Ante una reciente oleada de homicidios, el presidente Nayib Bukele endureció las condiciones carcelarias para cortar las comunicaciones en las pandillas y autorizó a la policía y el ejército el uso de "fuerza letal" contra los pandilleros que "amenacen la vida e integridad física" de la población, una medida que ha sido criticada por organizaciones de defensa de los Derechos Humanos.