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Estados Unidos
    Estafa y Fraude

    La compra de una isla, un campo petrolero en Texas y autos Lamborghini... así terminó dinero de las ayudas de la pandemia

    El Departamento de Justicia creó fuerzas especiales para cazar a los ladrones de fondos que se supone fuesen ayuda para sobrellevar la pandemia del covid-19.
    Publicado 12 Nov 2023 – 01:08 PM EST | Actualizado 12 Nov 2023 – 06:52 PM EST
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    Un manantial de agua dulce burbujea entre manglares, palmeras y árboles en Sweetheart Island, un paradisíaca isla deshabitada cerca de la costa de Yankeetown, Florida, una pequeña ciudad en la costa del Golfo de México.

    Quizás los chapuzones de los pelícanos en las frías aguas de la Bahía Withlacoochee y las deslumbrantes puestas de sol hayan hecho que el empresario Patrick Parker Walsh considerara el islote como su refugio ideal, pero en su lugar Walsh está cumpliendo cinco años y medio de prisión federal por robar casi $8 millones en fondos federales de ayuda para sobrellevar la pandemia del covid-19 que utilizó en parte para comprar Sweetheart Island.

    Es solo uno de los cientos de estafadores que se llenaron las manos con los fondos de ayuda de esa crisis inédita. El intento de Walsh de salvar sus negocios de publicidad aérea comenzó de manera legítima, pero rápidamente se convirtió en un fraude de proporciones considerables.

    Operaba una pequeña flota de dirigibles que mostraban logotipos corporativos sobre lugares llenos de gente. En junio de 2017, uno de sus dirigibles se estrelló y se quemó frenta a las cámaras de una transmisión de televisión en vivo durante el torneo de golf masculino del Abierto de Estados Unidos, uno de los eventos deportivos más importantes del mundo.

    "Estaba jugando, miré hacia arriba y lo vi en llamas, y me sentí mal del estómago", dijo el golfista profesional Jamie Lovemark, según un informe de The Associated Press. El piloto, el único pasajero, resultó gravemente herido pero sobrevivió, según una investigación de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte.

    A raíz del accidente, los clientes de Walsh comenzaron a desaparecer, escribieron sus abogados en documentos judiciales. Para mantenerse a flote, obtuvo préstamos con altos intereses que también le permitieron expandir sus negocios. En 2019, sus empresas tuvieron ventas por $16 millones y se habían expandido a los mercados de América Latina y Asia.

    Entonces llegó la pandemia. "El covid-19 no frenó el negocio, sino que lo mató", escribieron los abogados de Walsh.

    Decenas de pedidos fraudulentos

    Walsh entró en pánico. Entre marzo de 2020 y enero de 2021 presentó más de 30 solicitudes fraudulentas de ayuda de emergencia pandémica y recibió $7.8 millones de dólares, según el Departamento de Justicia. Incluso si Walsh hubiera seguido las reglas, sus empresas solo habrían calificado para un “pequeño subconjunto” de esos préstamos, alegaron los fiscales federales.

    "Sus crímenes son atroces y producto de la codicia", escribieron los fiscales en documentos judiciales. Citaron la compra de Sweetheart Island, “bienes de lujo” no revelados, yacimientos petrolíferos en Texas y el pago inicial de una casa en el elegante barrio Jackson Hole, en Wyoming.

    Los abogados de Walsh trataron de justificar los crímenes de su cliente argumentando en un expediente judicial que su motivación no fue la avaricia, sino la desesperación. Walsh estaba bajo una enorme presión para rescatar sus negocios y mantener a su numerosa familia, escribieron. Tiene 11 hijos.

    El juez federal de distrito Allen C. Winsor no aceptó el argumento. Este "no fue un solo momento de debilidad”, dijo Winsor al sentenciar a Walsh en enero a más de cinco años tras las rejas. Como parte de su acuerdo de culpabilidad, Walsh supuestamente devolverá los $7.8 millones que robó y venderá Sweetheart Island, que fue una de las primeras compras que hizo con el dinero federal robado, según los registros judiciales.

    Los fiscales dijeron que Walsh utilizó $90,000 de esos fondos para ayudar a financiar la compra de la isla por $116,000. Los registros de propiedad de Florida muestran que la isla fue vendida por $200,000 a finales de junio.

    El robo de más de $280,000 millones en ayuda federal

    Si bien la isla privada de Walsh se encuentra entre las compras más inusuales realizadas por estafadores pandémicos, su crimen no fue único. Es apenas uno de los miles de ladrones en el mayor fraude en la historia de Estados Unidos. Potencialmente saquearon más de $280,000 millones en ayuda federal para la pandemia del covid-19. Otros $123,000 millones se desperdiciaron o fueron malgastados.

    La pérdida representa cerca del 10% de los $4.3 billones (trillions en inglés) que el gobierno estadounidense desembolsó para mitigar la devastación económica provocada por la pandemia, según un análisis de The Associated Press.

    Una investigación realizada por AP a cientos de casos de fraude ayuda a revelar cómo ladrones y estafadores gastaron a manos llenas en casas, relojes de lujo y joyas con diamantes, Lamborghinis y otros autos caros. La ayuda robada también pagó largas noches en clubes, juergas en Las Vegas y vacaciones.

    Sus crímenes fueron relativamente simples: el objetivo del gobierno era hacer llegar dinero a personas y empresas en dificultades con mínimas molestias, particularmente durante las primeras etapas de la crisis del covid-19. Como ha demostrado el caso de Walsh y otros miles, robar el dinero solo requirió mentir en una solicitud.

    Los ladrones procedían de todos los ámbitos de la vida y de todos los rincones del mundo. Un rapero de Tennessee que se jactaba de la facilidad para robar más de $700,000 del seguro de desempleo en YouTube. Un ex propietario de una pizzería y presentador de un programa de radio sobre criptomonedas que compró una granja de alpacas en Vermont con dinero de ayuda robado. Y un exfuncionario del gobierno nigeriano que obtuvo alrededor de $500,000 en beneficios de ayuda por el covid-19 vestía un reloj de $10,000 y una cadena de oro de $35,000 cuando fue arrestado.

    Casi 3,200 personas han sido acusadas de fraude a la ayuda por el covid-19, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

    Los investigadores posiblemente no den con todos los ladrones de ayuda del covid-19. La magnitud del fraude es demasiado grande. Los casos dependen de evidencia digital que es perecedera y el rastro financiero puede desaparecer con el tiempo, dijo Bob Westbrooks, ex director ejecutivo del Comité Federal de Responsabilidad de Respuesta a la Pandemia.

    “La incómoda verdad es que el sistema de justicia penal federal simplemente no está equipado para abordar plenamente el volumen sin precedentes de casos de fraude de ayuda pandémica, grandes y pequeños, que involucran a miles y miles de actores nacionales y extranjeros”, dijo Westbrooks.

    Pero los funcionarios del Departamento de Justicia no se han dejado intimidar y crearon fuerzas especiales para cazar a los ladrones de esta ayuda. “Seguiremos con el esfuerzo todo el tiempo que sea necesario”, dijo en agosto la fiscal general adjunta de Estados Unidos, Lisa Monaco.

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