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Cómo la tecnología está ayudando a evitar desperdiciar comida

La famosa Alexa, de Amazon, puede ahora reaccionar a preguntas acerca de cómo almacenar y recuperar comida antes de ser echada a la basura o en un compostador.
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6 Sep 2017 – 02:47 PM EDT
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Apenas unos días después de una gran compra en el mercado, uno podría sorprenderse mirando el refrigerador y perdiendo la compostura. Seguir una receta a menudo implica una suerte de juego de Tetris con los contenidos de los estantes y las gavetas de las verduras: al final de la semana, habrás alternado tantos productos que, entre lo que compraste y el inventario que ya tenías, notarás una mezcla de caos e incertidumbre en tu despensa. Hay montones de verduras que vagamente recuerdas haber adquirido o algunas que se ocultan hasta que las adviertes únicamente por su mal estado, como esos arrugados aguacates grisáceos que solemos ver parapetados detrás de cajas de leche.

Para revertir la práctica de botar comida –una costumbre que envía decenas de millones de toneladas de alimentos de otra forma aprovechables a la cadena de desperdicios–, el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés), en colaboración con la organización sin fines de lucro Ad Council, recientemente lanzó una ingeniosa habilidad para Alexa, la célebre iniciativa de Amazon (o la voz omnipotente que habita en la herramienta inteligente Echo de nuestros hogares). Esta novedad, promovida por la Campaña Ahorre Comida, perteneciente al NRDC, permite evitar con antelación que los restos de alimentos se amontonen.


La comida es desaprovechada a lo largo de toda la cadena de producción —desde las granjas hasta los restaurantes, los anaqueles de los almacenes, o los estantes de los consumidores–, y la causa va desde estrictas convenciones estéticas hasta convenciones inescrutables y altamente variables relativas a las fechas de caducidad. Pero los consumidores son los máximos responsables de la mayor cantidad comida que se dilapida, llegando a un 43% del total. Cualquier intervención que busque ser exitosa necesita la aprobación de los compradores tan pronto y tan fácil como sea posible, indica Joanne Berkenkamp, veterana defensora del programa agrícola y de alimentos en el NRDC.

Del sinnúmero de aplicaciones vinculadas al desperdicio de alimentos que pueblan el mercado, muchas ponen el foco en la parte final de la vida de estos, redireccionando el exceso de comida en las cocinas de los restaurantes o canalizando las sobras a bancos de alimentos o despensas. Lo que busca, en cambio, la iniciativa inteligente en cuestión, aduce Berkenkamp, es hablarles a las personas en los hogares, justo cuando están descargando alimentos o preguntándose qué hacer si algún producto ya está en el último suspiro. “La idea es facilitar y divertir a la gente cuando requiere información para controlar su inventario de comida y almacenar debidamente sus artículos”, y así maximizar la tiempo de vida de los estantes, repone Berkenkamp.


Los consumidores pueden preguntar cómo almacenar espárragos, por ejemplo, dónde colocar una caja de leche, o si es seguro comer carne quemada después de haber sido congelada. Las personas pueden incluso inquirir sobre aspectos sensoriales, tales como un tallo marchito de apio o un aguacate morado. Alexa podría demandar una descripción más detallada del color y la blandura de este último antes de devolverte una sugerencia.

Los consumidores, de hecho, se están haciendo cada vez más de dispositivos controlados por voz para realizar todo tipo de tareas en casa. En mayo, el sitio GeekWire reportó que las ventas de Echo han ascendido en 10 millones desde 2014. Las estadísticas sugieren que los consumidores consideran los servicios que emplean Alexa como verdaderos centros de información. El invierno pasado, una encuesta realizada por la empresa Consumer Intelligence Research Partners encontró que la mayoría de los s le consulta a Alexa, en lugar de poner música o darse a otro entretenimiento.

Pero la novedosa habilidad de Alexa también se dirige a llenar otro vacío en las políticas actuales para reducir el desperdicio de alimentos. Si bien los planes a este propósito, tanto estatales, como condales o federales se han incrementado marcadamente desde el 2000, un nuevo informe procedente del Centro para un Futuro Habitable Johns Hopkins halló que muchas de estos proyectos se relacionan con el compostaje y otras estrategias para redireccionar los desperdicios, antes de proponer tácticas encaminadas a reducirlos en primer lugar. Poner el énfasis en la planificación con tiempo suficiente y la reutilización de los desechos es, digamos, la perspectiva que persigue la nueva función de Alexa.

Para programar respuestas a las preguntas, los desarrolladores se basaron en fuentes que incluyeron los hallazgos investigativos de Dana Gunders, científico experimentada del NRDC, recogidos en su Manual para una Cocina sin Residuos, una guía mucho menos tecnológica para evitar la acumulación de desperdicios en el hogar. Aunque las respuestas que llegan de la voz de Alexa son bastante completas, se notan algunas imperfecciones: El software no reconoce todos los alimentos, así que cuando uno de mis colegas lo puso a prueba, Alexa respondió a una interrogante sobre “tomates deshidratados” con una aclaración referida a tomates frescos. Sin embargo, la habilidad es muy sensible, y capaz de satisfacer demandas generales y específicas en torno a un buffet de alimentos y a estrategias de almacenamiento.

Más de un 54% de los estadounidenses piensan hoy día que el desperdicio de comida es un serio problema nacional, según una encuesta desarrollada por Ad Council. Para conseguir un impacto a largo plazo, sin embargo, esa conciencia del problema tendría que traducirse en un cambio de hábito. Berkenkamp sí lo cree posible. “El volumen de comida dilapidada a nivel del consumidor es grande, enorme”, sostiene ella. “Pero es una práctica que podemos erradicar”.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.


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