Un viaje por el país de Trump: el profesor chicano que hizo campaña en Michigan por el magnate

EAST LANSING, MIchigan. Joseph Guzmán fue al último mitin de campaña de Donald Trump, en Grand Rapids, Michigan. Al ver la multitud esperando al republicano pasada la medianoche de un día laboral confirmó lo que creía: la elección del día siguiente la tenían en el bolsillo.
"El último mitin se anunció con menos de 20 horas de antelación y según los estimados había entre 12,000 y 18,000 personas dentro del auditorio y muchos miles más se quedaron en la calle", recuerda este profesor de universidad de padres mexicanos que trabajó como codirector de la campaña de Trump en Michigan.
Guzmán, de 56 años, había conocido a Trump en agosto durante un mitin en Dimondale. Durante la primaria había apoyado a Jeb Bush pero le sedujo de Trump su mensaje contra los intereses establecidos. Aquel día el equipo del hoy presidente electo le invitó a ser parte de la campaña y desde entonces Guzmán se dedicó a organizar eventos de campaña en el estado que Trump acabó conquistando por solo 13,000 votos.
Las encuestas se equivocaron sobre el resultado. Habían dado clara ventaja a la demócrata Hillary Clinton en este estado, al que solo vino en seis ocasiones, mientras que Trump lo hizo en 13 ocasiones. Michigan fue una de las grandes sorpresas de la noche electoral. Los republicanos no ganaban desde 1988 en este estado industrial del Rust Belt (Cinturón del Óxido).
Aunque hoy celebra la victoria, Guzmán fue protagonista de un incómodo incidente durante la campaña.
Un grupo de estudiantes no identificados había repartido por el campus al comienzo del semestre volantes en los que se veía una foto de Trump dando un mitin y a Guzmán al fondo, con su cara rodeada por un círculo rojo. En el volante acusatorio se leía "Conoce a tu profesor".
Guzmán no quiere hablar sobre el rechazo sufrido por su apoyo a Trump. Se limita a parafrasear a Thomas Jefferson: "Como dijo sabiamente nunca dejes que una diferencia de opiniones políticas acabe con una amistad".
La universidad no investigó los hechos porque el volante no incluía amenazas y calificó el volante como muestra de la libertad de prensa, según le dijo a Univision Noticias el portavoz Jason Cody.
El académico prefiere hablar de cómo la campaña republicana fue capaz de tomarle el pulso al sentimiento de la población en esa zona del país.
"La gente sigue sorprendida pero yo tenía claro que ganaríamos. Los mítines tenían mucha energía", dice Guzmán en su despacho de la Michigan State University, en East Lansing. "Lo que veíamos eran nuestra propia encuesta y no las de fuera".
La pequeña ciudad en la que trabaja Guzmán gira en torno al enorme campus universitario, poblado por miles de estudiantes. Cientos protestaron contra Trump tras su victoria.
Atmósfera hostil
El profesor cree que el miedo a Trump por parte de millones de estadounidenses no tiene fundamentos. "Hay una histeria en los medios de comunicación sobre las deportaciones pero la actual aministración ha deportado a más personas que todos los presidentes del siglo XX juntos", responde. "Él ha dicho claramente que se enfocará en el elemento criminal y en el control de la frontera y que luego trataremos lo demás".
Cuando salimos del despacho Guzmán se cruza con un par de alumnos latinos, Samuel Saldívar y Christian Ramírez, con los que se abraza efusivamente y luego se despide.
Los dos jóvenes dicen que tienen muy buena relación con Guzmán desde hace años cuando era el director del programa de estudios chicanos, en el que ambos estudian. Explican que Guzmán fue clave para la permanencia del programa de ambos cuando la istración de la universidad quiso suprimirlo.
"Esta universidad no valora esos estudios. Lo vimos luchando cada día junto a los estudiantes. Nos sorprendió que apoyara a Trump pero esa es su opción como ciudadano", dice Saldívar.
Ambos jóvenes dicen que están preocupados por la atmósfera hostil que ha generado la elección de Trump y de la que ambos se sienten víctimas. Durante la campaña aparecieron en las aceras pintadas con el lema: "Construyan el muro", otros alumnos acuden al campus con las gorras rojas usadas por los simpatizantes de Trump.
Como Guzmán, ellos piden concordia. Aseguran que los volantes incriminatorios habían sido distribuidos por estudiantes blancos no latinos que sin embargo nunca les habían dado una muestra de apoyo para la defensa de los estudios chicanos.
"No se presentaron para esta pelea que es mucho más larga y escondida", lamenta Ramírez.
Contribuyeron reportando Maye Primera y Ana María Rodríguez