¿Por qué no podemos celebrar los Juegos Olímpicos en el mismo lugar todos los años?

El Comité Olímpico Internacional (COI) tiene el poder de cambiar el destino de una ciudad para siempre. Para las ciudades escogidas como anfitrionas de los Juegos Olímpicos, esta decisión puede catalizar proyectos de infraestructura transformativos e inversiones a largo plazo.
Pero, por supuesto, lo más probable es que también agobie a la ciudad con sobrecostos, instalaciones subutilizadas y ciudadanos desplazados y descontentos.
La evidencia es muy clara. Es un hecho muy conocido que a Montreal le tomó 30 años pagar el inflado costo de 1,600 millones de dólares que pagó por celebrar los Juegos Olímpicos. Se estima que 150,000 personas, en su mayoría habitantes de las favelas, están siendo desplazados en Brasil a causa de la Copa Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 de Río de Janeiro. Se cree que los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, Rusia, fueron los más caros de la historia. Y en el año 2004, los sobrecostos contribuyeron al colapso económico de Grecia.
John Rennie Short, profesor de políticas públicas de la Universidad de Maryland, en el condado de Baltimore, piensa que tiene la solución: una isla.
En lugar de invertir miles de millones de dólares en nuevas ciudades anfitrionas de los Juegos Olímpicos cada cuatro años, Short sugiere que sería más barato y fácil crear una especie de Isla Olímpica que puede ser la sede de los más caros Juegos de Verano, como mínimo, año tras año. El COI podría esencialmente ocupar una isla –quizás una isla griega, sugiere Short– y convertirla en una sede permanente. Funcionaría más o menos como una ciudad-estado internacional, supervisada por las Naciones Unidas, y se dedicaría a celebrar los Juegos Olímpicos y los entrenamientos para siempre.
"Quizás habría grandes gastos en infraestructura, pero cada año hay enormes gastos en infraestructura que se tienen que pagar. ¿Cuánto pagaron los chinos? Nunca lo sabremos. ¿Cuánto pagó Londres?", dice Short, quien ha escrito ampliamente sobre los Juegos Olímpicos, la globalización y temas urbanos. "Sabemos que los costos reales siempre se subestiman. Son cientos de miles de millones".
Short afirma que la Isla Olímpica podría ser un experimento continuo de sostenibilidad y arquitectura, donde se modernicen cada cierto tiempo las instalaciones y se prueben nuevas ideas, y con costos sociales o ambientales mucho menores que en las ciudades existentes. También se podría normalizar el aspecto deportivo, brindando un entorno y un clima estables que se podrían usar como referencia del rendimiento de los atletas con el paso del tiempo.
Lo más importante, argumenta Short, es que eliminaría los enormes costos para los ciudadanos de las ciudades anfitrionas.
"Los pobres son los que salen perdiendo cuando se celebran los Juegos Olímpicos, porque casi siempre los desplazan", dice Short. "Hasta medio millón de personas fueron desplazadas por los Juegos Olímpicos de Beijing. ¿Por qué seguimos haciendo eso cuando podríamos encontrar un lugar que no implique ningún desplazamiento?".
Julian Cheyne comparte esa opinión. Fue uno de los centenares de residentes del este de Londres que fueron desplazados a causa de los Juegos Olímpicos de 2012. Ahora es un enérgico crítico de los Juegos Olímpicos como colaborador de la página web Games Monitor.
“De alguna manera, lo que los Juegos Olímpicos y otros eventos similares ofrecen es una oportunidad para el desarrollo de bienes raíces”, dice Cheyne. “Desde este punto de vista, externalidades como el costo, la seguridad, los desalojos, los movimientos masivos de personas no son vistos como algo malo por las alcadías. De hecho, los ayuntamientos muchas veces ven esto como una ventaja”.
Una sede olímpica permanente "definitivamente eliminaría uno de los motivos más importantes para organizar los Juegos Olímpicos, que, desafortunadamente, es el lucro", dice Stavros Stavrides, profesor asociado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Técnica Nacional de Atenas en Grecia, quien también ha escrito ampliamente sobre el impacto de los megaeventos como los Juegos Olímpicos. "¿En realidad quién apoyaría esta idea? Quizás algunos idealistas, con quienes simpatizo profundamente, pero no los mecanismos reales que están detrás de todo el proyecto olímpico".
De hecho, cuando se analiza el concepto de la Isla Olímpica, es importante tener en cuenta que la forma en que funciona ahora es que las propias ciudades anfitrionas, a menudo con el respaldo de sus gobiernos nacionales, cubren la mayor parte de los costos de construcción y preparación para los Juegos Olímpicos.
El COI, que recibe miles de millones de dólares en ingresos por las ventas cada vez más lucrativas de derechos de radiodifusión y marca, aporta una cantidad relativamente modesta. Business Insider ha estimado que, entre 2009 y 2012, el COI aportó en total 5,560 millones de dólares a los comités organizadores de los Juegos Olímpicos de verano (Londres, 2012) y de invierno (Vancouver, 2010). El costo combinado de esos dos eventos fue de más de 20,000 millones de dólares, y quizás incluso más de 30,000 millones .
El COI no respondió a una solicitud de entrevista para este artículo.
Pero incluso algunas ciudades entienden las ventajas de una Isla Olímpica. "La idea de una sede permanente no es una idea novedosa en lo absoluto", dice Barry Sanders, presidente del Comité del Sur de California para los Juegos Olímpicos. "Durante aproximadamente 800 años los Juegos Olímpicos se celebraron en Olimpia y a nadie le pareció mal". Dice que en los últimos años los griegos han propuesto la idea de regresar los Juegos Olímpicos a una sede permanente en Grecia, pero esa idea no ha recibido apoyo.
Pero quizás sea el momento para analizar esta propuesta nuevamente. Los Juegos Olímpicos sólo han generado ganancias dos veces en su historia moderna: en ambas ocasiones cuando fueron celebrados en Los Ángeles. La ciudad pudo reutilizar la infraestructura y las instalaciones existentes para celebrar los Juegos Olímpicos en 1932 y 1984. Todas las instalaciones ya tenían una demanda integrada para mantenerlas viables a largo plazo, y quizás incluso para otros Juegos Olímpicos: Los Angeles ya ha anunciado su candidatura para celebrar los juegos de 2024.
Short ite que existen poderosas fuerzas económicas que probablemente se opondrían a su idea de una Isla Olímpica. Pero dados los enormes costos y el impacto, a veces desagradable, que pueden tener sobre la población, piensa que resolvería muchos más problemas que los que podría causar.
"Honestamente, no le veo ninguna desventaja", dice Short. "Simplemente parece una idea muy obvia."
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.