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Jefes de policía critican las políticas de Trump para enfrentar a la MS-13

Autoridades de tres de los condados más afectados por el resurgimiento de la Mara Salvatrucha pidieron favorecer la colaboración con las comunidades inmigrantes.
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26 May 2017 – 12:58 PM EDT
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La policía está intentando mejorar la colaboración con jóvenes, familias y escuelas en Long Island. ¿Lograrán superar el clima de miedo entre los indocumentados? Crédito: Spencer Platt/Getty Images

En diciembre de 2015, un estudiante de secundaria hispano estaba en problemas en los alrededores de Washington DC. Tiempo antes se había acercado a un grupo de la MS-13 o Mara Salvatrucha, pero ya no quería ser parte de la pandilla. Dejó de cumplir las misiones que se le pedían y empezó a ser confrontado y golpeado por los de la MS-13. “Él acudió al policía de la escuela [los llamados SRO] y reportó la agresión pandillera”, relató J. Thomas Manger, jefe de la Policía del Condado de Montgomery, en Maryland. “El SRO, junto con otros agentes del departamento, tomaron rápida acción e hicieron varios arrestos”.

Pero la historia para esta víctima, cuyo nombre la policía mantuvo anónimo, no terminó bien. La pandilla ordenó a otro joven de 15 años atraerlo a fumar marihuana a un área solitaria. Ahí, otros pandilleros lo acuchillaron y lo apedrearon hasta la muerte, como forma de mostrar lealtad a la Mara. La reputación y las tácticas violentas contribuyeron al silencio de la comunidad. “Esto es a lo que se enfrentan los agentes a través del país al confrontar a la MS-13 y esto es por qué es tan difícil combatirlos y obtener la confianza de las comunidades más afectadas”, explicó Manger.

El relato fue parte del testimonio al Senado que dieron líderes de las policías de tres de los condados más afectados por el resurgimiento de la violencia pandillera en el último año. Como fue reportado originalmente por el sitio InSight Crime, las autoridades de Montgomery (en los suburbios de Washington DC), Chelsea (en las afueras de Boston) y Suffolk (en Long Island) fueron categóricos en criticar la aproximación que la istración Trump está teniendo respecto a la Mara Salvatrucha.

“La MS-13 se aprovecha de la comunidad inmigrante mediante las peores formas de violencia e intimidación. Nosotros dependemos en las víctimas y testigos para ayudarnos a identificar, ubicar y aprehender a los pandilleros”, dijo Manger, quien es también presidente de la Asociación de Jefes de Policía de Grandes Ciudades. “ Sin la cooperación de los inmigrantes que no cometen crímenes, nunca podremos encontrar y arrestar a los criminales de la MS-13”.

Para el jefe policial del condado de Montgomery, las amenazas de deportación masiva del presidente serán perjudiciales. “En el momento en que esas víctimas y testigos empiecen a temer que la policía local los pueda deportar, la cooperación con la policía se acaba. No recibiremos más información ni inteligencia”, explicó Manger. “Si la policía local se involucra en aplicación de ley migratoria civil y de manera rutinaria, no podremos cumplir con lo que el presidente Trump nos ha solicitado [capturar a los verdaderos criminales]”.

La deportación: una solución más que dudosa

Los jefes de policía también criticaron la estrategia del gobierno centrada en expulsar a los criminales, algo de lo que ya hemos hablado en CityLab. Manger citó el caso de un sospechoso que fue deportado y, solo meses después, volvió a EEUU para asesinar a una quinceañera en Houston. “Esto demuestra los límites de la deportación como una forma de lidiar con los pandilleros”, dijo el jefe policial. De acuerdo a los testimonios de los expertos, los de la MS-13 son cada vez más hábiles para moverse dentro y fuera del país. “Esto hace más difícil que los agentes de ley desarrollen intelingencia sobre la pandilla e identifiquen y atrapen a los que cometen crímenes y luego se mudan”, de acuerdo a Manger.

Otra de las autoridades presentes incluso dijo que las políticas de deportación masivas podrían intensificar la actividad pandillera. “Mientras los agentes policiales apuntan a de la MS para encarcelarlos y deportarlos, la Ranfla [grupo que lidera la pandilla desde las cárceles salvadoreñas] envía órdenes a Estados Unidos de reclutar nuevos ”, explicó el detective Scott Michael Conley, del Departamento de Policía de Chelsea, en las afueras de Boston. “ La Ranfla no quiere perder las comunidades bajo el control de la MS, ya sea en El Salvador o Estados Unidos”.

Por otra parte, los policías expresaron su preocupación por el bienestar de los menores que han llegado a Estados Unidos sin supervisión de adultos (los llamados ‘unaccompanied alien children’ o UAC). “Muchos de estos niños son vulnerables al reclutamiento de las pandillas, porque son jóvenes, no están acompañados, están ajuntándose a un nuevo país, cultura e idioma y buscan un sentido de pertenencia”, dijo Timothy D. Sini, comisionado de Policía en el condado de Suffolk, donde muchos de los crímenes más violentos han sucedido en el último año. “A todo esto se le suma que los tutores de estos niños muchas veces no son las personas adecuadas para esta labor”.

Las autoridades aprovecharon de hacer sus recomendaciones sobre lo que ellos consideran que sí funcionaría para detener a esta pandilla. Enfatizaron la necesidad de grupos de trabajo federales donde colaboren todas las agencias, leyes que les permitan monitorear mejor las comunicaciones electrónicas –las pandillas están usando cada vez más redes sociales y apps encriptadas como WhatsApp– y más dinero para financiar fiscales e investigaciones.

Pero, nuevamente, repitieron la importancia del trabajo con las comunidades migrantes. “Es imperativo dedicar recursos a prevención pandillera basada en las escuelas y las comunidades para reducir el reclutamiento”, dijo el comisionado Sini, de Suffolk. “Estos esfuerzos deberían estar directamente relacionados a los menores que llegaron sin compañía de adultos a EEUU, ya que ellos son los más vulnerables a la MS-13”.

Sin embargo, como explicamos anteriormente en CityLab, los activistas hispanos creen que la actual incertidumbre y miedo va a ser muy difícil de contrarrestar. “Nosotros sabemos que los niños están siendo detenidos por ninguna razón en particular, siendo discriminados, se les pregunta por su situación migratoria, se les hacen acusaciones ridículas que en realidad solo merecerían una multa”, dijo anteriormente Rahsmia Zatar, fundadora de la organización S.T.R.O.N.G. en Long Island.

Los policías parecen opinar algo similar. “ Las comunidades locales deben ser empoderadas para confiar y asociarse con la policía y los departamentos de alguaciles”, dijo Thomas Manger. “El congreso tiene la oportunidad de financiar y reforzar esfuerzos colaborativos”. Al parecer, el único que todavía tiene que aprender a cambiar su tono es el gobierno federal.

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