"Somos normales, solo que estamos juntas": Carmen y Lupita, dos siamesas que sueñan con ser veterinarias
La historia de Carmen y Guadalupe Andrade Solís, dos gemelas siamesas nacidas en México que han aprendido a llevar su condición más allá de las limitaciones que el cuerpo que comparten les impone, es toda una lección de vida y superación.
En entrevista para Univision Noticias, estas gemelas de 21 años, aunque aparentan menos edad, muestran una personalidad muy diferente de cada una, y coinciden en que desde pequeñas han intentado llevar una vida lo más normal posible.
“No vemos diferencias [respecto de las demás personas], somos normales, solamente estamos juntas, pero tratamos de imaginar la vida como el resto de la gente”, expresa Carmen, quien, más extrovertida durante la entrevista toma la palabra rápidamente. Su hermana la observa en silencio.
Nacidas en el puerto de Veracruz, México, el 5 de junio del 2000, cuentan que llegaron a Estados Unidos en el 2002 junto a sus padres para intentar una riesgosa cirugía que pudiera separar sus cuerpos, la cual finalmente no fructificó.
Las chicas explicaron a Univision Noticias que la decisión de no separarlas se debió a que ambas comparten costillas, el hígado, el sistema circulatorio, así como los sistemas digestivo y reproductivo, además de que comparten las extremidades inferiores. Separarlas habría puesto en riesgo sus vidas, ya que comparten varios órganos y sistemas de vital importancia.
“Lo más difícil fue aprender a caminar”, considera Lupita sobre su infancia, y recuerda que aunque lo lograron desde los cinco años gracias a la fisioterapia que recibieron, “el mayor reto fue encontrar la coordinación y el balance para hacerlo, pues cada una (de nosotras) posee una pierna”.
Los animales de granja: una pasión compartida
La pequeña ciudad de New Milford, en Connectituc es el lugar donde viven estas siamesas junto a sus padres, que decidieron quedarse en EEUU con otros de la familia que ya estaban estalecidos aquí.
“Es un lugar muy bonito para crecer, aunque el frío es el único problema”, se quejan, aunque reconocen que allí han encontrado un entorno amigable.
“Manejar en auto alrededor del pueblo o ir al cine son nuestros pasatiempos favoritos”. Cada una tiene su película favorita: Carmen menciona Bajo la misma luna, mientras Guadalupe, “ Shrek”
En la tranquilidad del pueblo han logrado hacerse una rutina entre la escuela y sus actividades diarias.
“Vamos a la escuela los lunes y los miércoles, estamos ahí hasta el mediodía, hacemos tarea, tenemos clase por internet y luego nos vamos a dormir”, expresa Carmen, quien de inmediato agrega: “El resto de los días hacemos mandados para mis padres o trabajamos en la granja”.
Lupita, como todos llaman a Guadalupe, cuenta que de pequeñas fueron a una escuela de agricultura que les encantó y afirma que les encantan las vacas, gallos, gallinas y patos.
“Estamos estudiando veterinaria técnica y Lupita estudia también inseminación artificial para vacas”, expresa Carmen con una sonrisa en su rostro.
Ambas señalan que para seguir aprendiendo y hacer lo que les gusta, ayudan a su madrina desde los 15 años en su granja de chivos aplicando vacunas y con las labores diarias.
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“La verdad es que desde los cinco años quisimos trabajar de una u otra manera con animales”, reconoce Carmen, y recuerda que en algún momento de su vida intentaron hacer comedia.“Pero (como) no hace dinero, entonces nos gustan más los animales”, interrumpe Lupita.
La familia: apoyo incondicional
Carmen y Lupita saben que sin el apoyo de sus padres tener la vida que disfrutan les sería imposible.
“ Nos han apoyado desde el principio, ellos no piensan que la manera en que nacimos nos limite en cuanto a lo que podemos hacer, ellos nos han apoyado de todo”, asegura Carmen.
“Nos enseñaron a manejar, a caminar durante la terapia, papá nos llevó a su trabajo y quería que le ayudáramos, mi madre siempre ha estado ahí cuando nos enfermamos, nos apoya con la tarea de la escuela, a cocinar y a manejar la vida”, agrega.
Norma Solís, la madre de estas siamesas, tiene 50 años y nació en México al igual que su padre Víctor Andrade, de quien olvidan la edad durante la entrevista. "Es un misterio" dicen con humor.
Dentro de las cosas que disfrutan están los postres. El favorito de Lupita es el pastel de tres leches -una receta tradicional mexicana-, mientras que Carmen prefiere el flan que hace su mamá.
"Terminar la escuela, empezar la carrera y ‘vivir la vida’”
Pese a que tienen muchos problemas, prefieren enfocarse en el presente y no pensar en lo que pueda venir, pues son conscientes de que su condición y la fragilidad de su salud las vuelve más vulnerables.
“Tenemos tantos problemas que no sé sobre el futuro, queremos continuar con la veterinaria técnica y hacer más estudios para hacer algo más con las vacas”, dice Carmen.
“[Me gustaría] tener las vacas en nuestro patio, aunque eso no sea posible porque está muy chiquito”, secunda Lupita con un dejo de resignación en su voz.
Por su vocación por la ciencia, ambas señalan que la pandemia cambió a la gente por razones que le son dificil de entender.
“ El mundo de ahora con la pandemia se ha vuelto complicado, es raro porque tenemos tanta información, pero la gente la convierte y la usa para mentir o espantar a otra gente, lo cual es raro para mi. Tenemos un mundo con mucha información y no quieren aceptarla”, reflexiona Carmen.
Por su parte, Lupita señala que “ la gente es muy egoísta, no le importa el otro, no se ponen la vacuna ni mascarilla, [no entienden que también] es la vida de los demás y no solo la tuya o la de tu familia. Yo pensé que ya habíamos pasado esto hace muchos años”, expresa un tanto resignada.
Novedades, grandes y pequeñas
Pese a esto, ambas saben que hay cosas que valen la pena en el mundo, las cuales dan sentido a sus vidas.
“Cada día es diferente y no puedes ver el futuro, cada día aprendes algo nuevo, sea pequeño o grande, y eso te puede cambiar la vida completamente. Eso me gusta”, afirma Carmen, mientras su hermana piensa la respuesta que dará inmediatamente: “¿Qué me gusta? Me gusta mi perro”, suelta Lupita.
Sobre las clásicas peleas de hermanos y el tiempo que comparten, Carmen explica que “la verdad es que no peleamos desde que teníamos 7 o 10 años, casi no tenemos muchas palabras entre nosotros durante el día”. “Porque hacemos la mismas cosas”, interviene Lupita con cierto tono ácido.
Lupita y Carmen aceptan y valoran la personalidad de cada una, y muestran la iración que sienten la una a la otra.
“ Ella no habla mucho pero sabe muchas cosas, pone atención a cada detalle, iro a Lupe porque podría decir muchas cosas pero no las dice”, afirmaCarmen.
“ Ella es muy sociable y yo no puedo ser eso”, remata Lupita.
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