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Estados Unidos
    Derrumbe de edificio en Surfside (Miami)

    El residente de la torre Champlain que sobrevivió gracias a la insistencia de su novia

    Erick De Moura, brasileño de 40 años, habló con Univision Noticias desde un hotel en Miami donde recordó la terrible sensación de ver, la mañana del jueves pasado, los restos del edificio donde vivió los últimos tres años y de pensar en los vecinos que quedaron atrapados. Dice que su novia Fernanda Figueiredo sigue preocupada por él. Sigue aquí nuestro minuto a minuto.
    28 Jun 2021 – 02:42 PM EDT
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    La pesadilla está por cumplir cinco días. Erick De Moura no ha podido desahogar sus sentimientos tras observar, al alba del jueves pasado, los escombros en que quedó el edificio de las Champlain Towers donde vivió los últimos tres años. El brasileño pudo salvarse de ser una las víctimas del derrumbe del edificio gracias a que Fernanda Figueiredo, su novia, le pidió que se quedara con ella esa noche.

    Al teléfono desde un hotel de Miami, De Moura dice a Univision Noticias que él sí cree en Dios y califica lo que le sucedió "como un milagro". Sin embargo, enseguida, sin pausa, dice que lamenta muchísimo la pérdida de sus vecinos en la funesta caída del edificio de la Collins Avenue de Surfside, Florida, la madrugada del jueves 24 de junio pasado, que ha dejado, hasta ahora, 10 muertos y 151 desaparecidos.

    Reunión entre amigos

    Uno de los partidos más esperados de la Copa América tuvo lugar el miércoles pasado. Las selecciones de Brasil y Colombia se enfrentarían en un duelo que se presentaba como uno de los más atractivos de la competición.

    Erick De Moura, de 40 años y quien tiene una empresa de ventas, pensó que reunir a un grupo de paisanos con otros colombianos sería un excelente plan para disfrutar del encuentro. Su novia ofreció su casa para llevar a cabo la reunión.

    Al mediodía del miércoles, De Moura enfiló al supermercado donde encuentra todos los ingredientes para preparar la famosa feijoada brasileña. Con todo lo necesario para preparar el platillo, volvió a su departamento. Ahí, durante toda la tarde, estuvo cocinando para, alrededor de las 18:00 horas, enfundarse en el jersey de la selección brasileña y salir rumbo a casa de Figueiredo, de 47 años. Al lugar llegaron sus amigos y dos de los tres hijos de su novia.


    El partido transcurrió hasta concluir con un 2 a 1 a favor de los amazónicos. De Moura celebró la victoria de su equipo. Luego salió con sus invitados al jardín de la casa a jugar un rato. En un momento, De Moura tuvo que meterse en un canal contiguo para rescatar el balón que pateaban, por lo que se mojo los shorts que llevaba.

    Más tarde, al ser entre semana, los invitados comenzaron a retirarse del lugar. “Yo también dije que tenía que retirarme porque tenía una cita con mi entrenador personal al otro día”, recuerda De Moura.

    Al final de la reunión solo quedaron su novia y uno de sus hijos. Fue en ese momento, con únicamente el más pequeño en cama, cuando Figueiredo le pidió a De Moura que se quedara a pasar la noche a su lado. “Siempre he respetado su casa y a sus hijos, cuando ellos están, nunca me quedo”, asegura.

    Tras la insistencia de ella, De Moura accedió a quedarse.

    La pareja bebió una última cerveza en la cocina antes de irse a dormir casi al mismo tiempo que el edificio colapso, se daría cuenta después.

    Amargo despertar

    Fue a las 05:30 am cuando el brasileño se levantó al baño y volvió a la cocina para buscar su teléfono.

    En ese momento se dio cuenta que tenía varias llamadas perdidas y mensajes sin leer de la portera de la conserje del edificio de nombre Rochelle, quien, al enterarse del siniestro comenzó a ar a los residentes.

    “Por Dios, estás vivo”, recuerda De Moura que le dijo la mujer cuando le devolvió la llamada.

    “¿A qué te refieres?”, preguntó él.

    “El edificio se vino abajo”, respondió Rochelle.

    De Moura no pudo creer lo que escuchó. Enseguida volvió a la recámara donde despertó a Figueiredo para compartirle las terribles noticias que acababa de recibir. Al encender la televisión solo pudo comprobar que había entrado en una pesadilla.

    Erick De Moura se vistió tan rápido como pudo y subió a su auto para volver, tan rápido como le fue posible, a su hogar.

    Al llegar a donde vivó los últimos tres años, no pudo creer lo que sus ojos veían: decenas de trabajadores de emergencia rodeaban una pila de escombros y polvo. El hombre pensó en sus vecinos; después, en que todo lo había perdido.

    Nunca lo imaginó

    A pregunta expresa de si en algún momento, entre los tres años que rentó la vivienda de las Champlain Towers, escuchó o supo de desperfectos en el edificio, De Moura dice que no tiene elementos para decir que tuviera problemas estructurales.

    “Cuando miras una grieta piensas, bueno estamos en Estados Unidos, hay una oficina haciendo una inspección, una certificación. No piensas que el edificio se va a caer así. Pero el edificio definitivamente tenía grietas y problemas de estabilización”, asegura.

    De Moura dice que seguramente alguien no hizo su trabajo en ese edificio y por eso se vino abajo.

    Desde un hotel de Miami asegura que Fernanda Figueiredo se encuentra preocupada porque él porque no ha podido desahogar sus sentimientos. “No he podido llorar, siento que estoy en una pesadilla”, comenta.

    Dice que no sabe aún qué será de su vida de ahora en adelante, que posiblemente será un reinicio. “Después de que este dolor se vaya tendré que pensar cuál es mi misión en la vida”, concluye.

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