontera para solicitar asilo en junio de 2019 y fueron enviadas al centro de detención para menores migrantes en Flint, Texas. Su plan era “escapar de la violencia” en su natal Honduras y reencontrarse con su madre en Minnesota “para comenzar una vida mejor”, según la querella.

Ellas no sabían que le esperaba un penoso proceso migratorio exacerbado por la política de tolerancia cero del gobierno de Donald Trump. “Las niñas dormían en una jaula con más de 30 niños asustados, muchas veces en el suelo. Tenían hambre todo el tiempo. Los guardias, con armas visiblemente pegadas a sus caderas, los hacían participar en competencias por comida extra”, detalla la demanda.

Sobre este último señalamiento, la querella señala que Kerlin y su hermana solían pasar hambre en el mes que permanecieron en el centro de Flint. Su menú era avena fría por la mañana, una taza de fideos en el almuerzo, un pudín o galleta pequeña como refrigerio y un burrito para la cena.


De esa alimentación inadecuada se aprovechaban los guardias del lugar y “atormentaron a los niños detenidos” haciéndolos competir entre sí para conseguir una porción extra.

“Los niños hambrientos eran obligados a lanzar una pelota en una canasta, por ejemplo, y el ganador se llevaba un burrito, mientras que los otros niños se quedaban hambrientos”, menciona la demanda. “Tanto Kerlin como Y.S. compitieron con otros niños en un intento por conseguir comida para calmar su hambre”.

Esta acción legal cita, en particular, un ataque físico que habría experimentado Kerlin. Afirma que en una ocasión un vigilante le gritó a ella y a otros menores que se movieran durante un almuerzo. Cuando ella se levantaba “el guardia la pateó, tirándola al suelo y arruinando su comida. Debido a las heridas que ella sufrió en la espalda y en el tobillo como consecuencia de la agresión, no pudo caminar correctamente”.

Las hermanas Sánchez Villalobos también denuncian que no recibieron atención médica adecuada (ni siquiera tras la presunta agresión descrita anteriormente), que pasaron hasta una semana sin bañarse, que todos los días eran despertadas a las 5:00 de la madrugada con el golpeteo de los bastones en las rejas y que los guardias les exigían al grito de “¡calla a ese niño!” que consolaran a los más pequeños.

“Los agentes de CBP les decían rutinariamente a Kerlin, Y.S., y a las otras niñas en la jaula que eran ‘una mierda’ y una carga para Estados Unidos”, agrega la demanda.

“Todo tipo de atrocidades sucedieron allí”

Ellas también relatan los abusos que habrían sufrido otros menores detenidos, como la vez que patearon dos veces a una niña que no se apartó del camino tan rápido como le ordenaron y el caso de un menor al que sujetaron “por el cuello” y arrodillaron bajo el sol y con los brazos en alto “simplemente por buscar sus calcetines”.

Las quejas que hacen estas hermanas coinciden con reportes periodísticos, de organizaciones civiles y del propio gobierno sobre el maltrato que habrían sufrido cientos de niños no acompañados en albergues en los últimos años. La demanda cita esta descripción en un reportaje del New York Time al visitar el centro de Flint: “El hedor de la ropa sucia de los niños era tan fuerte que se extendía a la propia ropa de los agentes”.

En un comunicado de la ACLU, Kerlin recuerda así su amarga experiencia: “Simplemente estar encerrado es horrible… Los niños lloraban, se desmayaban. Todo tipo de atrocidades sucedieron allí. Había pequeños niños que estaban llorando porque estaban separados de los adultos. Los oficiales nos dijeron que controláramos a los niños. Los niños mayores simplemente tratamos de consolarlos y hablar con ellos. Lo que yo hacía era trenzarles su cabello".

En un breve comunicado enviado a Univision Noticias, un vocero de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP) señaló que la dependencia “no comenta sobre litigios pendientes”.

La demanda le exige a la istración federal que pague una compensación a las hermanas Sánchez Villalobos aceptando su “negligencia” al ponerlas en el centro de Flint de la Patrulla Fronteriza.

“El gobierno de Estados Unidos debe ser responsable de la práctica de larga data de los agentes de la Patrulla Fronteriza abusando verbalmente a los niños y deteniéndolos en condiciones horribles”, dijo Bernardo Cruz, abogado de ACLU. “Los niños que buscan asilo en este país se encuentran entre los más vulnerables de nuestra sociedad, y tienen derecho a dignidad y respeto”, agregó.

Del 1 de octubre de 2020 al pasado 3 de agosto, más de 130,000 menores no acompañados fueron detenidos en la frontera suroeste, según cifras del CBP. La mayoría provenían del Triángulo Norte de Centroamérica.

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