¿Cuál es la vigencia de Shakespeare y Cervantes en los salones de clase de EEUU?

Hay autores que son “referencias obligatorias” en el estudio de la literatura universal. William Shakespeare y Miguel de Cervantes probablemente encabezan ese grupo. No en vano son los dos máximos representantes de sus lenguas: inglés y español, respectivamente.
Pero hoy, 400 años después de muertos, en la era de la inmediatez y las nuevas tecnologías, vale preguntarse si sus trabajos tienen la misma vigencia que en décadas pasadas.
En un sábado de abril, niños y jóvenes pasaron la mañana jugando a darle voz a Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea.
El Centro Cultural Español de Miami celebraba a Miguel de Cervantes en el marco del cuarto centenario de su muerte y la de Shakespeare, y niños y jóvenes de las escuelas públicas del condado de Miami Dade lo declamaron, cantaron y bailaron inspirados en su pieza clave, “Don Quijote de la Mancha”.
Era una fiesta, de voces y disfraces. Hasta Rocinante, el caballo de Don Quijote, estaba.
Al menos en esta actividad, Cervantes se sentía presente y relevante por sus personajes pero también por haber producido una obra a la que se acercan tanto hispanohablantes como aquellos que aprenden el idioma.
En Estados Unidos y aún en ciudades como Miami donde el español domina la cotidianidad de tantos, leer a Cervantes puede ser otro modo de aprender el idioma de la familia.
Al fin y al cabo, los estudiantes viven en un país en el que el inglés prima y para muchos de ellos, “sus emociones, su descubrimiento del amor y de otras asignaturas ocurre en inglés”, dice Sonia María Contreras, maestra de español en Miami Beach Senior High.
“Entonces a veces para ellos el español es como una lengua artificial. Y por eso es muy hermoso mi trabajo porque es hacerlos redescubrir que de cierta manera el español sigue siendo su primera lengua”, explica Contreras sobre el papel que tienen autores emblemáticos en la enseñanza de un idioma.
Para Contreras, el Quijote es una obra tan rica que le permite enseñarles a sus alumnos sobre los géneros de la novela, el teatro y el cuento. “Además para ellos es una maravilla ver que esos personajes paradigmáticos de la literatura mundial pertenecen a la cultura hispana”.
Cervantes y Shakespeare son banderas de sus respectivos idiomas aunque sus obras han tenido incontables traducciones. Por eso ambos autores se leen en las escuelas y las universidades de Estados Unidos pero bajo distintos prismas.
Más allá del currículo
Algunos quizás intuyen que Shakespeare y Cervantes son lecturas que no faltan en los salones pero ese no es necesariamente el caso.
Cervantes, por ejemplo, se revisa en clases de español y literatura -o se incluye en las listas de autores requeridos del programa avanzado en español- así como en escuelas de lenguaje dual en los que la instrucción se hace en dos idiomas.
Ese es el caso del centro de educación dual Lorah Park Elementary School en Miami, que sirve mayormente a estudiantes afroamericanos y donde todos los años buscan enseñar a Cervantes, a través de Quijote, a alumnos de diferentes grados.
Este año, niños afroamericanos de segundo y tercer grado aprenden español por medio del Quijote. Son los niños que en ese sábado de abril en el Centro Cultural Español, interpretaron al Quijote a través de música.
“Ellos se exponen a una literatura bien sencilla porque es segunda lengua para ellos. Pero ellos saben quién es Cervantes, quién es Don Quijote, que peleó contra los molinos y que tuvo una novia. Creo que saben más que muchos niños hispanos”, explica Carmen Ramos, la maestra principal del programa de español de Lorah Park.
Shakespeare, de otra parte, es requerido en las escuelas secundarias siguiendo los estándares académicos del Common Core en artes del lenguaje al igual que en cursos de nivel avanzado del College Board. Sin embargo, la mayoría de las mejores universidades no requieren que sus estudiantes en concentraciones de inglés tomen un curso enfocado en los trabajos de Shakespeare, según un estudio del American Council of Trustees and Alumni.
Hay quienes cuestionan la vigencia del dramaturgo inglés desde las escuelas secundarias. Una de esas personas es Dana Dusbiber, maestra del Luther Burbank High School, una de las escuelas más grandes en Sacramento, California.
Dusbiber aseguró en una columna de opinión que no enseña a Shakespeare porque no le gusta su obra, pero también porque cree que “hay literatura de otras culturas que habla sobre la condición humana igual o mejor de lo que lo hace Shakespeare”.
No es extraño que algunos alumnos sientan pereza e incluso temor de estudiar la obra de Shakespeare o Cervantes. Sus obras fueron escritas hace cerca de 450 años, por lo que para algunos podría resultar desafiante leer historias que tienen un tono que quizás les parece anticuado.
En el caso de Dusbiber, la maestra agregó que ella dicta clases a alumnos que provienen en su mayoría de minorías por lo que cree importante “no repetir la presentación eurocentrista del mundo literario”.
Como ella intuía, la columna de Dusbiber ofendió a muchos por su defensa férrea de dejar fuera del currículo a Shakespeare.
Matthew Truesdale, maestro de inglés en el Wren High School en Piedmont, Carolina del Sur, fue uno de los ofendidos.
“Ignorar a Shakespeare porque la vida hace 450 años no tiene relación con la actual es ignorar todos los textos religiosos, las piezas de mitología antigua y, en ese sentido, todas las piezas escritas en cualquier tiempo distinto a ‘’”, argumentó Truesdale en una columna titulada “Por qué es ridículo no enseñar a Shakespeare en la escuela”.
La situación en las universidades
Pero el asunto no se limita a las escuelas, en las universidades también ha sido discutida la presencia de estos autores en los currículos, en especial de Shakespeare.
“En la mayoría de programas de pregrado en inglés fue requisito estudiar a Shakespeare para entender los orígenes del idioma y su literatura. Pero hoy –en las instituciones de élite que fueron examinadas– ya no es necesario”, concluyeron los autores de un estudio del American Council of Trustees and Alumni realizado el año pasado.
El estudio The Unkindest Cut: Shakespeare in Exile 2015 analizó 52 instituciones. De ellas solo cuatro mantienen ese requisito: la Universidad de Harvard, la Universidad de California en Berkeley, la U.S. Naval Academy y el Wellesley College.
Pero hay quienes creen que estudiar la obra de los autores de Romeo y Julieta y Don Quijote de la Mancha tiene una importancia trascendental.
“Aunque hayan escrito hace siglos, Cervantes y Shakespeare hablan de lo que significa el ser humano y eso va a tener vigencia siempre. El odio es el odio, la guerra es la guerra. Eso se ha enseñado siempre y se seguirá enseñando”, menciona la profesora de composición y escritura de Florida International University (FIU) Yasbel Acuña-Borrero.
Solo el tiempo dirá si la huella de ambos autores trascenderá estos tiempos en el que el propio ejercicio de la lectura, la escritura y la docencia se reformulan según las claves de los avances tecnológicos, la mensajería y las redes sociales.
“Yo quisiera que permanecieran en la educación para siempre, y creo que lo harán, pero la tecnología está afectando el idioma”, advierte Acuña-Borrero.
“Las posibilidades de recrearse en una escena hoy son menores porque todo es tan rápido, tan directo e inmediato. Estas obras se recrean en el lenguaje y con los cambios en la tecnología hay que hacer un esfuerzo aún mayor para que los estudiantes aprecien y se deleiten con el lenguaje”.
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