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CityLab Política

Las mujeres lograron un triunfo histórico en las recientes elecciones municipales en EEUU

El país tendrá al menos un 25% más de alcaldesas, de acuerdo a los últimos cálculos. Las protagonistas de este hito lo ven como una reacción a la elección de Trump.
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Por: Sarah Holder,
9 Nov 2017 – 03:29 PM EST
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La última vez que la alcaldía de Seattle estuvo en poder de una mujer fue en 1926 . Cuando Bertha Knight Landes se postuló, los periódicos locales les aseguraron a los votantes que era "franca" y "sin pretensiones", que iba a la iglesia, que no era una "mujer parlanchina" o, peor aún, que tampoco era una "nueva mujer". Cuando ganó, Landes hizo historia y no solo en la ciudad: al mando de Seattle, también se convirtió en la primera mujer en ser elegida alcaldesa de una ciudad importante de Estados Unidos.

El martes, casi 100 años después que Landes asumiera el cargo, más mujeres estaban en vías de convertirse en alcaldesas en las 100 principales ciudades de Estados Unidos que nunca antes, y muchas de ellas lo han logrado en victorias históricas. Seattle eligió a una mujer por primera vez desde Landes. Otras cinco ciudades estadounidenses de todos los tamaños eligieron o se espera que elijan mujeres por primera vez en su historia. Y varias latinas fueron electas. En total, cuando se hayan finalizado las elecciones restantes, habrá al menos un aumento de un 25% en la cifra de alcaldesas en las 100 ciudades más importantes en comparación con el año pasado. Desde 2011, este aumento es de un 177%. El ascenso político de estas candidatas a la alcaldía no debe vincularse con su género, pero sus caminos particulares revelan algo sobre el futuro de la representación de las mujeres en las oficinas locales, dónde se han roto los denominados ‘techos de vidrio’, dónde persisten las barreras y por qué.

"Es notable como parte de la tendencia más amplia de candidatas que desafían las expectativas y hacen historia mientras lo hacen", dice Jean Sinzdak, directora asociada del Centro para las Mujeres y la Política Americana de la Universidad Rutgers. "Aunque la narrativa general de los medios se centra en el hecho de que a los demócratas como partido les fue muy bien anoche, el hilo narrativo que veo es que las mujeres y las personas de color impulsaron ese éxito".

Seattle eligió a Jenny Durkan, la primera mujer en ocupar el Ayuntamiento en 91 años; Manchester expulsó a un titular masculino para elegir a Joyce Craig, la primera mujer alcaldesa en los 266 años de historia de la ciudad; según conteos aún no oficiales pero sustanciales, Provo eligió a la primera mujer que presentó una solicitud para postularse como alcaldesa, Michelle Kaufusi. Framingham, Massachusetts, que apenas votó para convertirse en una ciudad en abril, eligió a Yvonne Spicer como su primera alcaldesa, y es una mujer negra. En abril, St. Louis eligió a Lyda Krewson como su primera alcaldesa; a principios de este mes, Montreal, en Canadá, hizo su propia historia, al elegir a Valerie Plant; y el 18 de noviembre, Nueva Orleans elegirá ya sea a LaToya Cantrell o a Desiree Charbonnet como su primera alcaldesa.


Seis ciudades más que ya tuvieron sus primeras alcaldesas previamente, ahora eligieron, tras duras contiendas, sus segundas y terceras alcaldesas. Desde que Rutgers comenzó a llevar estas estadísticas en 1989, la proporción más alta de alcaldesas en ciudades con una población de 30,000 y más (incluyendo las 100 principales), fue de un 21%. "Estas victorias seguramente aumentarán esa proporción", dice Sinzdak. "Puedo decirles por experiencia personal tras ver los datos, que no recuerdo haber visto nunca a esa proporción de alcaldesas de las 100 ciudades principales acercarse a un 25%". Pero eso está cambiando este año.

Cada una de estas ciudades tiene un conjunto único de desafíos y busca un nuevo rostro para enfrentarlos. Tres ciudades en particular también tienen algo más en común. Incluso antes de que la votación en Seattle, Provo y Nueva Orleans, los votantes elegían entre las listas de todas las mujeres (con la excepción de una candidata por nominación directa). En Seattle, la ciudad necesita un alcalde que aborde la crisis de la vivienda asequible y reemplace a Ed Murray, elegido el año pasado, quien renunció en mayo en medio de acusaciones de agresión sexual; en Provo, la ciudad en pleno auge busca un defensor del crecimiento inteligente; y los residentes de Nueva Orleans esperan que su nuevo alcalde cumpla con las reformas de vivienda y de justicia penal iniciadas por el actual alcalde, Mitch Landrieu.

El hecho de que haya tardado tanto tiempo que estas ciudades principales estén dirigidas por mujeres quizás no sea sorprendente. El camino al ayuntamiento como candidata femenina, incluso cuando se viaja con éxito, no está exento de obstáculos, como lo demuestran las experiencias de estas mujeres.

"En la investigaciones que he visto, a menudo las mujeres dicen que quieren postularse para un puesto para lograr cosas y los hombres quieren ganar poder", dice Erin Loos Cultraro, fundadora y directora general de She Should Run , una organización que apoya a las candidatas. "Este año, las mujeres siguen diciendo esas mismas cosas —tenemos que hacerlo mejor— pero hay una mayor sensación de urgencia".


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Una ciudad como Provo es un lugar especialmente difícil para que se postule una candidata a la alcaldía por primera vez. Existen las barreras habituales para las mujeres políticas: la naturaleza cíclica de la política; la preponderancia de los titulares masculinos; el sexismo que las mujeres saben que enfrentarán si ganan. Pero también es algo único: Provo es el hogar de la Universidad Mormon Brigham Young, conocida por ser incondicionalmente conservadora; y los valores religiosos que priorizan los roles familiares ‘tradicionales’ definen una gran parte de la base de la ciudad. No todos los residentes de Provo practican la religión mormona (aunque la población mormona de Salt Lake City se reduce, la del Condado de Utah está creciendo , este verano alcanzó un 84.7%) y no todos los residentes religiosos son reacios a la idea de una mujer en el poder.


Pero incluso antes de que Michelle Kaufusi y Sherrie Hall Everett ganaran la elección primaria para convertirse en las dos candidatas a la alcaldía este otoño —e incluso antes de que Kaufusi ganara— el clima que describieron era frío.

"Honestamente pensé que Provo no tendría una alcaldesa para este momento", dice Kaufusi. "Cuando fui a presentar mi documentación, me dijeron que era la primera mujer en la historia de Provo en presentarla" (ella llegó antes que Everett).

"Creo que a veces es difícil para las mujeres postularse porque culturalmente están trabajando o cuidando a sus familias", dice Kaufusi, refiriéndose a la cultura general del estado de Utah. "Y, sirven de muchas otras maneras".

Everett coincide con esto. "La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no representa necesariamente esa cultura ahora, sino que algunas de esas viejas ideas e ideas generacionales han persistido", dice ella. "Y creo que estamos acabando con mucho de eso aquí".

Cuando Everett fungió como miembro del concejo municipal en 2008, sirvió en un consejo de cinco mujeres y solo dos hombres. Dice que, al principio, ella y sus compañeras enfrentaron resistencia. " Hubo a veces términos peyorativos sobre nosotras; y términos 'culturales' sobre nosotras; y a veces comentarios en los pasillos del Ayuntamiento de otros funcionarios electos y cosas así", dice. Everett siente que, con el tiempo, el consejo se ganó el respeto de la comunidad. Pero en los años que siguieron, el péndulo político se movió en la dirección opuesta: durante los últimos cuatro años, solo una mujer ha servido en el Ayuntamiento.

Este otoño, cuando se hizo evidente que una mujer llegaría a la alcaldía, los comentarios comenzaron de nuevo. Después de presentar su documentación, Kausufi recibió formularios anónimos de Google ("Provo no necesita una alcaldesa"), y Everett recibió llamadas despectivas de las mujeres locales ("¡Necesitamos un hombre para el trabajo!"). Pero el desafío más grande les llegó a ambas al mismo tiempo: un candidato masculino por nominación directa, Odell Miner, quien había quedado tercero por un margen de 129 votos en las elecciones primarias.


Miner, que trabajó como consultor privado e inició la Escuela de Asuntos Públicos de Rocky Mountain, dijo que Provo necesita un empresario como él en la oficina ejecutiva. "El alcalde es el director ejecutivo de la comunidad", dijo Miner antes de la contienda, poco convencido de las credenciales de sus oponentes. "No estás buscando a alguien que, entre comillas, "salga de la calle" para que maneje ese tipo de responsabilidad".


Kaufusi tiene experiencia en el sector público de Provo: Ha servido en la junta escolar del distrito de Provo desde 2011, y ha fungido como presidenta de la junta escolar desde 2015. Hizo campaña para expandir el crecimiento estratégico de la ciudad, basándose en el trabajo del ex alcalde Curtis. Everett sirvió en el recién formado comité consultivo de movilidad del transporte y participó en la configuración del plan maestro de transporte de la ciudad, luego de servir en el concejo municipal. Esta propietaria de una pequeña empresa ha sido su propia jefa por más tiempo del que ha estado subordinada a otras.

"Desafortunadamente, el género no es el problema en este caso en particular", insiste Miner. "Hay mujeres muy calificadas en Provo que podrían ser alcaldesas, pero resulta que ninguna de estas dos mujeres ha recorrido el camino suficiente, por así decirlo, como para poder estar realmente calificada". Hace una pausa. "Aunque se puede decir que ambas consideran que son lo suficientemente capaces como para llevar esto a cabo".

En última instancia, también lo considera la ciudad de Provo.


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En 1926, los periódicos de Seattle les aseguraron a los lectores que Landes no era una de esas "nuevas" mujeres repugnantes, a las que en los años 20 se les criticaba por fumar cigarrillos o llevar el pelo corto o, Dios no lo quiera, usar pantalones . Mucho ha cambiado en Seattle desde entonces: fue la primera ciudad importante de Estados Unidos en aprobar un salario mínimo de 15 dólares la hora, y, hasta que renunció, Ed Murray fue el primer alcalde abiertamente homosexual de la ciudad. Durkan, quien es lesbiana, es la segunda.

Mientras que a los habitantes de Seattle de la década de 1920 les preocupaba que la ambición poco convencional de Landes pudiera desorientar su ciudad, los periódicos alabaron Durkan por su experiencia de liderazgo. Durkan ha trabajado durante más de 20 años como abogada estatal, federal y privada, y se desempeñó como fiscal en Seattle desde 2009 hasta 2014. Durante ese tiempo, su oficina procesó a la policía de Seattle por el uso de fuerza excesiva y negoció un acuerdo que condujo a amplias reformas.

De hecho, Seattle parece estar lista para un nuevo tipo de liderazgo. Incluso antes de la victoria de Durkan, los cuatro candidatos principales en las elecciones primarias para la alcaldía eran todas mujeres, y la renuncia de Murray dejó a muchos habitantes de Seattle enfadados y listos para el cambio.


"92 años después y Seattle está a punto de tener otra alcaldesa. ¿Qué les parece?" Le dijo Durkan a una multitud de seguidores después de su victoria el martes por la noche. "Se cuenta que la alcaldesa Landes dijo que Seattle no es realmente una ciudad, sino un hogar más grande", continuó. "Así es como tenemos que pensar en Seattle ... como un lugar donde todos tienen un hogar".

Durkan basó su campaña en una plataforma que prometió construir viviendas asequibles y resolver el desamparo. Esto tuvo aceptación entre los residentes de Seattle, cuya ciudad recibe 57 nuevos residentes, y crea solo 18 nuevos lugares para vivir, todos los días . También ha prometido proporcionar enseñanza gratis en las universidades comunitarias y técnicas del estado de Washington para todos los graduados de la escuela secundaria pública de Seattle.

Pero a pesar de la histórica victoria de Durkan, la contienda por la alcaldía de Seattle puso de manifiesto ciertos desafíos que enfrenta la mujer política moderna. Aunque el Seattle Times respaldó a Durkan por su experiencia gerencial tradicional, su oponente, Cary Moon, enfrentó duras críticas por lo contrario.

"A pesar de sus logros, aún hay muchos imponderables sobre ella", dice un artículo del Seattle Times . "Moon ha tenido dificultades para demostrar que tiene la experiencia gerencial o los logros concretos que la capacitan para dirigir el gobierno de una ciudad de 5,300 millones de dólares y 12,000 empleados".

Esta sensación de tener que justificar las credenciales es una que comparten muchas mujeres en la política. "Las mujeres tienen que hacer más para demostrar que están calificadas", dice un informe de la Barbara Lee Family Foundation , una organización que defiende la igualdad de las mujeres en la política. "Las mujeres enfrentan una prueba de fuego que los hombres no enfrentan: Los votantes apoyan a un candidato masculino que no les gusta pero que creen que está calificado, pero no aplican el mismo estándar a las mujeres".

Moon, una urbanista que lleva más de 20 años trabajando con la ciudad de Seattle y en varios roles de liderazgo, experimentó esta prueba de fuego directamente.

"He trabajado en el sector público, el sector privado y en los sectores de defensa y sin fines de lucro. Me tomé un tiempo para criar a mis niños", dice Moon. "Mi currículum parece el currículum de una mujer típica, en estos tiempos, pero no se parece al currículum de un político que ha trabajado a tiempo completo en la política durante 20 o 30 años".

En parte, Moo n quería postularse para la oficina local para combatir este anticuado clima político. Al igual que muchas otras , decidió postularse para la oficina local después de que Trump fuera elegido en noviembre pasado. "Honestamente, cuando Donald Trump fue elegido, me di cuenta, como muchas mujeres, de que era hora de dar un paso adelante y mostrar un tipo diferente de liderazgo", dijo. "Tú piensas, 'todo está bien, la democracia es segura, me quedaré en mi carril por aquí haciendo el buen trabajo que estoy haciendo', y luego te dices 'espera un minuto, todo está en riesgo, y todos tenemos que dar un paso al frente'".

Para la mañana del miércoles, estaba claro que, en Provo, los votantes también darían un paso al frente. La mayoría de las personas ya habían votado : Kaufusi tenía 3,601 votos contra los 2,695 de Everett. Miner tenía 1,656. La cifra oficial no se publicará hasta el jueves, y Kaufusi dijo a la prensa local que quería ser cautelosa y que no quería celebrar demasiado pronto. Para Everett, es el Día de la Marmota otra vez. "Esto es exactamente lo que sucedió en las elecciones primarias", le dijo al Daily Herald. "Aún faltan tres recuentos más. Vamos a aguantarnos. Solo estamos en el primer cuarto del juego de fútbol".

Si, cuando todo termine, Everett se adelanta, Provo aún habrá hecho algo sin precedentes: elevar a una mujer a su puesto más alto.

"Provo es un lugar único", dice Kaufusi, "pero creo que el techo de vidrio se está rompiendo. Y estoy lista para eso".

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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