La última batalla por los indocumentados encabezada por el fallecido senador John McCain
El 4 de agosto del año pasado, un día después de que Donald Trump anunciara desde la Casa Blanca su respaldo al plan de reforma migratoria de los senadores republicanos David Perdue (Georgia) y Tom Cotton (Arkanzas), un proyecto de ley que colocaba a los 11 millones de indocumentados al borde de la deportación, John McCain inició conversaciones bipartidistas a puertas cerradas para desafiar al presidente y proteger a la comunidad inmigrante.
El senador “rebelde” aseguró, desde su rancho en Arizona, que cuando volviera al Capitolio en el mes de septiembre, iba a tratar de revivir la reforma migratoria que el Senado aprobó el 27 de junio de 2013 y luego su propio partido la dejó estancada en la Cámara de Representantes.
McCain no solo fue franco con la comunidad inmigrante, sino también con Trump. Le recordó a los millones de indocumentados que había una posibilidad de regularizarlos si llevaban tiempo en el país, carecían de antecedentes criminales, pagaban impuestos y tenían familias asentadas en Estados Unidos.
El plan respaldado por Trump, por el contrario, propone –entre otros puntos– construir un muro en la frontera con México, más cárceles para encerrar a indocumentados, aumentar las redadas, acelerar las deportaciones, limitar la reunificación familiar, reducir la inmigración legal un 50% en 10 años, eliminar la lotería de visas y restringir el asilo.
Las conversaciones
La primera llamada de McCain fue al senador demócrata Charles Schumer (Nueva York), para expresar su desaprobación por los planes del presidente y pedirle luchar juntos para revivir la iniciativa de junio de 2013. Así lo comunicó a través de un Facebook Live transmitido por el diario The Arizona Republic.
¿Por qué Schumer? Dos razones claves. Schumer es el líder de la minoría demócrata en el Senado y ambos formaron parte del Grupo (Pandilla) de los Ocho que redactó el proyecto de ley S.744 aprobado el 27 de junio de 2017.
Además de Schumer, el grupo lo integraron los demócratas Bob Menéndez (Nueva Jersey), Richard Durbin (Illinois) y Michael Bennet (Colorado), y los republicanos Marco Rubio (Florida), Jeff Flake (Arizona) y Lindsey Graham (Carolina del Sur).
El plan que intentó revivir McCain incluía una vía de legalización para millones de indocumentados, quienes luego de 10 años como residentes provisionales, podrían acceder a la residencia permanente (green card) y tres años más tarde a la ciudadanía.
La reforma de 2005
Las batallas de McCain por la reforma migratoria no se limitan a 2013. En mayo de 2005, durante el segundo gobierno del también republicano George W. Bush, el senador por Arizona fue uno de los promotores de otro plan que tenía como objetivo sacar de las sombras a millones de indocumentados.
En una ocasión, le dijo a la cadena ABC que no se trataba de una amnistía, sino de “una manera práctica de intentar sacar a 10 u 11 millones de personas que viven en este país en las sombras, que son explotados y maltratados, y que no son elegibles para la protección de nuestras leyes”.
El plan en cuestión, que contaba con el beneplácito de su amigo, el senador demócrata Edward Kenney (Massachusetts), imponía una multa de $2,000 a cada indocumentado como requisito para saldar la deuda por permanencia ilegal en el país. Luego entrarían a un programa de trabajo temporal hasta por un máximo de seis años.
Pero los republicanos ultraconservadores no lo apoyaron y acusaron a ambos legisladores (McCain y al demócrata Kennedy) de proponer una amnistía, algo que para el Partido Republicano es sinónimo de violar la ley de inmigración y no aplicar las sanciones correspondientes por permanencia indocumentada en el país.
Cabe destacar que en 1996 el Congreso aprobó la denominada Ley del Castigo, que sanciona hasta con 10 años la permanencia ilegal si la estadía indocumentada pasa de los 365 días.
McCain también dijo en esa ocasión que la única otra opción para lidiar con los 10 a 11 millones de indocumentados que en 2005 vivían en el país sería “agruparlos a todos y arrojarlos de nuestra frontera. Quisiera ver que alguien realice esa operación”, dijo entonces.
Doce años más tarde sus palabras se convirtieron en una amarga realidad. Ese alguien es nada menos que Trump.
Se marcharon el mismo día
McCain y Kennedy libraron toda una serie de batallas en favor de derechos para los más desprotegidos. “Ellos dos lucharon juntos para que nuestra comunidad tuviera cuidado médico y una reforma migratoria”, aseguró a Univision Noticias Ben Monterroso, director ejecutivo de Mi Familia Vota. “Mucho de lo que ahora tenemos se lo debemos a ambos”, agregó.
Monterroso guarda silencio. Al otro lado del teléfono aclara la voz. Aguarda unos segundos para tomar un poco de aire. “Ha muerto un campeón por los derechos de los inmigrantes”, añade. “Yo trabajé con McCain y con Kennedy, y sabe qué, ambos tienen mucho en común”.
“Lucharon juntos, dejan un gran vacío, demostraron ser políticos íntegros, con principios y valores, y ambos murieron un mismo día, el 25 de agosto, pero con nueve años de diferencia”, indica.
Monterroso dice además que “el senador McCain no solo peleó en la guerra, sino que también libró batallas aquí, en nuestro país, por nuestra comunidad, en las buenas y en las malas. Y lo hizo con integridad. No hay palabras para describir nuestro sentimiento por su partida”.
En Los Ángeles, California, los homenajes ya se rinden con declaraciones a los medios. “Fue un republicano no tan radical como Trump y los demás que lo secundan”, dice Francisco Moreno, director ejecutivo de la Federación de Confederaciones Mexicanas. “Él tenía el aprecio de la comunidad inmigrante porque fue un hombre que siempre se mantuvo en su línea, defendiendo lo que él creía que era justo”, agregó.
"Lo vamos a extrañar", agregó Moreno. "El senador McCain era de los pocos republicanos con los que contábamos en el Congreso. Él pudo haber hecho un cambio, intentó hacerlo el año pasado nuevamente, pero desgraciadamente ahora murió. Nos deja un legado enorme, sobre todo permanecer siempre del lado de la justicia”.
Cuando McCain le declaró la guerra a Trump en agosto del año pasado para defender el plan de reforma migratoria del 27 de junio de 2013, se encontraba en Arizona junto a su familia combatiendo un agresivo tumor cerebral.
El senador Menéndez (demócrata por Nueva Jersey) quien junto a McCain integró el Grupo de los Ocho, escribió en su cuenta de la red social Twitter lo siguiente: “Esta noche perdimos a un héroe estadounidense que puso el patriotismo sobre el partidismo, y cuyo legado en el Senado de EEUU durará generaciones. Desde la reforma migratoria hasta la política exterior, fue un privilegio trabajar con John McCain. Descansa en paz amigo mío. Estados Unidos es un lugar mejor gracias a ti”.