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CityLab Vida Urbana

Las latinas que pedalean contra la violencia sexual

En Los Ángeles, el colectivo de ciclistas Ovarian Psycos es una reacción a la violencia de género y a los problemas que viven las chicanas.
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21 Jul 2016 – 10:33 AM EDT
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De alguna manera, fue un golpe de suerte cuando se le descompuso el auto a Xela De la X en el verano de 2010. Buscando otra manera de llegar al trabajo, empezó a usar su bicicleta, algo que nunca se permitía cuando era niña creciendo en las calles de Boyle Heights, Los Ángeles.


Cuando se subió a la bicicleta, nuevamente fue presa de ese machismo y esa violencia que había visto durante su vida, y que muchas la dejaba encerrada en su hogar de pequeña. “Los piropos se sentían peor que cuando caminaba”, dice De la X (quien usa este nombre como seudónimo). “La gente me ponía más atención simplemente porque era mujer en mi bicicleta en el centro de la ciudad”.


Pero esto sería el germen de un cambio. Un día, cuando viajaba a casa, varios semáforos en la calle estaban apagados por un corte de electricidad. La congestión era terrible. “Pero yo me podía mover a través del tráfico sin parar. Y me recuerdo que pensé, ‘ así se siente la libertad. Así se siente no tener obstáculos bloqueando tu movimiento.’ Y quería sentirme así otra vez”, dice De la X.

De ahí nació la idea de usar las bicicletas para luchar contra la violencia que viven las mujeres de minorías y contra la falta de libertad para moverse que esta genera. De la X creó Ovarian Psycos, un colectivo de mujeres ciclistas en Los Ángeles, muchas de ellas residentes del barrio latino de Boyle Heights. Las “Ovas”, como se llaman entre ellas, son el objeto un nuevo documental dirigido por Kate Trumbull-LaValle y Joanna Sokolowski, el que fue estrenado en Los Ángeles este 9 de julio.


La película sigue las vidas de Xela, Andi Xoch (otra miembro del colectivo y artista en la comunidad) e Evie, esta última una recién llegada que tiene apenas 21 años y lucha por equilibrar sus obligaciones de trabajar, ir a la escuela y ser un líder del grupo.


A través de las historias del documental es posible entrar en la intimidad de estas ciclistas. Xela atraviesa por una relación difícil con su madre, con su padre abusivo y al mismo tiempo ella es mamá de una niña de nueve años. Andi también batalla para conectarse con su madre y su hermana, quienes no entienden totalmente su participación en el grupo. Y Evie lucha para ayudar materialmente a su familia, mientras también hace esfuerzos para cumplir con su responsabilidad a las Ovas.


Pero detrás de este relato íntimo hay un discurso político. El desarrollo del documental está acompañado de las noticias de muertes de varias mujeres jóvenes en la vecindad. Una fue asesinada por su novio en el estacionamiento de su escuela, y otra hallada muerta en el lago del parque Hollenbeck en Boyle Heights. Viven rodeadas del peligro que experimentan las mujeres latinas en las calles del barrio, contra el cual muchas de las familias de las Ovas trataron de protegerlas manteniéndolas en casa.


“Cuando yo era niña, no podía hacer nada más que quedarme en mi cuarto y a veces mirar la tele”, dice De la X. “No me dejaban en el porche del frente ni en el patio trasero. Mientras tanto, mis hermanos podían ir a donde querían. Crecer así instaló en mí una percepción de urgencia [para cambiar esta situación], pero también muchísima rabia”.

En la película, De la X visita el cuarto donde pasó tantas horas como niña. Casi no puede contener la tristeza. Es una existencia demasiado diferente de como vive ahora, y de como está criando su hija, Yoli.


Toda esta actitud se plasma, a su vez, en los “Luna Rides”, viajes nocturnos mensuales en los cuales recorren por las calles bajo la luna llena. Antes de montar, tienen diálogos sobre problemas que enfrentan en la comunidad y sobre experiencias personales. Tienen oradores de la comunidad, y dan a todas las participantes una carta con información sobre recursos contra la violencia íntima or doméstica. Una vez al año, también organizan un paseo de 26 millas llamado el “Clitoral Mass”, el que ya ha sido replicado en seis ciudades.


“Cuando montamos bicicleta juntas, especialmente en la noche, nos burlamos del miedo”, concluye de la X. “Nos burlamos de todas estas ideas que nos dicen cómo debemos ser como mujeres”.


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