Iban en una caravana que se desintegró y ahora llegan en grupos de cientos a la frontera a buscar asilo en EEUU
Fraccionados en grupos de 50, 100 o quizás 200 personas, miles de migrantes que integraban la última caravana que salió de Tapachula con destino al norte, llegaron hasta la frontera con Estadios Unidos y ahora intentan cruzar y entregarse a las autoridades para pedir asilo.
“Ya no existe la caravana. Todo se desintegró el fin de semana pasado antes de abandonar el Estado de Chiapas cuando las autoridades mexicanas de inmigración les dieron un permiso de libre tránsito válido por 30 días”, dijo a Univision Noticias Luis García Villagrán, director de la Organización por la Dignificación Humana, organizadora de la caminata.
Según las autoridades mexicanas, la caravana estaba integrada por unos 7,000 migrantes de varias nacionalidades. García Villagrán insiste en que eran más de 14,000, de acuerdo con una base de datos que utilizaron semanas previas para registrar las personas que saldrían rumbo al norte, luego que las autoridades mexicanas demoraran la entrega de visas humanitarias y permisos de trabajo.
“La caravana desapareció”
A la pregunta si una semana después de desintegrada la caravana sigue existiendo y este viernes comenzó a entrar a Estados Unidos tal y como lo habían planeado, García Villagrán respondió que “no es verdad. Son grupos, cientos de personas que siguieron viaje al norte por sus propios medios y cuenta para conseguir asilo en Estados Unidos”.
“En México solo consiguieron una forma migratoria que les permite transitar legalmente por espacio de 30 días. Están utilizando este documento para movilizarse y avanzar hasta donde lleguen porque no les queda otra. Huyeron para salvar sus vidas y eso es lo que hacen, huir de México porque aquí no les dieron lo que buscaban”, agregó el activista.
De acuerdo con datos de la Organización por la Dignificación Humana, la mayoría de los integrantes de la caravana eran inmigrantes originarios de Venezuela, el país sudamericano con el mayor número de refugiados en la última década que huyen a causa de la pobreza, la represión y la violencia.
Presionados por México
La urgencia de avanzar hacia el norte e intentar cruzar la frontera para pedir asilo se debe “a que el permiso que les dio el gobierno de México no sirve para trabajar y solo tienen 30 días para hacerlo”, dice Irineo Mujica, director de Pueblo Sin Fronteras, otro de los grupos organizadores de caravanas de migrantes estacionados en Tapachula, fronterizo con Guatemala.
El activista dijo además que el documento que entregó el Instituto Mexicano de Migración (INM) “es solo un pase a la frontera, dejarlos que se vayan del país y pidan asilo en Estados Unidos”.
En cuanto a la razón de las caravanas, explicó que “la gente se junta en Tapachula, por miles, el Gobierno mexicano demora las respuestas humanitarias, los migrantes de desesperan, se organizan y marchan al norte y a los pocos kilómetros viene el gobierno con una solución. Nosotros nos preguntamos por qué no lo resuelven de la misma manera en Tapachula, para qué esperar a que la gente salga a la carretera y ponga en riesgo sus vidas”.
Mujica dijo además que “al final, el permiso migratorio no es otra cosa que una autorización para que lleguen a la frontera sur de Estados Unidos sin caravanas, expuestos a todo tipo de peligros, que se vayan porque en México no los quieren”.
Quedan solo tres semanas
La mayor urgencia este viernes es que para muchos de los integrantes de la caravana solo les quedan tres semanas de permiso en México.
El INM dijo la semana pasada que, en el acuerdo alcanzado con la caravana, proporcionó a los migrantes “agua y alimentos” y se dio preferencia en la atención “a grupos vulnerables, mientras que a los núcleos familiares se les trasladó a las instalaciones del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Huixtla”.
El documento entregado a los migrantes es similar al que reciben los turistas y que tiene una duración máxima de hasta 180 días (seis meses). “Pero a la mayoría de las personas que los recibieron les dieron 30 días, para que dentro de ese plazo busquen la manera de regularizarse en cualesquiera de las 32 entidades federativas del INM y las 17 de la Comisión Nacional de Ayuda a Refugiados (COMAR)”, explicó la INM.
“Ese tiempo no es nada”, dice Mujica. “Por eso se apresuran a llegar a la frontera para irse de México y ver si les dan asilo en Estados Unidos. Porque si se pasan del tiempo y los arrestan, el gobierno mexicano los arrestará y enviará nuevamente a Tapachula para que comiencen de nuevo”.
Y cuando regresen al sur, nuevamente se organizarán para salir en otra caravana, como una serpiente que a cada rato se muerde la cola.
EEUU advierte: no venga
Mientras los de la última caravana se unen a otros grupos y tratan de ingresar a Estados Unidos en busca de asilo, el gobierno de Biden advierte que “no vengan” y que la frontera sur no está abierta.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) recuerda que están vigentes el Título 42 del Código de Estados Unido (que permite expulsiones aceleradas por la pandemia), el Título 8 de la Ley de Inmigración (que permite deportaciones expeditas) y el Programa Permanecer en México (MPP), que devuelve a ese país a extranjeros a esperar la resolución de sus casos de asilo en tribunales estadounidenses, una espera que puede tardar hasta 6 meses (180 días).
Tanto García Villagrán como Mujica dijeron que la mayoría de los migrantes que iban en la caravana que se desintegró la semana pasada se están entregando a las autoridades de inmigración estadounidenses.
El DHS ha dicho que los agentes, en uso de su discrecionalidad, evalúan caso por caso y aplican los recursos legales disponibles.
El último informe de la Patrulla Fronteriza publicado el jueves revela que, si bien en mayo se registró nuevamente un récord de detenciones en la frontera con 2139,416 arrestos, la mayoría fueron deportados de manera acelerada.
Los menores no acompañados fueron procesados conforme lo dispuesto por el Acuerdo Judicial Flores de 1997, dijo la agencia federal.