La economía estadounidense crece menos en el tercer trimestre mostrando indicios de desaceleración
La economía de Estados Unidos ha desacelerado su crecimiento hasta una modesta tasa del 1.9% este verano, provocada en gran medida por una reducción del gasto de los consumidores y continuos recortes empresariales en inversión, una esperada respuesta ante la incertidumbre de la guerra comercial y el debilitamiento de la economía global.
El Departamento de Comercio informó este miércoles que en el trimestre de julio a septiembre el desempeño del Producto Interno Bruto (PIB), la producción total de bienes y servicios de la economía, estuvo justo por debajo de la tasa de crecimiento del 2% conseguida en el segundo trimestre.
Entre julio y septiembre, el gasto de los consumidores, que representa el 70% de la actividad económica en Estados Unidos, creció a una tasa sólida de 2.9%, pero a pesar de ello las cifras muestran una desaceleración en comparación con el aumento del 4.6% del segundo trimestre.
Desde el sector empresarial el recorte de gastos sigue siendo una tendencia y aunque la inversión en estructuras se repuso levemente con un 15.3% este trimestre con respecto a la gran caída del 11.1% del trimestre anterior, las cifras continúan a la baja.
El lento crecimiento en el extranjero y los problemas de los grandes empleadores como Boeing y General Motors (GM) también fueron un obstáculo para el crecimiento. Decenas de miles de trabajadores se declararon en huelga en GM en septiembre, deteniendo la mayor parte de la producción de la empresa, mientras Boeing, el mayor exportador de Estados Unidos, sigue bajo presión después de dos fatales accidentes de sus aviones 737 Max en el último año.
En cambio, la inversión residencial, que había estado cayendo durante seis trimestres consecutivos, finalmente vio un aumento, hasta una tasa de 5.1%, una subida que reflejó el impacto de la bajada de intereses de la Reserva Federal (Fed) en los planes de venta y construcción de viviendas.
Los economistas habían pronosticado una desaceleración bastante mayor y en el peor de los casos se llegó a temer que el PIB pudiera caer a 1.4% o menos, debido a una serie de factores.
Pero a pesar de que el desempeño fue mejor de lo previsto, el crecimiento se mantuvo muy por debajo de los aumentos de más del 3% que el presidente Donald Trump suele citar para demostrar que sus políticas están logrando elevar la economía por encima del modesto crecimiento del 2.2% de los años de Obama.
El gasto del gobierno se desaceleró a una tasa de crecimiento del 2%, por debajo del 4.8% del segundo trimestre, con una caída del gasto federal y el gasto de los gobiernos estatales y locales.
El déficit comercial, que se ha ampliado a medida que los aranceles contra China han afectado las ventas agrícolas, redujo el crecimiento del PIB en aproximadamente 0.1 puntos porcentuales en el tercer trimestre.
Se pronostica que el crecimiento de este año será de alrededor del 2.3%, lo que sería una decepción para el presidente, quien ha proclamado en repetidas ocasiones que sus políticas económicas enfocadas en recortes de impuestos, desregulación y renegociación forzosa de acuerdos comerciales sacarían al país de la expansión económica más lenta desde el período posterior a la Segunda Guerra Mundial.
D’Anne McCumber, gerente general del fabricante de equipos Oilfield Improvement, Inc. en Broken Arrow, Oklahoma, dijo a The Wall Street Journal que "las cosas se han desacelerado un poco, pero no severamente", en comparación con el primer y segundo trimestre de este año.
"En este momento la gente está en un patrón de espera, sucede en la industria del petróleo y el gas al comienzo de un año de campaña", dijo.
El crecimiento del año pasado fue impulsado por la reducción de impuestos de $1,500 millones aprobada en 2017 y miles de millones de dólares en gastos adicionales del gobierno aprobados el año pasado.
Sin esos apoyos, para este año los economistas habían pronosticado una desaceleración, impulsada además por la guerra comercial con China, que interrumpe las cadenas de suministro y daña la confianza empresarial.
Sin embargo, el presidente ha responsabilizado a la Reserva Federal por la desaceleración, calificando a sus funcionarios de "tontos" por aumentar las tasas cuatro veces el año pasado y retrasar las tasas este año.
La mayoría de los analistas piensan que la expansión récord actual, ahora en su undécimo año consecutivo, evitará una recesión en 2020, año de elecciones presidenciales, aunque el crecimiento será muy inferior al 3% que Trump prometió lograr.
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