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Elecciones 2016

El mito del fraude y otras estrategias para limitar el voto de las minorías

Para estas primeras elecciones que se harán sin el amparo de partes de la Ley de Derecho al Voto que regía desde 1965 en ciertos estados, los republicanos lograron que en 15 de ellos aprobaran restricciones que afectarán el voto de minorías como la hispana.
21 Sep 2016 – 04:12 PM EDT
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Por primera vez en 51 años, una elección presidencial se hará sin la total protección de la Ley del Derecho al Voto (Voting Rights Act en inglés). Esa legislación que en 1965 fue considerada como el mayor logro del movimiento de derechos civiles al abolir restricciones para electores como pruebas de alfabetización e impuestos al votante, fue limitada por la Corte Suprema de Justicia en 2013.

Entonces, el actual presidente del máximo tribunal, John Roberts, escribió la opinión definitiva que limitó la sección 5, que exigía a estados con historia de prácticas discriminatorias, como Arizona, Texas y Carolina del Norte (dentro de un total de 14 estados afectados parcial o totalmente) una aprobación previa del Departamento de Justicia para cambiar las leyes electorales.

"Vimos cómo esta iniciativa empezó en 2010, después de las elecciones a mitad de mandato, donde el control partidario cambió gracias a la partipación masiva de minorías", dijo a Univisión Myrna Perez, directora adjunta del Brennan Center for Justice de la facultad de derecho de la Universidad de Nueva York.

"Los intentos por frenar esa participación dieron fruto en 2013 con el dictamen de la Corte Suprema, poniendo más barreras a los votantes, y alimentando restricciones que ahora vemos que se extendieron en 15 estados para estas elecciones", aseguró Pérez, cuyo centro ha hecho una investigación extensiva sobre el derecho al voto y las legislaciones estatales que republicanos han aprobado para limitarlo.

De acuerdo al Brennan Center, 468 nuevas restricciones al voto han sido introducidas en 49 estados entre 2011 y 2015. En total, 15 estados aprobaron nuevas leyes que afectan directamente la participación de las minorías en los próximos comicios: Alabama, Arizona, Carolina del Sur, Georgia, Indiana, Kansas, Mississippi, Nebraska, New Hampshire, Ohio, Rhode Island, Tennessee, Texas, Virginia, y Wisconsin.

No es coincidencia que varios de ellos son considerados estados 'swing' o péndulo y los cambios demográficos pueden hacer la diferencia en favor de uno u otro partido.

El candidato republicano Donald Trump ha sido la cara visible de la postura según la cual, el fraude electoral es una amenaza real. El magnate ha dicho que le preocupa que la gente pueda "colarse por las grietas" en el sistema electoral, "votar muchas, muchas veces", y que "sabe de inmigrantes ilegales" que están participando en las urnas, dice repitiendo un argumento que frecuentemente usan algunos sin que se haya podido demostrar sus denuncias.

Esto sin mencionar que cuando las encuestas empezaron a desfavorecerle en la semana posterior a la Convención Demócrata, cuando se enganchó en una pelea con la familia de un soldado musulmán caído en Irak, el republicano dijo que las elecciones podrían ser amañadas, haciendo un llamado a agentes federales y ciudadanos voluntarios a convertirse en observadores electorales para evitar el fraude.

El mito del fraude

" El fraude es un mito que se ha convertido en una justificación para aprobar todo tipo de políticas que dificultan el voto hispano y de las minorías", añadió Perez. "La realidad es que el fraude no lo cometen los votantes, ni son ellos quienes tratan de manipular las reglas, sino al contrario las reglas terminan afectando al votante".

Múltiples estudios han demostrado que el fraude en Estados Unidos es casi nulo. Uno del mismo Brennan Center encontró que los incidentes obedecen a errores materiales o malas prácticas en la confrontación de datos, y no a casos de suplantación de votantes como ha sugerido Trump.

Otro estudio publicado por la Universidad de Columbia que analizó las tasas de incidencia de fraude electoral durante dos años, encontró que las denuncias se podían relacionar con "afirmaciones falsas del perdedor en una carrera muy reñida o errores istrativos".

Vale la pena citar también el estudio de The Washington Post en 2014 que encontró 31 casos creíbles de fraude por suplantación entre 2000 y 2014, de un total de más de un billón de votos emitidos.

"¿Qué hay detrás de la ola de nuevas restricciones al voto que hemos visto en años recientes? Yo creo que es un intento de elementos del Partido Republicano de hacer al electorado más viejo, más blanco y más conservador, en oposición a lo que fue el electorado en 2008 cuando Barack Obama fue electo” escribió Ari Berman en su libro Give Us the Ballot al explicar porqué las legislaciones actuales afectan desproporcionadamente a votantes de color y minorías en contraste con los métodos y esfuerzos para que este mismo grupo de electores saliera en masa en 2008.

Esta estrategia data de 1968, cuando tras la aprobación de la Ley del Derecho al Voto, Richard Nixon optó por alinearse con los blancos conservadores sureños en lo que se conoció como la "Estrategia del Sur", para que las minorías no acapararan los puestos de votación. Berman cuenta en su libro que las cosas no mejoraron durante la istración de Ronald Reagan (1981-1989) que consideró la Ley como "una discriminación patrocinada por el gobierno" que presuntamente favorecía a la gente de color sobre los blancos.

Difundir estos temores ha sido el puntapié para que estados con mayoría republicana aprueben leyes que ponen plazos más cortos para que los votantes se registren, acortan el voto temprano en horas y días, exigen estrictos tipos de documentos de identificación a los votantes, purgan listas de electores, y previenen que exconvictos sean elegibles para votar, entre otros.

"En un buen número de estados, los legisladores están preocupados por el incremento de votantes latinos que es más acelerado que el de los afroamericanos o los asiáticos", asevera Pérez del Brennan Center. Es el caso de Arizona, Texas, Georgia y Alabama.

"Nosotros tenemos una demanda judicial en Texas por la aprobación de estas leyes discriminatorias, pero así como vemos lo que pasa a nivel estatal por culpa de los republicanos, creemos que debe haber un esfuerzo bipartidista en el Congreso por restaurar la Ley de Derecho al Voto", concluyó.

Es imposible predecir cuántos votantes elegibles podrían privarse de ir a las urnas por esta serie de restricciones, pero es claro que cada voto cuenta en una final apretada: solo basta recordar que Florida le entregó la Casa Blanca a George W. Bush, y que solo 537 boletas lo hicieron ganador.

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