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Huracán Ian

Cómo el devastador huracán Ian convirtió la costa oeste de Florida en una pesadilla

El huracán Ian puso el mundo al revés en la costa oeste de Florida, que amaneció con decenas de embarcaciones regadas por las calles después de la enorme marejada ciclónica que trajo el ciclón, que además dejó sin electricidad un tramo de 115 millas de la costa.
Por: Jorge Pico,
Publicado 30 Sep 2022 – 08:55 AM EDT | Actualizado 30 Sep 2022 – 02:44 PM EDT
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FORT MYERS.- La imagen de la mañana siguiente al paso de huracán Ian por el oeste de la costa de Florida es de pesadilla. Más allá de los miles de millones en daños, la devastación hace temer, como dijo el presidente Joe Biden, una "pérdida substancial de vidas".

Entre las casas seriamente dañadas, las avenidas inundadas y los escombros, la imagen que seguramente más impacta por inverosímil es la de yates y veleros abandonados en tierra firme por la enorme marejada ciclónica que trajo Ian al tocar tierra en la costa oeste de Florida el miércoles por la tarde.

El olor a gasolina y gasóleo flotaba en el aire alrededor del muelle. No muy lejos, la imagen sin sentido de un velero tirado en la rampa de salida de una autopista a 600 pies (200 m) del océano. Varias embarcaciones de gran tamaño terminaron en un terreno baldío junto a Joe's Crab Shack, un popular restaurante frente al mar en el centro de Fort Myers.

Una gran sección de 20 pies (6 m) del muelle terminó de alguna manera en la entrada de un café al otro lado de la calle.

Patrick Neu y su esposa, Mandy, habían dejado en la marina el yate de 43 pies en el que viven la noche anterior a la llegada del huracán Ian. Cuando volvieron el jueves por la mañana, ya no estaba allí. "Esperábamos que siguiera flotando, tal vez un poco dañado. Pero está totalmente destruido", dijo Mandy Neu, junto a la embarcación, cuyo casco fue aplastado por la tormenta.

El jueves, para entrar a Fort Myers por la calle Martin Luther King Jr. había que esquivar hojas de palmeras y postes de la luz caídos al suelo. Si bien los daños en los edificios de oficinas y apartamentos de gran altura fueron escasos, la electricidad y la señal del teléfono móvil no funcionaron en toda la ciudad.

Los automovilistas formaban largas colas con la esperanza de que los surtidores volvieran a funcionar, aunque no había señales de que fuera a pasar cuando entró en vigor el toque de queda de las 18:00 horas.

Ian: una de las tormentas más costosas de la historia de Estados Unidos

La escena era similar a lo largo de un tramo de 115 millas (185 km) de la costa suroccidental de Florida, desde Naples hasta Venice Beach, donde se calcula que el huracán Ian ha causado entre 30,000 y 60,000 millones de dólares en daños y pérdidas económicas, convirtiéndose probablemente en una de las tormentas más costosas de la historia de Estados Unidos.

Algunos tramos de la principal carretera costera al sur de Fort Myers, McGregor Boulevard, seguían siendo intransitables, con agua de dos pies en algunos lugares.

Cuadrillas con motosierras tenían que emplearse a fondo para despejar la carretera de las altas palmeras reales, derribadas cerca de la entrada de las casas de invierno del famoso inventor Thomas Edison, creador de la primera bombilla eléctrica, y su amigo, el pionero del automóvil, Henry Ford, un popular sitio turístico de la zona.

Sanibel y Captiva, islas cercanas a la costa, quedaron inaccesibles tras la destrucción parcial del puente que las une a la península. El pueblo de Fort Myers Beach, de 7,000 habitantes, quedó arrasado por la marejada que destruyó casi todas las casas y negocios.

La recuperación del huracán Ian acaba de empezar

El jueves, los equipos de limpieza empezaban a retirar ramas de árboles y demás restos que dejó el huracán en calles y patios de vecinos.

Los equipos federales de emergencia de la FEMA también comenzaron a llegar a la ciudad con sus grandes remolques. También hicieron aparición camiones de reparación de la compañía eléctrica FPL y otros vehículos que traían grandes generadores y equipos de deshumidificación.

"Va a ser un momento muy duro", dijo Terry Lavy, un abogado local que defiende a las compañías de seguros de las reclamaciones inelegibles y fraudulentas. "Será entretenido durante un tiempo", dijo con sarcasmo mientras permanecía descalzo en pantalones cortos y camiseta fuera de sus oficinas inundadas, con las puertas abiertas para que entrara el aire y se secara la moqueta empapada.

"Pero hay muchos siniestros que no se pueden rechazar en algo así", añadió, señalando que los aparatos de aire acondicionado habían sido arrancados del techo de su oficina.

Más y más embarcaciones destruidas

En los cercanos condominios Pointe Royal, un edificio de 15 plantas con vistas a la bahía, había más embarcaciones apiladas. Un taxi acuático, irónicamente llamado 'Más apropiado', estaba sentado en un ángulo en la entrada del condominio.

"Todos son una pérdida total, excepto tal vez uno", dijo Christopher Obetz, un artista local que estaba de pie y sin camisa junto a una piscina ahora llena de agua marrón. "Es literalmente una pesadilla. Había sies pies de agua en el vestíbulo", dijo antes de describir cómo una pared de 10 pies de marejada ciclónica envolvió el condominio el miércoles por la noche.

"El puerto deportivo se derrumbó, los pilotes salieron del fondo del mar", dijo, señalando el muro marino en pedazos y los restos destrozados de los barcos empujados hacia el patio del condominio. La consola central de una embarcación estaba debajo de un arbusto, totalmente separada del resto de la embarcación, que yacía sumergida en el océano.

En la sexta planta, Brad Geier, camionero jubilado y veterano de la guerra de Vietnam, dijo que podía sentir cómo se balanceaba el edificio al paso del huracán. " Me sentí como si estuviera de vuelta en el Cuerpo de Marines", dijo.

Algunas personas que vivían en los barcos más grandes se acercaron a inspeccionar lo que para algunos era el fin de un sueño. Ron Altman, un policía jubilado de Virginia de 73 años, dijo que él y su esposa planeaban pasar varios meses en su yate a motor de 47 pies, el 'Shaggy Seas'. "Es lo que es, no se puede cambiar", dijo resignado. "A mi edad hay que conformarse", añadió.

La escena devastadora en la costa de Florida

"Ha sido devastador", dijo Camila George, una inmigrante hondureña jubilada. "Ya esos son señales de apocalipsis. Hasta escalofrio me da recordar el momento", agregó.

Su hija, Claudia Rodríguez, que trabaja en el departamento de mantenimiento de uno de los condominios, no podía creer lo que veían sus ojos cuando llegó al trabajo el jueves y vio los barcos arrojados a tierra firme. "Fue tremendo. Se ven como unos juguetitos allí en la calle. La madre naturaleza es impresionante, cómo los empujo el agua, la presión del viento los llevo a las calles", añadió.

El jueves por la tarde ya había salido el Sol y el mar se había retirado de las calles de la ciudad, aunque seguía agitado por una fuerte brisa.

Eso fue poco consuelo para los Neu. "No hay nada que podamos salvar. Estamos sacando lo que podemos antes de que vengan los saqueadores", dijo Patrick Neu, electricista de 57 años. Dudaba que el seguro cubriera el valor total del barco.

Estaba agradecido por tener trabajo en una compañía eléctrica local, pero su mujer temía quedarse sin empleo después de que fuera arrasada la marisquería local donde trabajaba como camarera en la playa de Fort Myers.

La pareja llevaba dos años y medio viviendo en su barco tras mudarse a Florida.

"Esperábamos jubilarnos e irnos en el barco a alguna parte", dijo Patrick Neu. "Ahora no lo haremos. Esto ha quitado años de nuestra vida", añadió.

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