Su amiga le buscó empleo en EEUU, pero esta latina acabó explotada sexualmente bajo la amenaza de hacer daño a sus hijos

Cindy Alvarado vivía en su natal Costa Rica en compañía de sus dos hijos pequeños. Corría el año 2010 y ella se acababa de divorciar. Los problemas personales se agravaron cuando le diagnosticaron un cáncer de garganta y fue despedida del centro de atención al cliente donde trabajaba por haber perdido la voz.
Con 28 años cumplidos y una situación económica difícil, no dudó dos veces cuando una de sus mejores amigas que vivía en Estados Unidos la llamó para hacerle una interesante oferta de trabajo.
"Me dijo que su suegra estaba buscando una niñera para las fiestas de diciembre y me pagaría mil dólares, además que me ayudaría con el dinero para los gastos de la visa y los pasajes", dijo Alvarado en conversación con Univision Noticias, señalando que este trabajo solo sería por 10 días.
Motivada por la oportunidad, Alvarado emprendió su viaje sin presentir que a partir de ese momento su vida cambiaría.
Al llegar al aeropuerto de Washington DC, su amiga no estaba esperándola como tenían programado. En su reemplazo había enviado a su suegra, Hazel Sánchez, quien la esperaba apresurada.
"La señora me gritó para que caminara rápido ya que no podía perder mucho tiempo, pero yo que me crié en un ambiente violento, asumí ese comportamiento como normal", indicó la mujer, afirmando que no sospechaba que aquella prisa se debía a que de pronto las autoridades ya comenzaban a seguir su pista.
El comienzo de su pesadilla
Ya dentro del auto, Sánchez comenzó a conducir sin mencionar palabra, pero al cabo de varios minutos Alvarado comenzó a sentir que algo no estaba bien.
"Siendo mi primera vez en Estados Unidos yo observaba por la ventanilla del auto los edificios y las luces de la ciudad. Pronto me di cuenta que llevábamos pasando al menos 4 veces por el lado de la misma estatua, así que decidí preguntarle lo que pasaba", dijo Alvarado, señalando que la respuesta de su acompañante la dejó de una sola pieza.
"En el momento en que le pregunté si estábamos perdidas, ella recibió un mensaje en su teléfono, luego sonrió y me dijo que mirara las fotos. Eran mis dos hijos en sus actividades cotidianas, la verdad es que en ese momento yo no entendía muy bien de qué se trataba todo eso", indicó.
Sánchez le dijo que los niños estaban siendo vigilados muy de cerca y que si ella no hacía lo que le iban a pedir, los menores pagarían las consecuencias.
Luego, las mujeres llegaron a un apartamento amoblado donde un hombre las esperaba.
Relacionados
¿Conoces los signos del tráfico humano?
Sánchez la llevó a un cuarto, le dijo que se cambiara con unos vestidos que estaban en un clóset y que después tenía que complacer a sus amigos.
"Desde ahora usted es una prostituta. Use siempre preservativo", le dijo Sánchez, recalcándole que no jugara a ser astuta, pues había gente vigilándola, además, que de sus acciones dependería la integridad de su hijos.
"En ese momento comencé a entender mi pesadilla. Solamente media hora después de haberme bajado de un avión estaba teniendo sexo con un extraño en contra de mi voluntad. Fue horrible y a partir de ese momento todo comenzó a empeorar", dijo Alvarado.
La mujer indicó que en los días siguientes tuvo que tener sexo con muchos hombres más que llegaban al apartamento, además que los horarios en que estaba obligada a trabajar eran inhumanos.
"Me ponían a trabajar desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche y entre esas horas no podía comer nada, pues me decía que a los clientes no les gustaba el olor a comida", argumentó.
Un inesperado regreso a casa
Alvarado señala que antes de regresar a Costa Rica, sus captores la llevaron a un centro comercial y le compraron algunos regalos para sus hijos y familiares, ya que según ellos sería sospechoso que retornara con las manos vacías, pero que no le dieron ni un solo dólar.
Cuando llegó a su casa había un hombre desconocido esperándola. El sujeto le dijo que él era la persona que estaba vigilando a mis hijos. Luego le entregó un sobre con un tiquete aéreo de regreso a Washington.
"Te tienes que regresar en dos semanas", me dijo, advirtiéndome que mi familia seguía bajo su vigilancia, argumentó Alvarado.
La mujer indicó que luego de llevar a sus hijos para que se quedaran con su exesposo, decidió hacerle frente a su miedo y hacer la denuncia respectiva en una corte local.
"Hablé con un juez que me dijo que fuera al hospital a hacerme un examen para verificar que no tuviera una enfermedad de transmisión sexual, pero que yo era una prostituta, así que debía regresar a la calle, que era el sitio donde pertenecía", señaló Alvarado.
Ante las amenazas a su familia y la nula colaboración de las autoridades, Alvarado regresó a Estados Unidos por segunda vez, pero ese viaje se convirtió en un tercero y ese en muchos más, siempre bajo la intimidación latente de matar a sus hijos y de enviar sus fotos teniendo sexo a familiares y amigos.
Un desenlace lleno de sufrimiento
Alvarado comenzó a trabajar en compañía de otras mujeres también víctimas de tráfico humano que provenían de países como Colombia y Venezuela. Ahora, era obligada a tener sexo con hombres y mujeres. Aunque a ella nunca la drogaron, sí pudo constatar que a algunas de sus compañeras eran obligadas a consumir sustancias para poder hacer sus trabajos.
" En tres días llegaban a mi cama alrededor de 80 clientes, 80 personas que me violaban. Estaba viviendo una completa pesadilla y no sabía cómo salir de ella", señaló, añadiendo que a muchos de los hombres con los que la obligaban a tener sexo, les pedía que la ayudaran, porque estaba siendo retenida en contra de su voluntad.
Pero estas peticiones de ayuda solo hicieron su vida peor, ya que su traficante se enteró de que estaba intentando acusarla, razón por la que mandó a trabajar en hoteles en el estado de la Florida.
"Me mandaron a prostituirme en hoteles en la ciudad de Tampa bajo la supervición de la que era mi amiga, la mujer que me introdujo en este infierno", afirmó, indicando que cada vez que llegaba al país le quitaban su pasaporte y sus captores abrían cuentas bancarias a su nombre para pagar los clasificados sexuales que se subían en sitios como Craiglist, Backpage y Eros.com; de esa forma si la policía la arrestaba, sus traficantes no estarían implicados.
Alvarado cuenta que intentó suicidarse en al menos cinco ocasiones. La última logró abrirle los ojos sobre la forma en que podía liberarse de su situación.
"Yo no entendía que era una víctima de tráfico humano. Yo pensaba que era una prostituta obligada, como me repetían mis captores todo el tiempo. Pero al llegar al hospital luego de mi último intento de suicidio, el enfermero que me atendía decidió hablarme del tráfico humano, pues según él estaba presentando un exámen en la universidad sobre el tema. Allí comprendí que esto era lo que me pasaba", dijo.
Al salir del hospital, Alvarado llamó a la policía y les contó su historia. A partir de ese momento comenzó a colaborar con el FBI para desmantelar la red, algo que no sería para nada fácil, debido a la bien planeada logística usada por los traficantes.
La captura de su traficante
Hezel Sánchez fue arrestada en el aeropuerto de Washington DC en el 2019, luego de entrar al país con tres mujeres de Costa Rica, a las que pensaba prostituir. El 9 de agosto del mismo año fue sentenciada a 30 meses de cárcel.
"Siento que es una condena irrisoria, pero no le dieron más tiempo debido a que no se comprobó que entre las mujeres que traficó había una menor de edad, aunque sí lo hizo, pero esa mujer no quiso testificar en el proceso", dijo Alvarado, indicando que la que era su amiga aún no ha sido vinculada a un proceso criminal por este delito.
"Pienso que la ley no es suficientemente fuerte para delitos como el tráfico humano en Estados Unidos. El sufrimiento que yo padecí no tiene cómo repararse. Perdí a mis hijos, mi vida, mi sanidad mental y sé que como yo hay muchas personas sufriendo en carne propia pesadillas iguales", indicó.
Una recuperación en proceso
Por ahora, Alvarado de 37 años se recupera de las secuelas físicas y mentales causadas por el tráfico humano del que fue víctima. A través de un programa del gobierno federal, obtiene terapias psicológicas constantes, además ha decidido usar su experiencia para ayudar a miles de personas.
En su podcast llamado 'Cindy's Voice', entrevista con frecuencia a otras víctimas y a especialistas que con su labor intentan combatir este flagelo actual.
Alvarado además es conferencista en varios planteles educativos en Estados Unidos y América Latina y está tramitando sus estudios de leyes.
Cifras actuales del tráfico humano
De acuerdo a un reciente informe de la organización Polaris, encargada de prevenir la esclavitud moderna y el tráfico de personas, los confinamientos producto de la pandemia de covid-19, ha incrementado el número de casos de tráfico humano en el mundo entero.
Según el informe, factores como la crisis económica y el hecho de que las personas están esencialmente atrapadas con sus abusadores, son condiciones en las que el tráfico prospera.
Polaris indicó que el número de casos en los que las personas se comunicaron con su línea directa de emergencia para buscar refugio casi se duplicó en el mes de abril, comparado con marzo.
Por su parte, la fundación Walk Frre, un grupo de derechos humanos enfocado en la esclavitud moderna, señala que actualmente se estima que unas 400,000 personas son víctimas de tráfico humano en Estados Unidos, muchas de ellas siendo prostituidas y otras víctimas de trabajos forzado.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) indicó que en el mundo hay alrededor de 16 millones de personas esclavizadas bajo los delitos de trabajos forzados y trata de personas.
Si usted o alguien que conoce es o ha sido víctima de tráfico humano y necesita ayuda, sepa que hay líneas telefónicas en español e inglés dispuestas a atenderlo las 24 horas. Puede comunicarse con la Línea Nacional contra la Trata de Personas (National Human Trafficking Hotline) 1-888-3737-888. Le conectarán localmente con recursos que puede necesitar y en el idioma de su preferencia.
De la misma forma, si tienes pensamientos vinculados al suicidio o conoces a alguien que los tiene, hay líneas telefónicas en español e inglés de asistencia en la Línea de Prevención del Suicidio y de la Asociación Estadounidense de Prevención del Suicidio. El teléfono de ayuda es 1-800-273-8255, el servicio es gratuito, está disponible todo el tiempo y las llamadas son confidenciales.