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    "Paraíso para animales, con una trampa mortal": el sitio con cientos de mamuts descubierto cerca del nuevo aeropuerto de México

    Rubén Manzanilla López encargado de los trabajos arqueológicos asegura que faltan muchas más especies por identificar en el sitio de Santa Lucía y que es probable que se confirme la existencia de herramientas de uso humano, lo que daría un nuevo panorama a los estudios.
    5 Sep 2020 – 03:15 PM EDT
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    “Era como una especie de paraíso para los animales, pero con una trampa mortal: el fondo del lago”, así describe Rubén Manzanilla López, responsable de salvamento arqueológico en Santa Lucía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al sitio donde se han encontrado vestigios de 200 mamuts, 25 camellos y cinco caballos, cerca de donde se está construyendo el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles de la Ciudad de México.

    En entrevista con Univision Noticias, el arqueólogo explica que hace 24,000 años, con el fin de la última glaciación en el ártico, la unión de los casquetes de los mares permitió que diversas especies y seres humanos pudieran cruzar por el estrecho de Bering desde Asia hasta América.

    Gracias a que en el área de los descubrimientos actuales ya no había hielo, “debió ser una zona de pastizales con una gran fuente de agua dulce que le permitió a especies herbívoras establecerse en manadas durante mucho tiempo”.

    Además, el especialista precisó que lo que se ha descubierto con las excavaciones realizadas “son suelos pantanosos en donde se hundían esos animales y quedaban indefensos hasta su muerte”. Manzanilla cree que una vez que estaban vulnerables e inmóviles “eran atacados por carroñeros y otras especies carnívoras e incluso cazadores (…) ahora casi tenemos la certeza de que se podrán encontrar tigres diente de sable, pero también había lobos y leones americanos”.


    El científico asegura que se trataba de un lugar en el que convivían muchas especies, algo que en la actualidad no sucede. “Los elefantes se quedaron en África y Asia, los camellos al norte de África y los caballos los domesticaron en Asia y volvieron a México con los españoles”, cuenta.

    Sin titubear, Manzanilla afirma que se trata del hallazgo arqueológico más importante en el país “y quizá en América Latina porque no tenemos información de otro sitio en la región con estas características en un espacio tan acotado”. Además, indica que es seguro que encontrarán muchos más vestigios.

    Aunque aclara que sin la evidencia científica probada no es posible emitir una certeza, el arqueólogo dice que cambiarán muchas cosas, empezando por afinar la antigüedad en la presencia de los mamuts en la cuenca de México. Asimismo, gracias a la mucha evidencia de aprovechamiento humano en la zona, generará una idea clara de cómo eran las organizaciones para poder cazar.

    Importante fuente de información

    Más allá de lo rimbombante que puedan sonar la gran cantidad de vestigios y restos fósiles de animales grandes -mamuts- y peligrosos -dientes de sable-, el contexto humano tras estos hallazgos es atractivo para los arqueólogos como Rubén que están en la zona.

    “Estamos poniendo atención en los huesos que pudieran ser herramientas. Tenemos un especialista que los estudiará (…) para ver si hay huellas de desgaste”, comentó, recordando que en los últimos 70 años solo ha habido casos aislados en el país, pero con estos vestigios en un solo sitio “nos van a dar mucha información”.

    En todo caso, mientras llega la resolución que lo confirme, Manzanilla señala que la evidencia hasta ahora encontrada hace suponer que los seres humanos de hace 10,000 años no cazaban estos gigantes animales, sino que los destazaban. “Más bien era que cuando estaban vulnerables, los remataban y se aprovechaban”, explicó.

    Como parte del nuevo espectro que se ha abierto con estos descubrimientos, el arqueólogo también menciona que ya hay un estudio en marcha para saber “cómo fue la relación de estos animales con la actividad volcánica de fines del pleistoceno y que pudiera tener que ver con la extinción de esta fauna” tan abundante que convivió por mucho tiempo en un solo lugar. “Hacia adelante (en el tiempo) tendremos mucho material académico para contestar nuevas preguntas”, dice.

    Asimismo, Manzanilla aclara que no es que toda el área del nuevo aeropuerto esté repleta de fósiles y que la construcción de la edificación, una de las más grandes polémicas en la istración del presidente Andrés Manuel López Obrador, pueda estorbar o entorpecer los trabajos. “ Son 4 mil hectáreas de la obra y van 192 hallazgos, dispersos. Entonces es poco en proporciones (…) y cuando intervenimos en un hallazgo la obra sigue en los alrededores sin problema”, apunta.

    Menciona que la buena colaboración con la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA) -encargada de la obra- ha permitido que los trabajos continúen de buena informa e incluso valoró la mesa de enlace entre dicha dependencia y el INAH que ha permitido que se establezca una coordinación funcional que le dé valor real a los hallazgos. “Empezamos siendo 6 arqueólogos y ahorita hay 41”, dice.

    Para Manzanilla, lo que está ocurriendo es un reto del que se siente orgulloso de participar, aunque acepta que no se esperaban una cantidad tan alta de restos de animales. “En bodega tenemos 8,700 huesos (…) incluso de especies muy pequeñas y hasta posible presencia de peces de agua dulce, lo cual confirmaría que había arroyos”, señala, aclarando que esa cantidad de restos han determinado el número total de mamuts, caballos y camellos, a la espera de que los especialistas logren establecer nuevas especies.

    Sin embargo, precisa que muchos restos de mamuts todavía no están completamente fosilizados, porque todavía hay materia orgánica en los huesos. “Esto nos permite poder hacer muchos más estudios durante los próximos años que arrojen información genética precisa”, dice. Añade que una de las cosas más interesantes es que han encontrado restos de estos animales de distinta edad. “Tenemos desde crías hasta ya muy adultos”, informa.


    El trabajo es tanto, que han decidido hacer proyectos paralelos: uno de salvamento y otro de investigación. En este segundo, hay la colaboración de múltiples especialistas de distintas áreas que permitirán conocer de forma clara las condiciones de salud, adn, saber si se puede rastrear el largo camino recorrido hasta la cuenca mexicana, reconstruir el vasto medio ambiente en el que vivían y la interacción con la actividad volcánica y el ser humano de la era.

    Será hasta 2021 cuando se pueda saber si hay certezas de restos de herramientas, una vez que las tareas de rescate aminoren un poco y le de tiempo al especialista para hacer ese trabajo. “Todo apunta a que así será (que había herramientas) pero habrá que esperar”. Dice que por lo pronto, la certeza es que “los salvamentos de restos de animales continuarán y van a durar hasta que termine la primera etapa del nuevo aeropuerto en 2022”.

    “Cuando todo concluya quedará un museo muy importante en las cercanías a la terminal donde todo lo descubierto quedará allí. Habrá una zona para atención al público, pero también otra de restauración e investigación”, explica ilusionado quien pasa todos los días en la zona, expectante de cada excavación y del trabajo coordinado que ha involucrado a la Universidad Nacional Autónoma de México y la Escuela Nacional de Antropología. “Es una experiencia que tenemos aprovechar a todo nivel institucional”, insiste.

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