Ricardo Martinelli fue internado en la misma celda de Noriega, a cuatro días de su extradición

CIUDAD DE PANAMÁ, Panamá.- El expresidente panameño Ricardo Martinelli, extraditado el lunes desde Estados Unidos, ingresó este jueves a prisión, después de cuatro días intentando evitarlo a toda costa bajo el argumento de que padecía de graves problemas de salud, algo que matizaron los médicos forenses que lo examinaron.
Martinelli está en la misma celda tipo chalé de la cárcel El Renacer, a orillas del canal de Panamá, en la que el fallecido exgeneral Manuel Antonio Noriega estuvo sus últimos cinco años de vida, purgando condenas por homicidios durante su dictadura.
La reclusión del expresidente fue ordenada por la Corte Suprema de Justicia y confirmada por el juez de garantías Jerónimo Mejía, mientras dure la causa en su contra por espionaje ilegal a opositores, sindicalistas y periodistas durante su mandato (2009-2014).
El lunes en la noche, tras una audiencia de tres horas en la que se le notificó que permanecería detenido, médicos del sistema penitenciario recomendaron trasladar al exmandatario a un hospital público para controlarle la presión arterial y la arritmia que padecía. Y así ocurrió, a la medianoche.
Ya el martes, en una segunda y rocambolesca audiencia ante el juez de garantías, para definir si ya podía ir a prisión, sus familiares reclamaron que debían llevarlo a un hospital privado, pero los médicos estatales citados revelaron que en sus primeras horas en Panamá, Martinelli se negó a tomar las pastillas para la presión arterial y no quiso la revisión obligatoria de los forenses del Instituto de Medicina Legal de Panamá sin la presencia de sus abogados.
Ante la rebeldía, el juez Mejía acudió a últimas horas del martes al hospital para garantizar que Martinelli fuera revisado por los forenses. El informe de estos especialistas fue contundente: ya estaba estable. En una tercera audiencia, el miércoles, los médicos dijeron que el expresidente podía ser tratado fuera del hospital.
Sin embargo, su esposa, Marta Linares, y sus abogados han echado andar todo su poder mediático —incluido medios de comunicación de su propiedad— para sostener que Martinelli está en riesgo de morir súbitamente y que el pequeño chalé que le asignaron en la prisión carece de condiciones básicas para él; entre ellas, un aire acondicionado.
El expresidente, de 66 años, tiene tres stents y padece de algunas enfermedades, como obesidad. “Yo creo que tengo cáncer en la próstata”, insistió en la audiencia del lunes, la única a la que ha asistido. Los médicos descartaron esa hipótesis.