El trágico aumento de bebés que disparan armas de fuego

Un bebé de tres años tomó una pistola que encontró en su casa en el norteño estado de Michigan y accidentalmente se disparó en el brazo. Sobrevivió. Ese mismo 27 de abril de 2016, en el estado vecino, Wisconsin, otro pequeño iba en el carro con su madre y, de pronto, un arma se escurrió por debajo del asiento del piloto. La tomó y una bala se escapó e hirió a su mamá. Ella murió.
Un análisis del diario The Washington Post reveló que en los primeros cuatro meses de 2016, al menos 23 pequeños de hasta tres años tiraron del gatillo accidentalmente (fueron 18 en el mismo periodo de 2015). En 18 de esos casos se hirieron a sí mismos y la mitad murió. También las balas alcanzaron a familiares y allegados: dos fallecieron.
La organización antiarmas Everytown for gun safety estima en su reporte “Innocents lost” (2014) que más de dos millones de niños estadounidenses viven en casas donde hay armas de fuego desbloqueadas. De ellos, 1.7 millones de pequeños están en viviendas donde las pistolas además están cargadas.
En el mismo documento, esta institución asegura que 7 de cada 10 muertes de niños por disparos accidentales podrían evitarse si las armas de fuego se resguardaran bajo llave y sin balas.
El presidente Barack Obama, que ha alertado sobre la muerte de 30,000 estadounidenses por suicidios con armas de fuego y en tiroteos, anunció hace una semana la implementación de nuevas medidas para hacer frente a esta violencia. Entre ellas, propuso establecer parámetros para desarrollar armas “inteligentes” que puedan evitar que quien no sea el dueño la utilice.
“Estos pasos de sentido común no van a prevenir cada tragedia”, dijo. “Pero ¿qué pasa si evita al menos una?”, preguntó.
Un juego fatal
Mientras los abuelos estaban en la sala de su casa en Carolina del Sur, Tmorej Smith, de tres años, y su hermana de siete, jugaban en una habitación con una pistola rosada que por su color les pareció un juguete. Pero el arma accidentalmente se disparó y la bala terminó en la cabeza del pequeño Tmorej.
Este caso ocurrió en febrero de 2013. Su muerte movilizó al activista local Jack Logan, fundador del grupo “ Put down the guns now young people”, que promueve educar a niños y jóvenes para que se mantengan alejados de las armas. Logan entregó entonces 55 seguros para bloquear pistolas en un Burger King cercano a la casa de Smith.
En Estados Unidos, un país donde la Constitución establece el derecho a tener armas de fuego, el debate sobre cómo controlar la compra de armamento y uso es de vieja data. Prácticamente se reanuda cada vez que ocurre un tiroteo masivo en una escuela, plaza o calle.
Ante la falta de respuestas legislativas, en enero el presidente Obama hizo uso de sus poderes especiales y anunció una iniciativa unilateral para hacer frente a la violencia que han generado algunos disparos. Entonces, oficializó medidas que se conversaban tras cada tragedia: el chequeo de antecedentes de quienes quieran comprar un arma, incorporar en los registros a aquellos que tengan problemas de salud mental y regularizar a quienes sin licencia venden todo tipo de pistolas, rifles y municiones en ferias o por internet.
Sin embargo, esta postura convive con las fuerzas de quienes conducen el lobby por las armas.
El reclutamiento
"Si eres un chico en busca de tu primer rifle, esta es el arma de la que debes hablarle a tu padre", se lee en una nota de la Asociación Nacional del Rifle, publicada en enero de 2014, y que promueve la compra de este nuevo calibre .22 para niños.
"Es importante considerar más programas de reclutamiento para cazadores y disparo al blanco enfocados en niños en etapa escolar media o menores", fue una de las recomendaciones reflejadas en el informe de 2011 de la National Shooting Sports Foundation.
La organización Violence Policy Center (en contra de las armas) considera que estas frases, así como el uso de caricaturas animadas y el diseño de pistolas y rifles coloridos, hacen parte del lobby de la industria para reclutar nuevos fanáticos que puedan sustituir a la generación actual. Todo porque según esta institución, entre 1977 y 2014 se ha reportado una caída de 40% entre quienes tienen armas en sus casas en Estados Unidos. "En 2014, menos de un tercio de las viviendas estadounidenses reportaron tener un arma", se lee en el informe Start them young.
Sin embargo, hay padres que siguen gastando su dinero en armamento no solo para ellos sino también para sus hijos. En abril de 2013 un chico de cinco años de Kentucky (sureste) recibió como regalo de cumpleaños un rifle calibre .22, fabricado por una de las empresas autoproclamada con el liderazgo en el mercado juvenil. Pero sin intención disparó accidentalmente y asesinó a su hermana de dos años.
La ley
En algunos estados, cuando un niño muere tras el disparo de un arma que estaba desbloqueada, su dueño puede vérselas con la justicia con cargos como "negligencia", "homicidio imprudente involuntario" u "homicidio negligente".
Existen leyes catalogadas como "Child Access Prevention" (CAP, por su sigla en inglés) que buscan regular el uso de armas sin supervisión por niños y, en algunos casos, contemplan castigos.
El informe Commonsense solutions: State Gun Laws to protect kids from unintended shootings asegura que son 28 estados los que tienen estas leyes que promueven el resguardo seguro de las armas de fuego. Son California, Connecticut, Delaware, Florida, Hawaii, Illinois, Iowa, Maryland, Massachusetts, Minnesota, New Hampshire, New Jersey, North Carolina, Rhode Island y Texas, donde además cualquiera con un permiso de porte de arma puede llevar la pistola en un sitio visible.
En California y Connecticut, por ejemplo, sus leyes establecen cargos criminales si un niño sufriera heridas graves o muriera por tener a un arma cargada. En Florida, contempla imputaciones si el arma tuviese balas y el adulto lo supiera al momento del accidente.
Estas leyes, señala el informe, han demostrado cierta influencia en la reducción en las muertes de niños tras disparos accidentales. Pero los datos que respaldan esta afirmación tienen más de una década.
Los grupos proarmas argumentan que estas legislaciones violan la Segunda Enmienda y que, por ejemplo, el asegurador del gatillo podría fallar.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) han calculado que entre 2004 y 2013 en Estados Unidos han muerto 999 niños menores de 18 años por disparos accidentales: más de la mitad tenían menos de 14 años. Aunque estos números están entre las estadísticas oficiales, las organizaciones que estudian el tema consideran que las cifras de pequeños fallecidos es aún mayor.