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Crisis en Venezuela

De "país de interés" a "una verdadera tragedia": el cambio de EEUU frente a la crisis en Venezuela

No hay día que el país sudamericano no genere titulares en medio de la que es considerada la peor crisis de gobernabilidad que experimenta desde que Nicolás Maduro asumió la presidencia. En Washington la llegada de Trump al poder podría hacer cambiar la percepción sobre cómo abordar esta nueva coyuntura.
7 May 2017 – 07:50 AM EDT
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Las protestas en Venezuela no paran desde que la Asamblea Nacional de mayoría opositora fue anulada por fallo del Tribunal Supremo. Crédito: Getty Images

Con Donald Trump, Washington sigue más atentamente lo que está pasando en Venezuela. Con el nuevo gobierno, la Casa Blanca ha cambiado la actitud tradicionalmente silenciosa por una más activa, pero su renovado interés puede ser contraproducente.

Venezuela pasó de ser un “país de interés” en EEUU para convertirse en “un desastre”, en palabras del presidente Donald Trump, o en una “verdadera tragedia”, de acuerdo con el secretario de Estado, Rex Tillerson.

Independientemente de la calificación que se haga, Washington ha cambiado la manera de manejar el tema de Caracas con esta nueva Casa Blanca, en coincidencia con la profundización de la crisis política, económica e institucional.

Hay un cambio pero no se sabe qué fue primero, si la aparición de Trump en escena o la nueva dinámica venezolana.

Ahora Trump y Tillerson se permiten breves pero contundentes comentarios sobre el tema, contraviniendo lo que por años fue la silenciosa estrategia de Barack Obama -y en menor medida de su predecesor George W. Bush- mientras se iba deteriorando el vínculo entre ambos países desde el inicio de la llamada revolución bolivariana que lanzó el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013).

Mientras en las calles de las ciudades venezolanas las autoridades reprimen con dureza desde hace varias semanas movilizaciones opositoras (al viernes se contaban 36 muertos), la nueva Casa Blanca ha tomado un papel diplomáticamente más activo aunque manteniéndose hasta ahora en espacios multilaterales como la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Vemos un renovado y muy positivo enfoque en Venezuela. Existe el consenso de la que situación es insostenible”, dijo a Univision Noticias Brian Dean, de ACG Analytics, una compañía de Washington que evalúa escenarios para inversionistas.

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Vestidas de blanco madres, abuelas y estudiantes marcharon contra la represión en Venezuela

¿Puede resultar contraproducente que el “imperio” que Chávez enfrentó, ganándose la iración y el apoyo de gente dentro y fuera de Venezuela, sea más activo en la dinámica política interna?

De Obama a Trump

A tres semanas de haber iniciado la presidencia de Trump, el vicepresidente venezolano Tarek El Aissami se convirtió en el funcionario de más alto nivel dentro del gobierno sudamericano en entrar en la lista de sancionados por el Departamento del Tesoro, al que acusa de vínculos con el narcotráfico.

La Casa Blanca tomó medidas similares contra otros funcionarios venezolanos acusados de corrupción, narcotráfico o asociación de grupos guerrilleros en 2008, bajo el gobierno de Bush, y en 2009, 2011, 2013 y 2015 con Barack Obama. Ese último año se llegó a denominar al país como una “amenaza para la seguridad nacional” por su efecto pernicioso sobre el sistema financiero estadounidense.

Las sanciones de 2015 fueron motivadas por abusos a derechos humanos cometidos con la represión de las manifestaciones opositoras del año anterior que dejaron 43 muertos. Pero más allá de las medidas de represalia es poco lo que hizo Washington para presionar a Caracas.

Obama estaba enfrascado en su política de acercamiento con Cuba, el desmontaje del último reducto de la Guerra Fría en el hemisferio occidental que aspiraba dejar como su gran legado de política exterior. Y siendo La Habana un cercano socio de Caracas, muchos en Washington calculaban el efecto que podía tener en el deshielo choques adicionales con el gobierno venezolano.

Pero esa preocupación geoestratégica no es compartida por el nuevo gobierno republicano. Durante su campaña, Trump criticó aquel deshielo y prometió al exilio cubano en Florida que lo revertiría.

Hasta ahora, Trump ha recibido a dos presidentes latinoamericanos: en febrero al presidente de Perú Pedro Pablo Kuczynski y en abril al de Argentina, Mauricio Macri. Con ambos trató el tema de la crisis de Venezuela y se habló de la necesidad de una coordinación regional para lidiar con la situación.

“Llamar (a Venezuela) un desastre no conforma una política ni muestra seriedad sobre el problema”, dijo a Univision Noticias Frank Mora, quien estuvo a cargo de asuntos latinoamericanos en el Patágno con Barack Obama y ahora dirige el Centro de América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida en Miami.

“Por menos represión en Venezuela, los republicanos habrían criticado a la istración Obama por ‘no hacer lo suficiente’. Mientras hoy la represión es significativamente mayor y los manifestantes de oposición están muriendo diariamente, el silencio de los antiguos críticos es ensordecedor”.

“Trump está usando el mismo manual de Obama”, aseguró Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de estudios basado en Washington DC.

“Es un asunto de sincronización. Las circunstancias han cambiado”, dijoShifter a Univision Noticias asegurando que la comparación entre ambos gobiernos no es tan directa y que Obama trató frecuentemente el tema venezolano con otros líderes de América Latina.

Gobierno sin experticia diplomática

Washington opta por el multilateralismo, en parte para esquivar la inevitable denuncia de injerencismo que haría la izquierda latinoamericana y en parte porque, con casi cuatro meses en el poder, Trump no tiene cubiertos todos los cargos que requiere el gobierno federal.

“La sección del Hemisferio Occidental del departamento de Estado está muy débil. No tienen la experticia para conocer en profundidad las cosas de Venezuela”, aseguró a Univision Noticias Eric Langer, del departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown en Washington DC.

Con una proyectada reducción de casi un tercio del presupuesto del departamento de Estado, varias posiciones permanecen sin cubrir y muchas ocupadas por funcionarios interinos heredados del gobierno Obama, como el actual subsecretario para el Hemisferio Occidental Michael Fitzpatrick.

“La situación es claramente diferente ahora de lo que era antes. Es un momento de crisis, hay una gran preocupación en la región”, dijo Fitzpatrick en una reciente entrevista con Univision Noticias.

Esta semana Fitzpatrick explicó que la diplomacia estadounidense está promoviendo un trabajo continental dentro de la OEA, pese al anunciado retiro de Venezuela, y dejó abierta la posibilidad de que la nueva ola represiva motive sanciones adicionales contra funcionarios venezolanos dentro de la Ley de Democracia de Venezuela promulgó el Congreso en 2014 para “apoyar las aspiraciones democráticas del pueblo venezolano”.

El papel del Congreso

Este jueves un grupo de 15 congresistas de ambos partidos dirigió una carta al Ejecutivo pidiendo una “aproximación doble” para lidiar con Caracas: profundizar el trabajo diplomático con naciones aliadas en el hemisferio y apretar las tuercas desde Washington con nuevas sanciones a representantes del gobierno de Nicolás Maduro.

En la carta, promovida por la representante republicana por Florida Iliana Ros y el demócrata de Nueva York Eliot Engel, se denuncia lo que consideran el “fraude” de la convocatoria a una Asamblea Constituyente hecha por Maduro y la grave situación humanitaria que está generando la escasez y el alto costo de productos básicos y medicinas.

Los representantes piden a la Casa Blanca que se pida a Naciones Unidas crear un canal de “alivio humanitario” que permita que organizaciones independientes reciban insumos para paliar el desabastecimiento, sin estar sometidos a los controles de importación que actualmente ejerce el gobierno venezolano.

Cambio de percepción

Otro cambio en Washington puede ser la percepción que hay ahora de la oposición venezolana. Desde el fracasado intento de golpe de estado contra Hugo Chávez en 2002 –el que algunos aseguran que se fraguó con el supuesto consentimiento de la Casa Blanca- a los adversarios de la revolución bolivariana les costó rehacer una imagen de demócratas.

En la capital estadounidense siempre han existido grupos que intentan promover una agenda opositora venezolana, pero a veces han sido percibidos como desunidos o sin o real con el país.

Pero en las últimas semanas líderes como el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, o el gobernador de Miranda y excandidato presidencial Henrique Capriles, han viajado a Washington para explicar el caso venezolano a diplomáticos asignados ante la OEA.A mediados de febrero, Trump recibió en la Oficina Oval a Lilian Tintori, esposa del encarcelado líder opositor Leopoldo López.

“Lilian Tintori fue un objeto deslumbrante y él lo notó. Él se mostró muy conmovido por el encuentro en el proceso de poner en marcha una nueva política”, aseguró Brian Dean.
Varios expertos consultados por Univision coinciden en señalar que el presidente no conoce suficientemente la situación, aunque diga estar “muy triste” por lo que está pasando en Venezuela, y en ese sentido la visita de Tintori, gestionada por el senador republicano por Florida Marco Rubio pudo haberlo sensibilizado.

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Rubio, miembro del Comité de Asuntos Exteriores del Senado, ha sido uno de los legisladores que más activamente ha promovido la radicalización de la manera como EEUU se relaciona con Venezuela, con permanentes os con factores de la oposición y promoviendo leyes para monitorear y sancionar al gobierno venezolano.

Temor a los rusos

Es posible que muchos en EEUU estén viendo con preocupación un inesperado efecto doméstico que puede tener la crisis venezolana.

Petróleos de Venezuela (PDVSA) es dueña de Citgo, una empresa de Texas que es filial de la venezolana desde los años 90, fue colocada como garantía colateral para un préstamo que negoció con la rusa Rosneft en diciembre.

Si la petrolera venezolana no pudiera honrar ese compromiso, las refinerías, sistemas de distribución y una de las mayores redes de estaciones de servicio pasarían a manos de los rusos, algo que a muchos en Washington les genera preocupación por lo sensible del negocio energético.

Esta confluencia de caos político, una potencial crisis humanitaria en América del Sur y que una estratégica red energética esté a un paso de quedar en manos rusas, son elementos novedosos de la recurrente crisis venezolana que motivan cambios de aproximación en los círculos políticos en Washington.

Con la colaboración de David Adams.

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