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    Autoridades mexicanas aumentan la alerta por la actividad del volcán Popocatépetl, que amenaza a 22 millones de personas

    El Centro Nacional de Protección Civil de México elevó la alerta por la actividad del volcán a Amarillo Fase 3. Un total de 13 científicos de un equipo multidisciplinario se turnan para atender el centro de comando durante las 24 horas del día. En su cumbre hay seis cámaras, un dispositivo de imágenes térmicas y 12 estaciones de monitoreo sismológico.
    Publicado 21 May 2023 – 01:57 PM EDT | Actualizado 21 May 2023 – 07:37 PM EDT
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    El volcán Popocatépetl, cuyo nombre en náhuatl significa ‘el Volcán que Humea’, ha arrojado altísimas nubes de ceniza que obligaron a 40 municipios a su alrededor a cancelar las clases y que cubrieron las calles de Puebla, una ciudad de 1.6 millones de habitantes, la mañana de este domingo.

    Las autoridades mexicanas informaron también este domingo que, debido a la actividad del volcán, elevaron la alerta a Amarillo Fase 3, lo que advierte de explosiones de intensidad creciente y el lanzamiento de material incandescente, así como aconseja a la población de las poblaciones cercanas preparar internas y baterías, guardar agua potable y alimentos no perecederos y protegerse con un cubrebocas.

    Pero los millones de residentes no son los únicos que vigilan de cerca el imponente pico conocido entre quienes viven bajo su amparo como ‘Don Goyo’, otro de los nombres que recibe el volcán. Cada vez que hay un suspiro, una exhalación en él, hay un grupo de científicos atentos a una red de sensores y cámaras.

    Desde una sala llena de poderosos equipos de análisis, los especialistas analizan cada una de sus señales, incluidas las salidas de vapor y las explosiones de material incandescente.

    'El Popo', casi 30 años de haber despertado

    El volcán de 17,797 pies, también conocido cariñosamente como ‘El Popo’ —y que se cree que es, junto al Iztaccíhuatl, el guardián del Valle de México— ha estado arrojando gases tóxicos, cenizas y trozos de roca incandescente de forma persistente durante casi 30 años, desde que despertó de un largo letargo en 1994.

    El volcán se encuentra a 45 millas al sureste de la Ciudad de México, pero se cierne mucho más cerca de la franja este del área metropolitana de más de 22 millones de personas.

    La ciudad también enfrenta amenazas de terremotos y hundimiento del suelo, pero el volcán es el peligro potencial más visible actual, y el más vigilado. Una erupción severa podría cortar el tráfico aéreo o sofocar la ciudad con nubes de ceniza asfixiante, dicen expertos.

    Para su vigilancia, hay alrededor de su cumbre seis cámaras, un dispositivo de imágenes térmicas y 12 estaciones de monitoreo sismológico que operan las 24 horas del día, todas reportando a un centro de comando lleno de equipos ubicado en la Ciudad de México.

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    Mira cómo luce desde el cielo la erupción del volcán Popocatépetl, en México

    Vigila al volcán equipo multidisciplinario

    Un total de 13 científicos de un equipo multidisciplinario se turnan para atender el centro de comando durante las 24 horas del día.

    Ser capaz de advertir sobre una nube de ceniza inminente es clave, porque las personas pueden tomar precauciones. A diferencia de los terremotos, los tiempos de alerta pueden ser más largos para el volcán y, en general, el pico es más predecible.

    En un día reciente, el investigador Paulino Alonso hizo rondas, revisando las lecturas en el centro de comando a cargo del Centro Nacional de Prevención de Desastres de México, conocido por sus siglas como Cenapred.

    Es una tarea compleja que involucra sismógrafos que miden el temblor interno del volcán, lo que podría indicar que la roca caliente y el gas ascienden por las rejillas de ventilación en el pico.

    El monitoreo de los gases en los manantiales cercanos y en el pico, y los patrones de viento que ayudan a determinar dónde podría soplar la ceniza, también juegan un papel.


    Las fuerzas en el interior son tan grandes que pueden deformar temporalmente el pico, por lo que las cámaras y los sensores deben monitorear la forma misma del volcán.

    Un semáforo para alertar sobre la actividad del volcán

    ¿Cómo explicas todo esto a 25 millones de no expertos que viven en un radio de 62 millas (100 kilómetros) y que se han acostumbrado tanto a vivir cerca del volcán?

    A las autoridades se les ocurrió la idea simple de un ‘semáforo’ del volcán con tres colores: verde para seguridad, a marillo para alerta y rojo para peligro. Durante la mayor parte de los años desde que se introdujo el semáforo, se ha estancado en alguna etapa de ‘amarillo’.

    La montaña a veces se calma, pero no por mucho tiempo. Rara vez lanza lava fundida: en cambio, es más del tipo "explosivo", arrojando rocas calientes que caen por sus flancos y emitiendo ráfagas de gas y ceniza.

    El centro también cuenta con monitores en otros estados, esto debido a que México es un país en alerta constante a los desastres naturales.

    Por ejemplo, el sistema de alerta temprana de terremotos de México también se encuentra en el centro de comando. Debido a que el suelo de la ciudad es tan blando (fue construida sobre el lecho de un antiguo lago), un terremoto a cientos de millas de distancia en la costa del Pacífico puede causar una gran destrucción en la capital, como sucedió en 1985 y 2017.

    Un sistema de monitores sísmicos a lo largo de la costa envía mensajes que corren más rápido que las ondas de choque del terremoto. Una vez que las sirenas comienzan a sonar, puede dar a los residentes de la Ciudad de México hasta medio minuto para ponerse a salvo, generalmente en las calles al aire libre.

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