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Cómo las herramientas para espiar celulares ponen en riesgo a los inmigrantes

Las policías de todo el país están comprando equipos para interceptar información en teléfonos móviles. En la actual guerra contra los indocumentados, esto podría ser una seria amenaza para ellos.
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14 Feb 2017 – 06:30 PM EST
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Alrededor de once millones de indocumentados viven en Estados Unidos. Crédito: Getty Images

“Los inmigrantes son como una señal de alerta cuando se trata de recolección y seguimiento de datos”, dice Steven Renderos, el director del Centro para Justicia de los Medios. A lo que se refiere es que la forma en que los inmigrantes son tratados por agencias de policía local y federal enseña el peligro que toda la población puede enfrentar en los años que vienen. Y teniendo en cuenta el alcance de la tecnología de espionaje en EEUU, esto resulta especialmente preocupante.

La última semana CityLab publicó una exhaustiva investigación sobre la proliferación de equipos para espiar celulares en departamentos de policía municipales por todo el país. En Los Ángeles, por ejemplo, se ha invertido 123,211 dólares en este tipo de tecnología. En Chicago, la cifra ha llegado a casi medio millón de dólares. Lo cierto es que estas instituciones están gastando miles de dólares al año en herramientas de dos tipos: dispositivos para interceptación de teléfonos celulares, utilizados para rastrear de manera encubierta y obtener datos (como una lista de llamadas y mensajes de texto, aunque usualmente no pueden ver el contenido); y dispositivos de extracción información de teléfonos celulares, utilizados para abrir teléfonos en la posesión de la policía para sacarles comunicaciones privadas y otra información.

El uso de estos equipos genera importantes preguntas sobre la privacidad de la ciudadanía y la legalidad de este tipo de iniciativas. Pero, además, deja en una posición extremadamente vulnerable a la población que, de acuerdo a Renderos, ya experimenta más vigilancia que casi cualquier otra: los inmigrantes, especialmente los indocumentados que están en riesgo de ser deportados.

En el último mes este tema ha cobrado especial relevancia. La orden ejecutiva del presidente Donald Trump cambió las prioridades para deportación y puso en riesgo a todos los inmigrantes que han sido acusados de un crimen, los que han sido arrestados y los que están bajo sospecha de “un delito acusable”. Como mi colega George Joseph explicó en su artículo, Trump necesitará ayuda de los departamentos de policía locales para poder cumplir con sus ambiciosas metas de deportación. La posibilidad de espiar los celulares de la gente para ver su ubicación, sus mensajes, sus llamadas y sus os, podría facilitar el encontrarlos y crear redes de indocumentados utilizando las relaciones entre sí.

Renderos, experto en temas de tecnología policial y fundador de la iniciativa ‘ El color la de libertad’, dice que es posible que las policías locales usen este tipo de vigilancia en contra de inmigrantes para ayudar a agruparlos, especialmente porque ya están usando algunos tipos de vigilancia que permiten esto.

“Una tecnología que puede resultar muy importante para los inmigrantes son los drones”, dice el experto. “Muchos departamentos de policía están pensando en obtenerlos y varios otros ya los han usado para vigilancia. Los drones han sido usados en la frontera por muchos años, orientados a los inmigrantes”. El experto dice que sería fácil y lógico expandir el uso de estas tecnologías a departamentos locales de policía (por cierto, algunos departamentos ya los están ocupando).

Otro tipo de tecnología que menciona el experto son los datos biométricos, que los que incluyen las huellas digitales de las personas, escaneos de los ojos y a veces hasta ADN (se usan para garantizar el parentesco entre dos personas, por ejemplo). Los inmigrantes son quizás la comunidad con más presencia de este tipo de información en las bases de datos del gobierno federal, porque en la mayoría de los casos deben hacerse pasar por este tipo de registros antes de entrar al país.

Mucho de estos datos ya son imposibles a esconder del gobierno, porque los inmigrantes los entregan antes de entrar al país. Pero sí hay algunas medidas que los indocumentados pueden tomar para cuidar sus datos, específicamente los de su teléfono celular, de acuerdo a Renderos.

Para empezar, se debe usar aplicaciones encriptadas para mandar mensajes de texto, en vez de usar iMessage o cualquier otro mensaje que viene con tu celular, dice Renderos. Un ejemplo popular es la aplicación Signal, que puedes obtener en la tienda de iTunes. La gente también debe limitar cuánta información pone en sus redes sociales por si la policía trata de usarlos para confirmar cualquier tipo de información personal. Y nunca, dice Renderos, deben usar las huellas digitales como manera de desbloquear tu teléfono. Es mejor usar un código de 4 o 6 dígitos.

“Es importante saber tus derechos con respecto a los códigos del teléfono”, dice Renderos. “No tienes que desbloquear tu dispositivo para la policía. No hagas que su trabajo sean más fácil al dárselos”. Puedes encontrar más información sobre proteger tus datos en en el sitio de la Fundación de la Frontera Electrónica.

Los inmigrantes indocumentados ya están sintiendo este tipo de vigilancia elevada, incluso antes de Trump. Noemí Romero, una inmigrante indocumentada de 25 años que reside en Phoenix, explicó a CityLab que no le sorprendería saber que los policías iban a tratar de vigilar a los inmigrantes aún más de lo que ya lo hacen. Ella fue parte de las protestas la última semana en contra de la deportación de Guadalupe García afuera de una estación de detención y dijo haber visto un drone monitoreándolos. “Era un aparato que volaba y podíamos ver la cámara”, comentó Romero.

Esto, en todo caso, sólo es un nuevo paso de algo que ella ha visto como algo común para los inmigrantes. ”Nosotros hemos vivido bajo vigilancia toda nuestra vida”, dice Romero. “Nos ponen monitores en los tobillos, ICE espera en las esquinas para tratar de atraparnos y atrapar a nuestras familias. Esto ya es parte de la vida que vivimos”. Romero dice que aunque sea cierto que van a vivir bajo aún más vigilancia, no le causa mucho temor ni sorpresa.

“Nosotros sabíamos que algo como esto podría pasar. Y vamos a continuar luchando”, dice.

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