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América Latina

    Pedalear para sobrevivir: venezolanos se ganan la vida en Colombia con una aplicación multimillonaria de entregas en bicicleta (fotos)

    La profunda crisis económica obligó a miles de venezolanos a refugiarse en Colombia y algunos de ellos se han convertido en repartidores para poder subsistir. Sin importar su profesión han encontrado que trabajando para la aplicación Rappi, que los conecta a través del teléfono con clientes que solicitarán entregas, pueden llegar a ganar el equivalente a un dólar por hora. En un intenso y largo día de trabajo pueden alcanzar aproximadamente el salario mínimo de todo un mes en Venezuela, pero en Colombia apenas les alcanza para sobrevivir.
    3 Ago 2019 – 09:41 AM EDT
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    Samuel Romero, un inmigrante venezolano de 21 años, lleva una orden de entrega de la aplicación Rappi en Bogotá, Colombia, donde vive desde el año pasado. Este sistema, que se ha expandido a ocho países latinoamericanos desde que fue fundado hace cuatro años, conecta a través del teléfono a un ciclista con un cliente para que le lleve casi cualquier cosa, desde comida china hasta una caja de pañales. Para Romero esta entrega es el comienzo de una jornada laboral de 15 horas, en donde ganará el equivalente a 15 dólares. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    "Estoy agradecido de tener algo de trabajo", dijo Romero a la agencia AP, "pero realmente tienes que dedicar mucho tiempo a esto para ganar dinero decente”, agregó. Romero es ingeniero y trabajaba para la compañía petrolera estatal venezolana (PDVSA). Ahora pedalea durante 15 horas al día para ganar el equivalente a un mes de salario mínimo en su país natal, sumido en una profunda crisis económica y política. Esto es apenas lo suficiente para sobrevivir en Colombia, mucho más costosa. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    Un grupo de inmigrantes venezolanos espera bajo un árbol de Bogotá que lleguen las órdenes de entrega de Rappi. En todo el mundo los inmigrantes están acudiendo en masa a aplicaciones de este tipo para trabajar por cuenta propia. Son sistemas que ofrecen una oportunidad rápida de ganar dinero en efectivo en lugares donde los recién llegados luchan por encontrar trabajos regulares. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    Pero estas innovadoras fuentes de trabajo requieren muchas horas en ocupaciones que dan un pago modesto, sin beneficios y pocas oportunidades para el avance profesional. En Colombia, que recientemente ha acogido a más de 1.3 millones de venezolanos que huyen de las dificultades económicas, miles de inmigrantes están trabajando en la plataforma Rappi y algunos de ellos son profesionales universitarios. En la fotografía un grupo de venezolanos comparten emparedados mientras esperan por nuevas entregas. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    Romero preparándose para salir a trabajar. Rappi recaudó más de mil millones de dólares de capitalistas de riesgo cuando se fundó, convirtiéndose en una obra maestra para la industria tecnológica del país. "Creció tan rápido que se olvidó de nuestro bienestar", dijo Lina Hernández, una ciclista que trabaja para Rappi en Bogotá. Recientemente participó en una fuerte protesta de repartidores frente a la sede de la empresa. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    "La belleza de esto es que a través de la tecnología conectamos a dos personas", dijo Alejandro Galvis, jefe de personal de Rappi. En la compañía estiman que los repartidores pueden ganar de 2.3 a 2.9 dólares por hora durante las horas pico cuando la demanda es más alta. Eso es el doble del salario mínimo de Colombia por hora. Los repartidores, quienes no son considerados empleados, inician su sesión en la plataforma a su conveniencia. Unos 18,000 trabajan de forma independiente en toda América Latina. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    Los ciclistas de Rappi carecen de beneficios que son obligatorios para los empleados con salario mínimo, seguro médico o licencia por enfermedad. También deben pagar el mantenimiento de sus bicicletas y comprar una mochila naranja. Muchos se quejan de que los pagos están cayendo a medida que más trabajadores independientes se unen a la plataforma y compiten por cada entrega. Según Rappi, el sistema no retiene nada del dinero de la transacción sino que cobra a los vendedores asociados a la aplicación una tarifa. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    Luis Tarre, venezolano de 60 años, pedaleando con una entrega por una calle de Bogotá. Dijo que comenzó a trabajar para Rappi a principios de este año porque la aplicación no lo obliga a cumplir con un horario exigente. Dirigía su propia empresa de construcción en su estado natal, Portuguesa, pero la crisis económica lo obligó a mudarse Colombia con su familia. Antes de Rappi había trabajado como como de edificios, camarero y asistente de construcción. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    "Tuve que dejar esos trabajos después de una semana porque mi cuerpo no podía manejarlo", dijo Tarre. "En Rappi, solo trabajo alrededor de seis horas al día, que es lo que pueden dar mis piernas", agregó. En la fotografía junto a su hijo Raúl, de 20 años, quien también es repartidor. Legisladores en Colombia y Argentina están considerando regulaciones para aumentar la protección de los trabajadores de este tipo de plataformas. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    Tarre se despide de su esposa, Dingle González, antes de salir a repartir paquetes en bicicleta. Ella encontró trabajo en un restaurante pero ocasionalmente hace algunas horas en Rappi, en su tiempo libre. Según Romero, no es raro que varios del mismo hogar trabajen en la aplicación. "Aquí es muy difícil conseguir empleo en el campo en el que uno está formado", aseguró. Crédito: Fernando Vergara/AP
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    Romero dijo que la hiperinflación en su país natal diezmó su salario hasta el punto en que apenas era suficiente para pagar la comida. Sin embargo, la vida no ha sido mucho más fácil en Colombia y por eso está tratando de obtener una visa de trabajo en Chile. Allí, según le contaron, hay más oportunidades para profesionales como él. " Rappi puede ser mi trabajo en este momento, pero no estoy contento con eso", dijo. "Quiero crecer como persona y pasar a algo mejor". Crédito: Fernando Vergara/AP
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