Esclavizaron a cientos de mujeres migrantes prometiéndoles un futuro “brillante” en EEUU: los tratantes están presos
Traficantes sexuales de Tailandia les decían “flores” a las mujeres que trajeron con engaños a Estados Unidos para obligarlas a prostituirse. Las autoridades creen que hubo cientos de “esclavas sexuales modernas” que cayeron en las garras de esta organización criminal internacional que operó de 2009 a 2017, hasta que sus jefes y operadores terminaron tras las rejas.
El martes, una mujer que tenía una agencia de viajes en Europa, itió en una corte federal de Minnesota que se había encargado de tramitar visas de turista para tailandesas que los tratantes colocaban en burdeles clandestinos en varias ciudades estadounidenses, cerrando así este caso criminal.
Sumalee Intarathong, de 61 años y apodada ‘Alice Spencer Warren’, se declaró culpable de dos cargos de conspiración para cometer tráfico sexual y lavado de dinero, informó el Departamento de Justicia.
La mujer enfrenta una condenada de cadena perpetua y una multa de 750,000 dólares. La corte también la puede obligar a compensar económicamente a sus víctimas. La fecha de su sentencia aún no ha sido programada.
Parecía que Intarathong tenía la vida resuelta cuando se unió a este grupo delictivo. Ella estudió diseño industrial y comunicaciones. En Viena y Londres se preparó para abrir una agencia de viajes llamada East Meets West o EMW Travel. También era dueña de la empresa ESW Graphic Design Co.
“Fue a través de conexiones en el Reino Unido que la acusada comenzó a involucrarse en la organización de tráfico sexual”, afirma el expediente judicial.
Cuando estaba en Tailandia, se reunió con los jefes de la banda, una mujer identificada como ‘M’ y un hombre al que le decían ‘Tu’. Ambos le pidieron ayuda para llenar solicitudes de visas para que varias mujeres pudieran ingresar a EEUU.
Aceptó, a pesar de que sabía que las reclutadas participarían en el comercio sexual, les impondrían deudas de entre 40,000 y 60,000 dólares y las amenazarían con hacerles daños a sus familiares en Tailandia si trataban de escapar.
El 7 de julio de 2011 ella llegó con cuatro víctimas al aeropuerto de San Francisco, California, pero agentes aduanales le negaron la entrada al país porque creían era tratante de personas.
Un infierno del que no podían escapar
Agentes de la unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) comenzaron a investigar a esta organización criminal en 2013. Así descubrieron que desde 2009 estaba transportando a tailandesas pobres a Los Ángeles, Minnesota, Phoenix, Atlanta, Chicago, Houston y Dallas.
“Prometieron a las mujeres en Tailandia la oportunidad de alcanzar el sueño americano, pero las explotaron, las coaccionaron y las obligaron a vivir una pesadilla”, dijo el fiscal federal Andrew Luger al anunciar múltiples cargos contra 17 integrantes de la banda, incluyendo Intarathong.
En una declaración jurada, Tonya M. Price, agente del HSI, describe el infierno que pasaron estas mujeres, desde que las entrenaban para las entrevistas con oficiales migratorios en aeropuertos de California hasta obligarlas a prostituirse durante horas cada día en casas, apartamentos, habitaciones de hotel y salas de masajes.
Las autoridades detectaron una casa de citas en Phoenix, Arizona, que funcionó de 2010 a 2014.
Cada vez que las víctimas salían, alguien las vigilaba para que no se escaparan. Las mujeres vivían prácticamente aisladas en EEUU y, dado que hablaban poco inglés, no acudían a las autoridades.
Si un día ganaban 170 dólares, les quitaban $100 para abonar su deuda. Con el resto pagaban por transporte, comida, preservativos, lubricantes y enviaban dinero a sus familiares, señaló Price.
“Durante el período de su adeudo, ‘las flores’ virtualmente no tenían control de sus vidas”, indicó Price.
Con el tiempo, la situación empeoraba. La denuncia alega que las mujeres consideradas “impopulares” con los clientes eran enviadas a los peores burdeles. Allí dormían hacinadas en una habitación, sobre colchones delgados tirados en el piso y debían prostituirse a cualquier hora del día.
El gobierno alega que estos tratantes movieron decenas de millones de dólares obtenidos ilegalmente en Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica y Tailandia. Manejaban, sobre todo, efectivo y lo depositaban en cuentas bancarias que controlaban los líderes.
La evidencia en este caso incluye registros de viajes, correos electrónicos, solicitudes de visa, anuncios de servicios sexuales en internet, información bancaria y testimonios de víctimas.
Entre los imputados hay doce personas originarias de Tailandia y cinco de EEUU. Los arrestaron en 2016 en redadas que realizaron en Minnesota, California, Illinois, Georgia y Hawái.
Intarathong fue detenida en Bélgica en agosto de ese año y fue extraditada a EEUU en febrero de 2021.
HSI ha identificado a cientos de víctimas, pero cree que hay muchas más en varios países.