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Elecciones 2016

Después de la derrota para las mujeres que se quedaron sin 'Madam President'... ¿lo lograrán Michelle Obama o Elizabeth Warren?

Miles de personas protestan por todo el país, muchas de ellas mujeres que, entre la decepción y la esperanza, esperan tiempos mejores y algún día ver a una candidata que logre el hito.
9 Nov 2016 – 08:17 PM EST
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Una mujer lleva un cartel escrito en inglés donde se lee “mi vagina, mi decisión”, durante la protesta contra la presidencia de Donald Trump frente a la Torre Trump de Manhattan, Nueva York, al día siguiente de las elecciones. Crédito: Mandel Ngan/Getty Images

Nueva York.- El momento más emotivo del discurso de la derrota este miércoles de Hillary Clinton fue cuando se dirigió específicamente a las mujeres jóvenes.

“A todas las mujeres, especialmente a las mujeres jóvenes que pusieron su fe en esta campaña y en mí: quiero que sepan que nada me ha hecho sentir más orgullosa ser su defensora”, dijo Clinton, con la voz quebrada y conteniendo las lágrimas.

En unos instantes se recompuso y siguió despacio, agitando la cabeza. “Sé que todavía no hemos roto el techo de cristal más alto y más duro. Pero algún día, alguien lo hará. Y con suerte será antes de lo que pensamos ahora mismo”.

La campaña de las mujeres

En las primarias demócratas de 2008 en particular, Clinton insistió en que no quería presentarse como una “mujer candidata”. Pero este ciclo electoral cambió el discurso para ella y para los votantes, sobre todo según avanzaba la carrera.

La candidata aparecía rodeada de mujeres y en sus vídeos de campaña hablaban a menudo niñas y adolescentes. Donald Trump la acusaba de estar jugando “la carta de la mujer”.

Pero sobre todo fue el presidente-electo quien movió la conversación hacia las mujeres.

Trump insulta a menudo a las mujeres por su aspecto físico y desdeña su capacidad de control. Lo hizo antes de ser candidato y también después.

En el primer debate presidencial en las primarias republicanas, en agosto de 2015, cuando Megyn Kelly le preguntó por ello, el presidente-electo la amenazó con no ser “amable” con ella y después dijo que la presentadora tenía “sangre saliendo de su lo que sea”, una referencia a la menstruación.

Las múltiples acusaciones de acoso sexual surgieron después de que se difundiera un vídeo en el que el presidente-electo presumía de agarrar a las mujeres por sus genitales y besarlas a su antojo porque era famoso. En el tercer debate presidencial, llamó a Clinton “mujer repugnante”.

Su actitud hacia las mujeres despertó la ira y los mensajes más enérgicos de Michelle Obama, sobre todo desde un discurso en Manchester, en New Hampshire. Y también movilizó a las mujeres, incluso a parte de las más jóvenes que le dieron la espalda a Clinton en las primarias demócratas de este año.

La tumba de Susan

Así en las últimas semanas de campaña, tener a una mujer presidenta tenía un significado especial. Las mujeres acudían con sus hijas pequeñas a dejar flores y pegatinas de “he votado” a la tumba en Rochester, en Nueva York, de Susan Anthony, la sufragista que en 1872 fue arrestada por intentar votar y que murió antes de que fuera aprobada la enmienda para reconocer el derecho de voto de las mujeres.

En la fiesta que no fue de Clinton en Nueva York, muchas mujeres iban vestidas de blanco, el color de las sufragistas, y se repetían los mensajes del poder femenino.

Rachel Goldenberg, una rabina en nueva comunidad espiritual en Jackson Heights, en Queens, era una de las que se puso el uniforme simbólico el martes. “Me puse mi traje pantalón, me puse de blanco y fui a votar”, explica este miércoles bajo la lluvia en una protesta contra Trump en Columbus Circle, enfrente de un edificio que lleva el nombre del presidente-electo. “Ver a una mujer presidenta era un deseo profundo que tenía. Pero sigo teniendo la esperanza de que pasará algún día”.

La joven rabina, que ha venido a la protesta acompañada de su hermana y su hijo pequeño, dice que después de la depresión viene la acción. “Estaba muy triste y derrotada. Pero ahora me siento con energía y motivada a hacer algo… Hay tanta tanta gente a la que le importa hacer este país mejor de tantas maneras”.

A su alrededor, hay una parte de seguidores de Bernie Sanders o de terceros partidos que gritan a favor de los inmigrantes y contra Wall Street. Pero también grupos de amigos y parejas sin pancartas y más silenciosos, que se abrazan y repiten la palabra “tristeza”.

El efecto Hillary o el efecto Trump

La imagen de Madam President habría supuesto un hito cuyo efecto ya no se podrá poner a prueba.

“Tener a una mujer presidenta habría tenido un impacto muy significativo. Su posición de poder tal vez podría haber ayudado a terminar con muchos estereotipos”, me explica Barbara Burrell, profesora emérita de Políticas de la Universidad del Norte de Illinois y quien escribió sobre Clinton cuando era primera dama.

Y, sin embargo, el efecto que ha acabado teniendo esta campaña, más allá del resultado, puede ser más bien el contrario.

“Ha sido una campaña tan repugnante que va a desanimar a muchas mujeres a entrar en política, especialmente a las mujeres. Creo que va a tener un efecto duradero y que muchas jóvenes van a querer tener impacto haciendo otra cosa”, dice Burrell.

La brecha

La diferencia entre las mujeres que votaron a Clinton y los hombres que votaron a Trump es de 25 puntos, según las encuestas a pie de urna. Es la mayor brecha de genero que se conoce desde que existen datos de este tipo.

Aun así, Trump ganó el voto de las mujeres blancas, sobre todo gracias al apoyo de las mujeres sin estudios universitarios.

Docenas de mujeres, en particular, lloraban en el centro de convenciones de esa fiesta que no fue el martes por la noche y en el hotel de Manhattan el miércoles por la mañana.

A algunas de las mujeres en las que se ha apoyado en especial Clinton para su ascenso también les costaba mantener el tipo.

“Estoy destrozada. Estaba convencida de que iba a ser una presidenta muy fuerte y eficaz”, dijo Patti Solis Doyle, jefa de campaña de Clinton al principio de las primarias de 2008, en CNN. “Me rompe el corazón que estuvimos a punto de elegir a la primera mujer presidenta y no llegamos”.

De realidad a fantasía

En medio de la decepción, las llamadas a que Michelle Obama se presente en 2020 se han multiplicado en las últimas horas.

La primera dama ha tenido un papel como nunca antes en esta campaña, pero ha insistido que no le gusta la política y no quiere presentarse a un cargo público. Su marido dijo en enero: “Hay tres cosas seguras en la vida. La muerte, los impuestos y que Michelle no será candidata”.

Pero Michelle fue la mejor portavoz de Clinton a la hora de combatir el comportamiento de Trump, cuyo nombre evitaba pronunciar.

Pero esta opción es de momento es improbable, como reconocen algunos de sus fans.

“Me encantaría que se presentara Michelle, pero creo que es un poco una fantasía. No quiero fantasear, tenemos que desarrollar instrumentos para dar poderes a mujeres líderes”, dice Rachel Goldenberg, la rabina de Queens.

También los ojos de los demócratas se vuelven ahora hacia otra mujer, la senadora Elizabeth Warren, representante del ala más a la izquierda de los demócratas y aliada de Bernie Sanders.

En una encuesta de octubre que ya preguntaba sobre los candidatos demócratas a las primarias de 2020, Warren era la que tenía más apoyo, un 16%, aunque la mayoría de los votantes no expresaron opinión.

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