Cómo estudiar robótica puede ser un instrumento liberador para los hispanos

Decenas de robots se desplazan de un lado y al otro en un campo de juego. Como si tuvieran vida propia, como si las historias de ciencia ficción se hicieran realidad.
Una competencia de robótica es la causa de esos robots que se abren paso en la pista adornada por murallas medievales. Jóvenes de escuela secundaria los diseñaron, los ensamblaron y después de más de seis meses de trabajo en equipo los pusieron a correr y a superar obstáculos en la competencia regional del sur de la Florida de First Robotics que se realizó este fin de semana en el centro de convenciones Palm Beach County.
Tras bastidores, todos los estudiantes tienen gafas transparentes para proteger la vista de cualquier parte que salga disparada. Todos parecen los científicos que uno imagina de pequeño.
“No importa si el robot funciona o no porque puedes ver cómo puedes mejorarlo y poner más trabajo encontrando y arreglando ese problema”, reflexiona Georges Obayi, un estudiante del Archimedean Upper Conservatory Charter School de Miami que participa en la competencia como parte del equipo Owl Robotics.
“Cuando mezclas todos estos sistemas -sumar, hacer cálculos, el sistema eléctrico-, puedes crear algo increíble que puede hacer mucho”, dice el joven de 17 que nació en Caracas y que llegó pequeño a Miami junto a su familia.
Ese robot, que tiene su atención y la del resto de sus compañeros, los ayuda a valorar la enseñanza de una equivocación y las posibilidades del trabajo en equipo así como cuando entre todos levantan y cargan el aparato que está por competir.
La robótica es una materia que cada vez se acerca a los estudiantes del presente y que busca aproximarse en igual medida a los estudiantes hispanos en Estados Unidos como Georges. Es parte del conjunto STEM del que tanto se escucha en el campo educativo y profesional.
Esas letras -STEM- representan las carreras y materias relacionadas a las ciencias (Science), tecnología (Technology), ingeniería (Engineering) y matemáticas (Math) que se han perfilado como las disciplinas del futuro.
Cada vez queda más claro la urgencia que hay en el terreno educativo y laboral por la formación STEM. Por eso las escuelas cada vez se alistan en esos campos y también surgen clubes que motivan a que más y más estudiantes se acerquen a ellos.
Desde 2012 y hasta 2022, el U.S. Bureau of Labor Statistics estima que la demanda de empleo en STEM crecerá 13%, un incremento que representa la creación de aproximadamente 1 millón de puestos de trabajos. De esa proyección surge la necesidad de diversificar el perfil de los estudiantes y trabajadores interesados en este campo.
Pero de acuerdo con el Departamento de Educación de Estados Unidos, aunque los hispanos representaban el 17.4% de población del país en 2014, apenas el 8% de los graduados en carreras STEM entre 2009 y 2010 eran latinos.
La acción es clave, sobre todo si se considera que las tecnologías emergentes exponen a los estudiantes a diversas oportunidades en los campos de la innovación pero también en su vida cotidiana.
“Los estudiantes se apropian nativamente de las nuevas tecnologías y siempre están buscando mejorar el desempeño de las cosas. La robótica da esa oportunidad: buscar cómo las tareas pueden hacerse de una mejor manera, lo más operativo se puede hacer de manera más óptima”, explica Marta Luz Franco, una de las maestras del equipo de Colombia, CIP, una delegación compuesta por estudiantes de distintos institutos.
Para los hispanos, en efecto, estudiar robótica puede ser la vía para un futuro de mejores oportunidades profesionales y salariales y eso se puede conseguir si las escuelas desarrollan el interés en esas materias desde kínder hasta la escuela secundaria, según el estudio de 2015 “Finding Your Workforce: Latinos in Science, Technology, Engineering, and Math (STEM)” de la organización Excelencia in Education.
No hay que demorar esa ventana a la universidad. Obayi habla de su experiencia como hispano con el ánimo de mostrar por qué la robótica merece ser considerada como una opción de cara al futuro.
“Pueden hacer un robot para mandarlo a Marte o para ponerlo dentro del cuerpo de alguien, quizás para ayudar con tu sangre o tratar el cáncer. Hay muchas oportunidades”, sostiene.
Su optimismo y el del resto de los estudiantes merece atención precisamente para romper con la baja representación de los hispanos en la fuerza laboral STEM o que, como indica el estudio de Excelencia in Education, aquellos que forman parte de esta área tienen mayores probabilidades de ser contratados en ocupaciones de baja remuneración.
La clave, plantea Obayi, es exponerse a la robótica y aprender sobre la marcha guiados por la inspiración que produce entender. Los estudiantes del equipo RamTech, de la escuela Miami Coral Park Senior High, coinciden en ese punto con Obayi.
Se aprende en la práctica, al ser testigo de lo que producen las ideas y lo que sucede pieza a pieza. “Hay que mostrar las cosas interesantes que se pueden hacer aquí, que cuando lo veas digas ‘wao, quiero hacerlo’ ”, cuenta Isael Hernández, de 15 años, que quiere ser ingeniero mecánico.
A su lado está Giovanni Balboa, de 17, que quiere ser ingeniero nuclear. “Si puedes entenderlo y te gusta, puedes hacerlo”, asegura Balboa.
Todos estos estudiantes reivindican la importancia que existe en el “hacer”. Lo reafirma Hamid Ghassri, de padre iraní y madre salvadoreña, que aspira a ser ingeniero de aeronáutica:
“La maquinaria me da la experiencia”.
A través de los robots y por medio de una actividad que se siente como un juego, los estudiantes desarrollan competencias en lógica, programación, pensamiento crítico y resuelven problemas de la vida real, coinciden las maestras.
También, como queda tan claro al verlos entre sus robots y en el propio terreno de juego con toda la estrategia que se requiere para superar las barreras, la robótica les deja una conciencia de trabajo en equipo.
A juicio de la estudiante colombiana Alejandra Restrepo, la robótica y la competencia de la que formaron parte les permite lograr progreso a través de la dinámica grupal. “Todos ponemos nuestra creatividad para formar un diseño de robot y para hacerlo funcionar el robot para la competencia”, señala.
“Todos necesitamos de nuestra parte: porque no es una cosa que se necesite hacer una forma en específico o que tenga una sola respuesta, sino que tiene muchas formas de hacerlo”, indica su compañero de equipo, Pablo Monsalve.
Ana Cristina Betancourt, otra de las maestras de la delegación colombiana, dice que el mundo debe prestarle mayor atención a la región latinoamericana en relación a las materias STEM.
“En Latinoamérica hay mucho talento, muchos niños que también merecen tener esta oportunidad”, explica Betancourt quien enfatiza que esas oportunidades no deben ser solo para países como Estados Unidos.
Lo mismo afirmó en 2014 el Banco Mundial en el informe "El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación" al señalar que las empresas de la región se ven entorpecidas por los bajos niveles de innovación en comparación a otras partes del mundo.
Según el estudio, entre los factores que contribuyen a la falta de innovación de América Latina y el Caribe es la brecha de capital humano, ingenieros y científicos, que es más probable que genere emprendedores innovadores.
El Banco Mundial apunta que históricamente las universidades de la zona han hecho hincapié en las humanidades, el derecho y las disciplinas sociales, económicas y políticas.
“Para cambiar este énfasis harían falta políticas públicas muy agresivas, como las que se adoptaron en Estados Unidos cuando se desarrollaron los estudios de minería e ingeniería a principios del siglo XX”, subraya el estudio.
Esas políticas se extienden al presente. Por ejemplo, en 2015, el presidente Barack Obama anunció una asignación de $240 millones en compromisos privados para preparar a niños y niñas en el campo STEM.
Vale la pena mirar la robótica, sea como una clase extracurricular o como un ofrecimiento del plan de estudios. Natalia Zapata afirma que cualquiera de los talentos de los estudiantes se puede conectar con la tecnología porque “esto es innovación, pensar en progreso, en mejorar calidad de vida, utilizar la creatividad de sus hijos en pro de una sociedad”.
Para Gabriela Jaramillo, otra de las estudiantes del equipo colombiano, la robótica es una forma para competir desde el salón de clases en una ciencia que avanza vertiginosamente y a través de la que se pueden lograr cambios en la sociedad.
“Uno en esta ciencia se puede ajustar al mundo real, a la tecnología. Uno ya no está fuera de contexto”, plantea Jaramillo. “La robótica ayuda a encajar en la sociedad y a cómo avanzar hacia un futuro mejor”.
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