Una Corte Suprema al gusto republicano: cómo hizo Mitch McConnell para 'adueñarse' de las nominaciones

Cada vez que un puesto en la Corte Suprema queda vacante, el encargado de nominar al reemplazante es el presidente. Pero en 2016 algo cambió; una regla impuesta que inhibió esa potestad presidencial y que de la mano de por el líder de la republicano del Senado, Mitch McConnell.
En 2016, el último año de la presidencia del demócrata Barack Obama, el senador por Kentucky McConnell bloqueó el proceso de nominación de Merrick Garland para el puesto en el Máximo Tribunal que quedó vacante tras la súbita muerte del magistrado Antonin Scalia, considerado el conservador más sólido de la corte.
Así, con un movimiento sin precedentes en la democracia estadounidense, logró 'reservar' el puesto vacío para que un siguiente gobierno, que en este caso fue del mismo signo político que él, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Tras retener el puesto por nueve meses, el Senado de mayoría republicana se disponía a votar al juez conservador para ocupar el lugar, momento en que los demócratas estallaron con una esperable pataleta que McConnell aniquiló invocando la llamada 'opción nuclear', algo que marcó un precedente irreversible para la nominación de un magistrado.
Ahora, tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg y a menos de dos meses de las elecciones presidenciales, McConnell redibuja las mismas reglas que él inventó. Este es un repaso sobre cómo Mitch McConnell, con el aliento de sus partidarios en el Congreso y posterior Casa Blanca de Trump, se convirtió en el artífice, en el 'diseñador', de una Corte Suprema a la medida republicana.