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CityLab Medio Ambiente

Puerto Rico necesita una red eléctrica más verde y resistente

La isla, que depende fuertemente de la energía del petróleo y el carbón, podría pasar meses sin abastecimiento eléctrico. En el futuro, esta situación tiene que cambiar.
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26 Sep 2017 – 11:34 AM EDT
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Vecinos de San Juan, en Puerto Rico, pasan la noche sin luz luego del paso del huracán María. Crédito: Joe Raedle/Getty Images

Puerto Rico apenas tuvo un minuto para recuperarse del roce del huracán Irma cuando llegó María a la isla. María fue una de las tormentas más fuertes y poderosas jamás registradas en el Caribe; su ojo cubría todo el territorio de Puerto Rico.

Con ráfagas de viento de 150 mph, la tormenta dejó inundaciones masivas a través del país. La isla perdió todo su suministro de electricidad. El viernes, Ricardo Ramos, director ejecutivo de AEEPR (la empresa proveedora del servicio eléctrico en la isla) le dijo a CNBC que la compañía había perdido más de las tres cuartas partes de su infraestructura en la tormenta (AEEPR ya tenía dificultades mucho antes del azote de María y se había declarado en quiebra en julio). La alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, confirmó recientemente que toda la isla podría estar sin electricidad hasta por seis meses.

El NOAA recientemente publicó dos imágenes satelitales que muestran la destrucción de la grilla eléctrica de Puerto Rico tras el paso de María.


Puerto Rico se encuentra todavía en un estado de emergencia extrema: los residentes están atrapados en edificios de gran altura con un calor sofocante; los hospitales no pueden almacenar de forma segura los medicamentos que necesitan mantenerse fríos; se ha ordenado la evacuación de 70,000 habitantes en el noroeste de la isla porque la represa Guajataca está al borde del colapso, amenazando con provocar más inundaciones como informa Reuters. Casi todas las torres de teléfonos celulares están todavía fuera de la servicio, señaló CNN. "Esencialmente sólo el área metropolitana tiene infraestructuras", dijo el gobernador Ricardo Rosselló a CNN el lunes.


Una vez que se haya aliviado la crisis inmediata, Puerto Rico contemplará la ardua tarea de reconstruir y pensar cómo deberían planificarse las defensas de las ciudades. Y eso debería ser una oportunidad para una reestructuración completa del sistema energético de Puerto Rico, que utiliza algunos de los combustibles menos sostenibles a costos que se encuentran entre los más más altos de Estados Unidos, dice Otis Rolley, director regional de 100 Ciudades Resilientes para América del Norte. Rolley dice que el período de reconstrucción podría ser una oportunidad para repensar holísticamente la infraestructura de resiliencia de Puerto Rico, inspirándose en algunas de las lecciones aprendidas (o desperdiciadas) en Nueva York y Nueva Orleans después de los huracanes Katrina y Sandy.


Después de esas respectivas tormentas, dice Rolley, las ciudades "cambiaron sus códigos de zonificación, sus códigos de construcción, e incluso cómo conectaban a los individuos entre sí en términos del fortalecimiento de la cohesión social". Después de los desastres, añade, "una infraestructura física y humana les ayuda a reducir la pérdida de vidas, y disminuir el tiempo de recuperación".

Incluso antes de esta reciente tormenta, la infraestructura energética de Puerto Rico era precaria. "Ya era insostenible; era un desastre terrible", dice Judith Enck, exa de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para la Región 2, que incluye a Puerto Rico y las Islas Vírgenes estadounidenses. "Incluso cuando había una moderada tormenta de viento, la gente se quedaba sin electricidad durante días".

"Es absolutamente imperativo que FEMA no financie la reconstrucción de un sistema inadecuado".


Enck identifica dos culpables: las plantas de energía que requieren combustibles fósiles, y la infraestructura de "transmisión destartalada". La infraestructura energética existente en Puerto Rico dependía principalmente del petróleo o el carbón. Y, a pesar de las fuentes de energía poco fiables y no sostenibles, agrega, los residentes estaban pagando algunas de las más altas tasas de servicios en el país.

Es evidente que, a fin de reconstruir, Puerto Rico requerirá una enorme inyección de dinero. La semana pasada el presidente Donald Trump firmó una declaración de desastre, abriendo la puerta para que el congreso apruebe un paquete de ayuda en casos de desastre. Las financiaciones futuras se producirían poco después de los 15,000 millones de dólares que el congreso asignó tras el paso de los huracanes Harvey e Irma, sólo una fracción del total de los costos de reconstrucción, que aún siguen apareciendo. El lunes, el presidente de la cámara Paul Ryan dijo que el congreso "está trabajando con la istración para asegurarse de que los recursos necesarios lleguen al territorio estadounidense". Y añadió: "Nuestros conciudadanos en Puerto Rico siguen presentes en nuestras oraciones y nos aseguramos de que tengan lo que necesitan". Aún así, no hay un cronograma fijo que establezca cuándo se asignarán estos fondos de ayuda destinados a Puerto Rico.

Cuando se asignen, liberar el dinero no será suficiente, añade Enck: ella está instando al congreso a emitir un proyecto de ley de presupuesto suplementario que le dé a Puerto Rico la posibilidad de reforzar su red eléctrica. Eso es clave, porque FEMA normalmente sólo permite que la financiación para la ayuda en caso de desastre se destine a la reconstrucción de lo que fue dañado, dice Enck. Esta no se destina a la reestructuración total.

Con una infraestructura que ya era vulnerable, "es absolutamente imperativo que FEMA no financie la reconstrucción de un sistema inadecuado", dice Enck. Mejorar la red eléctrica de la isla, agrega, implicaría "enormes inversiones en fuentes de energía eólica, solar, geotérmica y otras fuentes de energía limpia". La enorme cantidad de luz solar que Puerto Rico recibe todo el año hace de la energía solar una opción atractiva, agrega Enck. Como un modelo de resiliencia adaptativa, ella señala a Hawái, donde las empresas proveedoras de electricidad han esbozado un plan para avanzar hacia una red eléctrica alimentada únicamente por energía verde.

Depender de una sola planta eléctrica propensa a sufrir inundaciones es un modelo insostenible, dice Rolley. Él piensa que la solución son las microredes: "Cuando una parte de la infraestructura se cae, las demás siguen funcionando". El representante de Florida Darren Soto, un demócrata de ascendencia puertorriqueña, le dijo al Miami Herald que los postes eléctricos de concreto y las líneas eléctricas soterradas podría ayudar a Puerto Rico a reducir los costos de recuperación ante futuras tormentas. El objetivo en toda la red, según Enck, debería ser "reconstruirla de una manera fundamentalmente diferente, para que la fuente sea limpia y la distribución más fiable".

"Independientemente del trabajo que se haga antes de tiempo, nadie puede estar totalmente preparado para un huracán categoría 5", dice Rolley. Pero una red más resiliente podría ayudar a la región a estar mucho más preparada para resistir uno.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

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