El Congreso —y Kamala Harris— certifican, sin drama, protestas ni turbas, el triunfo de Trump en las elecciones de noviembre
El Congreso de Estados Unidos se reunió el lunes para certificar el resultado del voto de los colegios electorales, un paso más en el proceso que llevará a Donald Trump por segunda vez a la Casa Blanca.
Trump será el segundo presidente, después del demócrata Grover Cleveland, en ser elegido para servir en términos no consecutivos.
El proceso, liderado por la vicepresidenta Kamala Harris —también contendiente para la presidencia—, ocurrió con normalidad, a diferencia de la certificación en 2021, que fue interrumpida por objeciones sin fundamento de parlamentarios republicanos y por el asalto violento al Capitolio de una turba de partidarios de Trump.
Limitación a las objeciones
La certificación de este lunes es la primera en ocurrir bajo las normas de la nueva Ley de Reforma del Recuento Electoral (ECRA) aprobada por el Congreso después del caos del 6 de enero de 2021.
ECRA hace más difícil la presentación de las objeciones a los resultados electorales, que ya han sido certificados por cada estado individualmente, al requerir que las mismas sean válidas solo si están firmadas por una quinta parte de cada cámara del Congreso y limita significativamente las razones por las que un legislador puede objetar los resultados.
El representante demócrata por Maryland Jamie Raskin, que formó parte del comité de investigación del 6 de enero, dijo a NPR que está orgulloso de que los demócratas hayan aceptado los resultados de las elecciones de 2024, incluso si certificar a Trump como vencedor después de todas sus mentiras electorales ha creado "una situación muy frustrante".
La ECRA también aclaró que para que una objeción sea sostenida, se requiere una mayoría de votos tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
El papel de la vicepresidenta Harris
Al igual que el entonces vicepresidente Al Gore en 2001, Harris tuvo la tarea de presidir las formalidades de certificación de su derrota en las elecciones presidenciales, pero a diferencia de 2021, en esta oportunidad no hubo una turba violenta exigiendo que actuara de una manera determinada, como la que enfrentó Mike Pence en 2021.
En esa ocasión, Trump y sus partidarios asumieron erróneamente que el vicepresidente tenía el poder de rechazar el conteo de los votos de los colegios electorales, lo que llevó a la turba a exigir que Pence no certificara el triunfo de Biden, llamando incluso a su ejecución.
ECRA aclara ese punto al establecer que el vicepresidente " se limitará a realizar únicamente deberes ministeriales" y "no tiene poder para determinar, aceptar, rechazar o de otro modo adjudicar o resolver disputas sobre el certificado adecuado de verificación del nombramiento de electores, la validez de los electores o los votos de los electores".