"Si estuviera bien ya hubiera llamado": la comunidad guatemalteca llora a sus familiares sin tener la certeza de que murieron en México
Comitancillo está de luto. Trece familias de este pueblo al suroeste de Guatemala lloran sin niguna certeza, pues nadie ha podido confirmarles que sus padres, hijos o tíos viajaban justamente en las dos camionetas que fueron halladas calcinadas en Camargo, a 40 millas de la frontera con Texas, el fin de semana pasado.
Ellos han atado cabos sentados en el patio de sus casas y muchos ya se preparan para un funeral. Creen que sus familiares murieron porque lo informan las noticias; porque no han recibido nuevas llamadas diciendo que están bien; y porque otros vecinos también atendieron una llamada telefónica de desconocidos —que en algunos casos, presumen, son coyotes— para avisarles de la masacre.
Justo el lunes la Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas informó que investigaba lo ocurrido en Camargo, una zona dominada por los carteles, como un homicidio. Ese día en su nota de prensa detallaron que el 22 de enero supieron por la denuncia de un vecino que un vehículo estaba incendiado en una brecha del poblado de Santa Anita, en el municipio Camargo. Cuando llegaron al lugar hallaron dos camionetas y 19 cuerpos baleados, algunos de ellos calcinados.
Las autoridades llegaron al lugar justo el día después de que muchas familias habían recibido la última llamada de sus allegados para avisar que estaban bien y, en algunos casos, emocionados diciendo que estaban a horas de llegar a la frontera entre México y Estados Unidos.
Sin tener la confirmación sobre el fallecimiento de sus familiares, hay quienes viajaron casi seis horas de carretera de Comitancillo a Ciudad de Guatemala para reclamar la repatriación de los cuerpos. Aseguran que el único consuelo que tienen después de lo ocurrido es poder tener a los suyos en Guatemala. Por ahora, la Cancillería solo pudo adelantarles que requerían muestras de sangre para hacer el cotejo de ADN entre ellos y los restos que fueron hallados. Llegar a la certeza de que son ellos y tenerlos en casa, dijo la oficina de Comunicaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores a Univision Noticias, puede tomar de seis meses a un año.
Así viven el luto las familias de este pueblo de campesinos de Guatemala, del que muchos han decidido emigrar en busca de una mejor vida:
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