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Elecciones 2016

Así podría ganar las elecciones Trump con un voto de Maine: por qué esta vez el estado es importante

El candidato visitó Maine este viernes por quinta vez en los últimos meses. Los sondeos dicen que podría ganar uno de sus cuatro votos electorales
28 Oct 2016 – 07:04 PM EDT
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Trump en Lisbon, Maine. Crédito: AP/Evan Vucci

LISBON, Maine-- Al contrario que sus vecinos de New Hampshire, los habitantes de Maine no suelen recibir la visita de un candidato presidencial. Las carreras se juega en un puñado de estados que oscilan entre los dos grandes partidos y Maine ha votado por el candidato demócrata en cada elección desde 1992.

Esta vez esa ecuación ha cambiado por el empeño de Donald Trump, que este viernes visitó el estado por quinta vez en apenas unos meses con el objetivo de ganar al menos uno de los cuatro votos que el estado tiene asignados en el Colegio Electoral.


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Ese voto podría ser decisivo si la carrera se ajusta en la recta final de la campaña y el candidato republicano remonta. Como muestra este mapa, si Trump gana Florida, Nevada, Iowa, Ohio, New Hampshire y Carolina del Norte, todo dependería de los cuatro votos electorales de Maine.

Al contrario que los demás estados menos Nebraska, Maine no otorga sus cuatro votos en el Colegio Electoral al candidato que gana en todo el estado. Quien gana se queda dos de los cuatro votos electorales. Los otros dos se los lleva el candidato que se impone en cada uno de los dos distritos electorales del estado. En el segundo de esos dos distritos, los sondeos dicen que podría ganar Trump.

El candidato llenó este viernes el gimnasio de una escuela religiosa de Lisbon, un pueblo unos 8.000 habitantes fundado en 1799 en cuyos jardines se ven muchas pancartas de Trump.

Llegó casi dos horas tarde y su discurso giró en torno a asuntos que encuentran eco en este estado: el impacto de los acuerdos comerciales en los empleos industriales, el tráfico de heroína y otros derivados del opio o su voluntad de aumentar el gasto militar.

El candidato aspira a convertirse en el primer republicano en ganar al menos uno de los cuatro votos electorales de Maine desde 1988. Un empeño que parece difícil pero que podría conseguir por el carácter del norte del estado, más obrero, conservador y religioso que la región sureña donde tiene su residencia la familia Bush.

Un obrero de Maine

El evento se celebró en un gimnasio donde un puñado de estudiantes vendían refrescos y chocolatinas para su viaje de fin de curso. Pero la inmensa mayoría de los espectadores eran personas mayores, jóvenes sin estudios y obreros de las fábricas cercanas contentos de recibir la visita de Trump.

Uno de ellos es Scott Richard, que vive en la localidad de Litchfield y trabaja en unos astilleros militares donde según dice se construyen los barcos de combate más sofisticados del mundo. “Aquí en Maine hemos perdido dos bases militares y muchos no estamos de acuerdo con esos cierres”, dice. “No sólo por los empleos sino por el mensaje que enviamos a nuestros adversarios: que somos una nación débil”.

Richard lleva puesto un polo las tres primeras palabras de la Declaración de Independencia y un casco azul con el nombre de Trump y una pegatina del Capitán América.

“Este casco lo llevo puesto cada día en mi trabajo y no soy el único”, me explica antes del evento. “Aquí en Maine vivimos muchos obreros y nos damos cuenta de que Donald Trump es un hombre de negocios y no es un político. Muchos de mis vecinos entienden que necesitamos alguien con esa visión empresarial y no otro político que tome decisiones en su propio beneficio. Trump no tiene por qué hacer esto. Lo hace porque cree en su país y en sus ciudadanos”.

Esta región de Maine era un lugar lleno de fábricas de zapatos y productos textiles. Hace décadas que esos productos se producen en lugares como Bangladesh, Vietnam o Sri Lanka y por eso muchos se vuelven ahora hacia el discurso proteccionista de Trump.
“Donald no tiene pelos en la lengua pero ése no es el motivo por el que yo voy a votarle”, dice Richard. “Le votaré porque habla de cosas de las que merece la pena hablar. Cosas como la inmigración, la economía o la corrupción”.

Por qué Trump está en Maine

“El primer distrito de Maine incluye Portland y las localidades costeras del sur, y es un feudo demócrata”, me explica el politólogo Richard J. Powell, profesor de la Universidad de Maine. “Pero los sondeos auguran una carrera muy ajustada en el segundo distrito, donde hay una proporción más alta de blancos, personas sin estudios y de gente mayor. Trump suele sacar buenos resultados en lugares con mayor proporción de esos grupos de población”.

Según el índice que elabora el Cook Political Report, el segundo distrito de Maine se inclina por un margen de dos puntos hacia los demócratas. Pero el carácter de Trump y sus visitas al estado lo han ayudado a competir en un estado que no gana un candidato republicano desde el triunfo de Bush padre en 1988.

“Estados como New Hampshire, Vermont o Maine en el norte de Nueva Inglaterra fueron feudos republicanos durante la mayor parte de los siglos XIX y XX pero los tres dejaron de serlo a mediados de los años 60 y poco a poco se fueron convirtiendo en lugares más progresistas”, dice el profesor Powell. “Maine tiene un fuerte espíritu independiente y los republicanos de Maine siempre han sido más bien moderados”.


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