Estos guerrilleros anónimos del ciclismo cambiaron Fortaleza

No se sabe cuántos son. Ni quienes son. Tampoco tienen un líder o una estructura jerárquica que siga la típica fórmula vertical de una comunidad o colectivo urbano. Los voceros no existen. Y las decisiones, las acciones, son tomadas de manera colectiva.
Desde Fortaleza, los de Massa Crítica son parte del movimiento global bajo el nombre de Critical Mass que nació el año 1992 en San Francisco, California, y que busca reivindicar los derechos de ciclistas y el uso de la bicicleta como un transporte ecológico y sustentable. Hoy, Critical Mass está presente en más de 300 ciudades alrededor del mundo, entre ellas Fortaleza, ciudad en la que están organizados desde 2013.
Pero las acciones del grupo en Brasil son mucho más que la rodada una vez al mes. Massa Crítica busca, con fuerza, llamar la atención de las autoridades, para impulsar políticas que promuevan la construcción de carriles para bicicletas y dejen de incentivar el uso del automóvil. Creen, también, en una ciudadanía activa que participe en acciones concretas y critican la pasividad de las autoridades para llevar a cabo proyectos que fomenten el transporte alternativo.
Esto los ha llevado ha realizar acciones que han chocado con las autoridades. En 2015, el colectivo comenzó a pintar pistas para bicicletas sin autorización. Lo hacían por la noche, en las principales avenidas y calles de la que es la quinta urbe más grande de Brasil. La policía de Fortaleza intentó criminalizar a la organización, pero la presión de los ciclistas pudo más.
El colectivo tomó tanta fuerza, que la ciudad eventualmente cedió ante sus demandas. Hoy, Fortaleza tiene más de 200 kilómetros de carriles para bicicletas, las que fueron ampliadas en más de 50 kilómetros durante el primer semestre de este año. Antes de las acciones de Massa Crítica, la ciudad sólo contaba con 60 kilómetros de vías exclusivas para bicicletas.
CityLab Latino conversó con el grupo brasileño -quienes aceptaron a hablar manteniendo su anonimato y respondiendo las preguntas de manera colectiva- tras el estreno del documental, cuyo trailer puedes ver más abajo:
¿Qué impulsó la creación de Massa Crítica en Fortaleza?
Estas protestas ocurren en Fortaleza desde 2006. En 2013 se produjeron grandes manifestaciones por todo Brasil. La mayoría de las veces se trataba de una crisis de ‘representatividad’ y el gran grito que resonó por Brasil fue el de ‘sin partidos’. Las manifestaciones tuvieron un gran contenido anarquista y con ello ocurrió un gran aflujo de ese tipo de pensamiento en todos los movimientos sociales brasileños. Con la efervescencia de 2013, elaboramos una máquina para pintar un carril para bicicletas, ya que la ciudad ignoraba completamente a los ciclistas hace más de treinta años. Cerca de cuarenta personas independientes y autónomas participaron en este proyecto.
Así nace la primera semilla de 2013: un movimiento horizontal, autónomo y antijerárquico. Y así permanece hasta hoy.
Desde 2013, miles de personas ya han participado en alguna pintura de carriles para bicicletas o en las grandes protestas en defensa de Masa Crítica en 2015, cuando el municipio de Fortaleza intentó criminalizar al colectivo.
¿Cuáles han sido sus mayores éxitos?
Consideramos que uno de los triunfos más importantes fue lograr mantenerse fuera de la perspectiva del poder. Somos personas que quieren cambiar el mundo y combatir toda forma de opresión, pero que no quieren ganar poder. Mantener esto implicó ser víctimas de muchos acosos y conflictos con partidos locales, principalmente los socialistas, que intentaron a toda costa transformar el movimiento en dividendos institucionales.
Ser horizontal, antijerárquicos y autónomos en un mundo que es lo contrario de todo, es un gran desafío por sí solo. Sin duda alguna otra gran victoria fue dar inicio a la bicirevolución en la ciudad, que a partir de las acciones del colectivo y del apoyo popular, hoy cuenta con más de 200 kilómetros de carriles para bicicletas.
Podemos citar dos momentos cruciales: el primero, la pintura de la primera pista para bicicletas en la Avenida Ana Bilhar, en 2013, que poco después fue oficializada por el municipio de la ciudad. El segundo fue dos años después, cuando la ciudad ya contaba con más de cien kilómetros de ciclovías de vías exclusivas para bicicletas y la revolución impulsada por el colectivo estaba en su punto más alto. En ese entonces, la Avenida Domingos Olímpio conectaba dos grandes ciclovías de la ciudad y por allí pasaban miles de ciclistas todos los días. En tres ocasiones, nuestro colectivo pintó ciclovías ciudadanas, las que fueron borradas por el municipio quienes argumentaban que “era imposible” hacer una ciclovía ahí.
No nos intimidamos, pintamos la pista ciudadana para bicicletas dos veces más, quemamos neumáticos, cerramos la avenida y por último hicimos una protesta donde centenares de personas bloquearon el tránsito y construyeron una barricada. Un mes después, el ayuntamiento desarrolló un proyecto y la pista fue construida.
Otra gran victoria fue la preservación de la Plaza de Portugal. Las acciones del movimiento comenzaron luego de que el municipio anunciara su demolición en treinta días. Pintamos flores en la plaza, hicimos símbolos de anarquismo y coloreamos los s peatonales a la misma. El mismo día todos los medios de comunicación estigmatizaron el movimiento como "vandálico". Poco a poco, el pueblo entendió lo que ocurría y después de intensos debates en las redes sociales, los periódicos cambiaron el tono anunciando una gran protesta. La plaza acabó siendo preservada y se hizo un carril para bicicletas en la calle de la plaza que pasa por encima de ella. Todo esto está en el documental que se estrenó el pasado 30 de septiembre.
¿Qué técnicas específicas de urbanismo táctico funcionaron y cuáles no?
Podemos citar tres tácticas: hacer acciones directas de alto impacto, nuestra negativa al poder y a dialogar con las instituciones y el movimiento anónimo. Después de todo nadie habla por la Massa Crítica. ¿Quién podría representarnos? ¡Nadie!
Creemos en hacer acciones que estén en el margen de la legalidad, pero que sean justas. Exponemos que, si el ayuntamiento no lo hace, el pueblo lo hace. Esto pone al Estado en una situación difícil: ¿va a criminalizar un movimiento que hace pistas para bicicletas, que, a pesar de ilegales, son para proteger la vida de las personas? ¿Criminaliza las pinturas de los peatones? ¿Se criminalizará la pintura de plazas con el fin de impedir su demolición?
Otro hecho que poco a poco quedó claro fue la negativa de dialogar con el Estado. Esa táctica de alguna forma funciona como forma de presión: no queremos dialogar con el estado ni con el ayuntamiento: esas reuniones sólo sirven para aplazar, enrollar y desmovilizar a las personas. Lo que queremos es claro y expuesto a través de nuestras acciones directas: queremos cambiar el urbanismo, queremos una ciudad para personas y no para el transporte de mercancías.
¿Qué recomendaciones le daría a otros grupos de ciudadanos que quisieran seguir su ejemplo?
Júntense. Junten grupos de amigos que quieren cambiar el mundo, pero que lo hagan sin el interés de obtener poder. La lucha debe ser de forma horizontal, sin jefes, con decisiones colectivas, donde la propia experiencia de la participación real sea sin relaciones de mando, en una acción que desafía el status quo.
Mira el trailer del documental, estrenado el 30 de septiembre, aquí: