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CityLab Política

Desde vivienda a energías limpias: los temas urbanos amenazados por la reforma tributaria

Los republicanos quieren aprobar su propuesta impositiva cuanto antes, pero todavía no tienen todos los votos comprometidos.
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15 Dic 2017 – 01:04 PM EST
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El republicano Paul Ryan podría anotarse un gran triunfo si logra la firma de la nueva ley. Crédito: Mark Wilson/Getty Images

Después de que Doug Jones lograra su inesperado triunfo en la contienda senatorial de Alabama el martes, la fecha límite para reconciliar las versiones del senado y la cámara de representantes del proyecto de reforma tributaria republicano adquirió una repentina urgencia. Los republicanos quieren aprobar el proyecto de ley, ahora o el lunes a más tardar, antes de que la llegada de Jones dificulte las cosas. Los detalles del proyecto de ley están comenzando a aparecer a medida que los líderes trabajan para acelerar el paso de la legislación por las consultas.

No es probable que las precipitadas deliberaciones tributarias calmen a los críticos que dicen que tanto los proyectos de ley de la cámara de representantes como los del senado están plagados de errores básicos y exclusiones. Las consecuencias involuntarias de algunas de las medidas intencionales podrían ser profundas, por no hablar de los costos de incluir errores en la ley.


Reducir drásticamente la tasa de impuestos corporativos significará menos ingresos para el gasto en infraestructura, servicios, transporte y más. Entonces, en un sentido de primer orden, el proyecto de ley tributaria de los republicanos será un recorte presupuestario para cada gran área metropolitana del país (y también fuera de estas). Otros elementos del proyecto de ley tributaria podrían implicar la ruina de ciertos lugares específicos.

Algunas señales sugieren que los congresistas republicanos podrían estar reconsiderando varias de las características más polémicas de la ley (pero avanzando con otras). He aquí un resumen de las principales preocupaciones y en qué situación parecen estar en las negociaciones.

Los bonos para privados, utilizados para infraestructura y viviendas asequibles, no cambiarán

La versión de la Cámara de Representantes del proyecto de ley llamó a derogar la exención tributaria para los bonos para actividades privadas, los cuales los gobiernos utilizan para financiar todo tipo de desarrollos. Las ciudades y los estados emiten bonos (exentos de impuestos) en nombre de los desarrolladores para financiar infraestructura, vivienda y otras cargas onerosas. Eliminar la exención de impuestos para estos bonos municipales podría reducir el desarrollo de cientos de miles de unidades de vivienda asequible durante la próxima década y socavar el crecimiento municipal.

The Wall Street Journal informó que el proyecto de ley final preservará la exención de impuestos para los bonos para actividades privadas. También se eliminaron otros elementos polémicos que afectan el estado fiscal de los gastos médicos, los intereses de los préstamos estudiantiles y la matrícula de posgrados universitarios (los estudiantes de posgrado pueden relajarse).

Los créditos fiscales para la vivienda no cambiarán, pero las tasas impositivas más bajas afectarán su valor

Un cambio en los bonos municipales habría afectado el Crédito Impositivo para Viviendas de Bajos Ingresos (LIHTC), que los desarrolladores utilizan para construir y preservar viviendas asequibles. Eso no se vislumbra por ahora. La situación fiscal del Crédito Tributario de Nuevos Mercados y el Crédito Impositivo para Restauración Histórica también es poco probable que cambie en el proyecto de ley final, según fuentes en el congreso.

Una disposición en el proyecto de ley del Senado podría haber socavado por completo los créditos impositivos para viviendas: el impuesto mínimo alternativo corporativo (AMT). Bajo la ley actual, las empresas pagan ya sea la tasa del impuesto corporativo, menos las deducciones o créditos que puedan obtener, o el AMT, cualquiera sea mayor. Pocas compañías pagan alguna vez la tasa de un 20% del AMT, porque la tasa corporativa de un 35% es más alta, incluso después de créditos para investigación o vivienda.

Eso cambiaría si la tasa de impuesto de sociedades y el AMT se establecieran ambos a un 20%. Las empresas que aceptan cualquiera de las deducciones inevitablemente terminan pagando el AMT, lo que hace que los créditos no tengan valor. Los republicanos se dieron cuenta de su error y acordaron hoy revocar el AMT corporativo.

Pero este fiasco es un ejemplo de cuán precipitado ha sido el proceso de reforma tributaria del partido Republicano. Otro ejemplo viene en la forma de una enmienda que intercambia créditos impositivos para viviendas aplicados a viviendas de artistas por créditos impositivos para veteranos, pero inadvertidamente hace que todas las viviendas de artistas construidas con créditos no sean elegibles retroactivamente para esos créditos (la situación de esa enmienda no está clara). Catalogar el proceso de desordenado sería generoso.

En cualquier caso, una tasa impositiva corporativa más baja limitará el atractivo de los créditos fiscales para viviendas. De hecho, la perspectiva de una reforma tributaria ya ha reducido el valor de los LIHTC. De acuerdo con la oficina de la senadora Maria Cantwell del estado de Washington, los inversionistas podrían pagar 2,000 millones de dólares menos para créditos de vivienda, lo que resultaría en 200,000 unidades menos de vivienda asequible durante la próxima década.

Se podrían acabar los créditos para energía solar, eólica y para viviendas

La enmienda del senador Pat Roberts a la versión del proyecto de ley del senado introdujo un nuevo impuesto: el impuesto contra abusos y erosión de la base impositiva (BEAT, por sus siglas en inglés). El BEAT impondría una base tributaria para compañías con filiales en el extranjero. Funciona muy parecido a un AMT, lo que significa que sufriría los mismos problemas que un AMT bajo la nueva dispensación tributaria.

"La intención de eso es perfectamente comprensible", dice Peter Lawrence, director de política pública y relaciones gubernamentales de la empresa de contadores Novogradac and Company. "Intenta evitar que las empresas que tienen operaciones en el extranjero usen la ley tributaria existente para evadir los impuestos corporativos. Funciona como un impuesto mínimo global. Desafortunadamente, en la forma en que está redactado, podría afectar negativamente a las organizaciones que son propiedad de entidades extranjeras o entidades de propiedad estadounidense con importantes operaciones en el extranjero".

Las empresas extranjeras o incluso las empresas estadounidenses que invierten en créditos fiscales podrían verse obligadas a pagar el BEAT en lugar de la tasa base menos créditos y deducciones. Eso podría dañar los créditos impositivos para viviendas. También podría impedir las inversiones en energía solar y eólica.

Aún no está claro si el proyecto de ley tributaria final mantendrá el BEAT, pero el senador John Thune ha dicho que los congresistas están trabajando en ello. Joel Cohn, socio de CohnReznick, tuiteó el rumor de que las empresas podrían compensar sus obligaciones del BEAT utilizando créditos fiscales.

El problema con las deducciones fiscales estatales y locales

Las deducciones fiscales estatales y locales (SALT, por sus siglas en inglés) les permiten a los contribuyentes deducir los impuestos a la propiedad estatales y locales más los impuestos a la renta estatales o locales o los impuestos a las ventas. Como explica Tanvi Misra de CityLab, esta deducción favorece principalmente a las zonas acomodadas en estados con tendencias demócratas, concretamente, Nueva York y California. Eso hace que esta deducción sea una oportunidad para que los republicanos realmente puedan castigar a los demócratas.

La reducción de la deducción significaría un aumento de impuestos para los contribuyentes que viven en lugares de altos impuestos. Justa o injustamente, la limitación del subsidio a las SALT dificultaría la recaudación de los gobiernos estatales y locales. Al igual que con la deducción de los intereses hipotecarios, hay un fuerte argumento a favor de reformar este subsidio, pero hacerlo para pagar los recortes de impuestos para los extremadamente ricos no es el argumento adecuado.

Los republicanos de Nueva York y California piden un compromiso. Una posibilidad que se está discutiendo, según el Instituto de Política Económica y Fiscal, les permitiría a los contribuyentes deducir los impuestos a la renta estatales y locales más los impuestos a la propiedad, pero limitaría la deducción a 10,000 dólares. Otra posibilidad sería menos generosa: los contribuyentes podrían deducir ya fueran los impuestos estatales y locales o los impuestos a la propiedad, y limitaría la cantidad a 10,000 dólares (los contribuyentes que pagaran menos de esa cifra para los impuestos a la renta o a la propiedad simplemente obtendrían un beneficio menor).

Tanto el Instituto de Política Económica y Fiscal como el Centro de Presupuesto y Prioridades Políticas analizaron las cifras y determinaron que incluso el compromiso daría lugar a aumentos de impuestos para millones de californianos y neoyorquinos. En California, por ejemplo, unos 2.14 millones de contribuyentes sufrirían un aumento bajo el compromiso de SALT propuesto, en comparación con 2.36 millones según la versión del proyecto de ley del senado. En ambos casos, es mucha gente.

Todo esto no quiere decir que los californianos y neoyorquinos nunca deberían pagar impuestos —lo siento, californianos y neoyorquinos—, sino es más bien con el fin de señalar que estos son estados que pagan una gran cantidad de impuestos federales en relación con su población. Y como sucede con tantas cosas en el plan republicano de reforma tributaria, el único propósito del cambio parece ser otorgar una exención tributaria a los muy ricos.

Pero todavía quedan muchas interrogantes

El presidente de la cámara, Paul Ryan, está tan cerca de cantar victoria con esto que ya están circulando historias sobre sus qué es lo que hará después (ya ha dicho que se retirará de su puesto luego de este periodo). Pero el proyecto de ley tributaria aún dista mucho de ser un hecho. El senador Marco Rubio dice que votará en contra del proyecto de ley tributaria a menos que expanda el crédito tributario por hijos. Los senadores Jeff Flake y Susan Collins están indecisos y piden concesiones que no pueden conseguir. El senador Bob Corker probablemente vote en contra. El senador Rand Paul posiblemente vote en contra. En este momento, el partido Republicano no tiene los votos para aprobar el proyecto de ley, lo cual le da a cualquiera de ellos poder sobre los detalles. Si los republicanos esperan mucho más tiempo, tendrán un voto menos dentro de su estrecho margen después de que el recién elegido senador demócrata de Alabama asuma el cargo.

No sería una gran sorpresa si no se aprobara una ley tributaria masivamente impopular exigida por un presidente históricamente impopular. Pero, de todos modos, los republicanos harán su mayor esfuerzo durante el fin de semana.

Este artículo fue publicado originalmente inglés en CityLab.com.

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