Con mensajes de texto, los vecinos están decidiendo el futuro de este barrio neoyorquino

“Me gustaría poder comprar libros y tarjetas, culturalmente conscientes, que me representen”, dice uno de los mensajes que llegaron. Otros hacen sus solicitudes muy simples para Brownsville, en Brooklyn: que se construya un Burger King o un banco Chase.
Estas son opiniones vertidas por los residentes de Brownsville en respuesta al pedido de las autoridades acerca de 'qué falta por hacer' en sus barrios. Las respuestas, que llegaron por distintos medios electrónicos, poblaron un mapa online, una herramienta usada por el Departamento de Desarrollo y Preservación de la Vivienda de Nueva York (HPD, por sus siglas en inglés) en un nuevo proyecto de planificación. A inicios de este mes, el alcalde de Blasio y el HPD publicaron el Plan Brownsville, resultado de un año de planificación de la comunidad y la municipalidad, el cual creará 2,500 nuevos hogares y acicalará las instalaciones culturales y recreativas del vecindario. Según el mapa, estas iniciativas son más que bienvenidas.
“En la medida en que Nueva York sigue creciendo y cambiando, los residentes de la comunidad deben tener voz y voto en la transformación de su localidad a futuro”, dijo en conferencia de prensa la comisionada del HPD Maria Torres-Springer. El Plan Brownsville es en buena medida un reflejo del impulso que dio el alcalde de Blasio para empoderar a las comunidades en la planificación urbana, un mensaje que viene promoviendo desde 2014.

Una captura de pantalla del mapa online (coUrbanize).
Esta no es una idea especialmente radical o nueva. Las juntas comunitarias, por ejemplo, datan de hace bastante tiempo, funcionando como espacios en que los residentes se involucran para dar soluciones. Pero el crowdsourcing (colaboración abierta distribuida) detrás del Plan Brownsville sí gesta un nuevo tipo de compromiso local.
En colaboración con la plataforma online coUrbanize, el Departamento colocó letreros y publicidad en todo el barrio –en espacios vacíos y estaciones de metro, enfrente de restaurantes y mercados–, pidiendo a los residentes que enviaran ideas por medio de mensajes de texto en torno a qué sienten que falta y qué pudiera ser mejorado. Los letreros no imponían demasiadas restricciones: “Este espacio podría usar un poco de amor. ¿Qué colocaría usted aquí?”. O esta otra: “Está un tanto oscuro aquí… ¿Cómo podríamos hacer de Livonia una calle más segura y amena a los transeúntes?”.
El aporte de la comunidad comenzó en julio pasado e incluyó decenas de organizaciones de apoyo, la colaboración con coUrbanize y la contribución de cerca de 500 residentes. Una vez que el residente enviaba una respuesta, ellos recibían un mensaje de vuelta que les permitía conseguir actualizaciones acerca del proceso de planificación y mantenerlos informados con detalles sobre futuras actividades y encuentros. La exhortación a enviar mensajes de texto se mantuvo en pie por seis meses y los comentarios enviados (ya fuera en forma de mensaje de texto o vía online) fueron llevados a un mapa y categorizados de manera que esclarecían las más urgentes necesidades de Brownsville, según sus habitantes, así como qué es lo que debería permanecer en el vecindario (de acuerdo a un residente, el jardín comunitario debería quedarse).
Comprometer al vecindario en la planificación urbana no es, como podría creerse, un concepto nuevo. Sin embargo, no siempre es fácil de conseguir.
“Es una gran idea disponer de una opción para acumular información por medio de mensajes. Eso la hace accesible, particularmente a aquellos que por A o por B no pueden asistir a las actividades de la comunidad, ya porque trabajan más de ocho horas diarias o porque están recluidos en casa”, señala Giovania Tiarachristine, planificadora en el HPD.
Sin embargo, esta plataforma es solo un complemento de la más personal herramienta de crowdsourcing que ocurre sobre el terreno. “No podemos elaborar un plan únicamente basado en el compromiso online”, añade Tiarachristine. Antes de implementar la plataforma de integración textual, el equipo se reunió con partes interesadas de la comunidad, organizó actividades de apoyo y recaudación y esbozó importantes directrices en su proceso de investigación. Pero la invitación al envío de mensajes ciertamente trajo consigo más voces a la palestra pública, especialmente ya que los residentes no necesitaban a internet para participar, añade Simon Kawitzky, comisionado asistente en el HPD.
¿Cómo surgió la idea de usar mensajes de texto para crear un plan encaminado a mejorar las condiciones de uno de los barrios más pobres de Nueva York? Según Kawitzky, ha habido una creciente colaboración entre las localidades y las plataformas digitales. Neighborland, mySidewalk y Textizen fueron algunas plataformas que ellos consideraron antes de decantarse por coUrbanize. “Se hace cada vez más rutina para las ciudades el poder integrar la tecnología y los datos a sus procesos de planificación”, apunta. Esto ha conllevado a que un número también creciente de pequeñas empresas se vean envueltas en la planificación y el diseño urbanos, recalca Karin Brandt, cofundadora y directora ejecutiva de coUrbanize. “Las ciudades y los pueblos hoy día tienen mucho interés en manejar y procesar datos”, dice Brandt. “Sobre la tecnología pueden sobradamente descansar nuevos tipos de crowdsourcing”.
La estrategia de coUrbanize, tanto de mapeo como de envío de mensajes de texto, ha sido empleada con funciones similares en la ciudad de Boston así como en áreas de Nueva Jersey. Brandt se ha percatado de que, en cualquier barrio, el primer paso es preguntar a sus residentes cuestiones que ellos puedan responder sin usar un lenguaje técnico. “En las reuniones, ellos podrían hablar de planificación urbana, la cual requiere un grado de conocimiento específico”, acota. Pero solo por el hecho de solicitarles a los residentes nuevas ideas acerca de su entorno, la barrera a participar se reduce y toma apenas cinco segundos. “Y si el primer paso termina siendo fácil, las probabilidades aumentan”, agrega.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.