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Dolores Huerta, la activista que empoderó a una generación

Aunque su apariencia dócil engañe, esta mujer ha sido feroz al defender los derechos civiles durante toda su vida. Fue ella quien inventó el grito de guerra ¡Sí se puede! que luego copió Barack Obama en su campaña.
28 Abr 2017 – 07:26 PM EDT
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A Dolores Huerta la justicia social le corre por las venas. Su padre, Juan Fernández, campesino y minero, fue un activista sindical y asambleísta de Nuevo México, y su madre, Alicia, le inculcó el don de la solidaridad. Asegura que por ella se convirtió en defensora de los derechos civiles. “De ella aprendí la idea de ayudar al prójimo y a las personas con necesidades sin esperar ninguna gratificación”, contó en una entrevista.

Al divorciarse de su padre, Alicia crió a sus tres hijas en la comunidad campesina del valle central de San Joaquín en Stockton, California, donde vivían muchos inmigrantes. A punta de esfuerzo, logró comprar un restaurante y un hotel de 70 cuartos que, con frecuencia, alojaba de forma gratuita a muchas familias campesinas.

Bajo la motivación permanente de su mamá, la niña Dolores tocó violín, asistió a clases de danza, fue Girl Scout y tuvo un impecable récord académico. Pero nada de esto impidió que sufriera del racismo del que eran víctimas muchos mexicanos en Estados Unidos.

Estudió Educación en la University of Pacific’s Delta Community College. Durante un tiempo, fue maestra de escuela primaria, pero decidió renunciar porque “no podía ver a los niños entrar al salón hambrientos y necesitando zapatos. Yo pensé que podría hacer más en organizando a los campesinos, que intentando enseñar a sus niños hambrientos”.

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Ya casada con su primer esposo Ralph Head y madre de dos niñas (tiempo después tendría nueve hijos más), Celeste y Lori, lideró la Community Services Organization (CSO), fundó la Agricultural Workers Association y trabajó por mejorar las condiciones de vida de su comunidad.

En 1955, conoció a quien se convertiría en su gran aliado, César E. Chávez, para entonces director ejecutivo del CSO. Juntos, intentaron organizar a los campesinos y como no pudieron lograrlo dentro de la CSO, renunciaron en 1962 y fundaron la National Farm Workers Association, precursora de United Farm Workers, el sindicato agrícola más poderoso del país.

Aunque solían tener acalorados debates, hicieron un gran equipo: él, como líder dinámico y vocero, y ella, como organizadora y gran negociante. “Dama dragón”, la llamaban sus adversarios que, tarde o temprano, terminaban cediendo ante sus exigencias.

Poco a poco, bajo la conducción de ambos líderes, los campesinos se hicieron escuchar mediante numerosos boicots como el de la uva y la lechuga. Una de las mayores victorias fue asegurar en California el Aid For Dependent Families y el seguro por discapacidad para los campesinos. También la Agricultural Labor Relations Act de 1975, ley pionera en Estados Unidos que otorgó a los campesinos el derecho a organizarse y exigir mejores condiciones de trabajo.

Ese mismo año, Dolores promovió una ley que concedió amnistía a los campesinos que habían vivido, trabajado y pagado impuestos en Estados Unidos, pero que no podían obtener la ciudadanía. Esa fue la semilla del Inmigration Act de 1985 que concedió amnistía a 1.400.000 trabajadores agrícolas.

Con semejante voluntad transformadora, no extraña entonces que fuera ella quien inventó el lema: ¡Sí se puede!, que luego copió Barack Obama en su campaña. Cuando este le pidió disculpas por haberle “robado” el eslogan, Huerta respondió: “Yes, you did”. En 2011, Obama le otorgó el máximo galardón civil de la nación, la Medal of Freedom.

Desde Robert Kennedy hasta otros políticos como los Clinton y el congresista Ron Dellums han contado con el apoyo de Dolores en procesos electorales.

El estar en el centro de acalorados debates nacionales, ha tenido, en ocasiones, un costo alto para ella. Ha sido arrestada en más de veinte ocasiones por participar en movilizaciones a favor de los derechos de los trabajadores y en 1988 casi perdió la vida en una manifestación cuando fue agredida severamente un policía durante una protesta contra el para entonces candidato, George Bush.

El reposo la llevó a alejarse de los sindicatos durante un tiempo para enfocarse en otra de sus pasiones, abogar por los derechos de la mujer.

Y es que, su talante independiente y feroz, sirvió de inspiración para muchas líderes del movimiento feminista. “Creo que hay que cambiar la forma en que se educa a las mujeres, de que no podemos ensuciarnos el vestido o no podemos pelear porque eso no es de señoritas. Eso hace que podamos ser dominadas y manipuladas en un nivel psicológico y político. No nos educan para ser fuertes. Y por eso se ve como algo inusual que las mujeres salgan y hagan lo mismo que los hombres”, dice en un clip publicado dentro de una web que promueve videos inspiracionales para mujeres.

Hoy, con 87 años de edad, sigue trabajando en la Dolores Huerta Foundation, que promueve la equidad y los derechos civiles. Ha sido gran defensora de la comunidad LGBT, de las reformas a favor de los inmigrantes, y del Affordable Care Act. Ahora que este último está en riesgo, insta a los latinos a movilizarse: “Lo urgente es que nos involucremos porque si no lo hacemos entre todos, lo vamos a perder. Tener un programa de salud para nuestras familias es un derecho humano”, cuenta en el documental “¡Salud! Yes, please”, que se transmitirá este domingo 30 de abril a las 5:00pm ET/PT (4 p.m. CT) por Univision.

En otoño de este año también se estrenará un documental sobre la vida de Dolores Huerta, dirigido por Peter Bratt y Carlos Santana.

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