Los migrantes: un producto de exportación de Nicaragua, Cuba y Venezuela
Saúl Pérez, un inmigrante colombiano que quiere llegar a Estados Unidos, cruzó la frontera de Costa Rica hacia Nicaragua a mediados de octubre.
A pocos kilómetros del cruce se encontró con un puesto militar en el que debió pagar 150 dólares por un “salvoconducto” que lo autorizaba para desplazarse hacia la frontera con Honduras y continuar su travesía, según lo relató a Univision
Como Pérez cada día pasan 3,000 migrantes por esta nueva puerta giratoria improvisada del gobierno de Daniel Ortega de Nicaragua para lucrarse de la migración irregular hacia Estados Unidos.
Nicaragua está a la cabeza de los gobiernos populistas de izquierda de América Latina que en los últimos años han estado ingeniándose métodos para convertir a los emigrantes en productos de exportación.
Es un negocio que según los expertos no tiene pierde: reporta divisas a través del envio de remesas, descongestiona al país de desempleados y produce grandes dolores de cabeza al imperio del norte, el enemigo compartido con Cuba y Venezuela.
“Si ustedes quieren migrantes, yo se los mando. Si ustedes nos van a poner sanciones, yo les mando migrantes”, advirtió el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
A los pocos meses de haber llegado a Estados Unidos, cada venezolano, cubano o nicaragüense desterrado de su país se transforma en un soporte anónimo de la economía que lo despidió.
Religiosamente, en pandemia o en tiempos favorables, los inmigrantes envían miles de millones de dólares en remesas.
Para Manuel Orozco, experto en migración e investigador de la organización no gubernamental Diálogo Interamericano, hay un “cálculo racional” por parte del gobierno de Nicaragua de que la migración se puede instrumentalizar como un mecanismo de agresión a Estados Unidos.
Del 2019 al 2024 han salido de Nicaragua alrededor de 800,000 personas de las cuales un 80% está enviando dinero a sus familias en ese país. Las remesas saltaron de 2,500 millones a 5,000 millones de dólares en tres años, según Diálogo Interamericano.
“Cuba lo sabe, Venezuela lo sabe, Nicaragua lo sabe, ellos lo saben. ¿Por qué? Porque la principal fuente de divisas para estos tres países son las remesas”, puntualizó Orozco.
Agregó que en el caso de Venezuela el dinero que envían los migrantes es más representativo que los ingresos provenientes del petróleo.
Según sus cálculos, Venezuela exporta un promedio de 75 millones de barriles al día, pero la renta que genera esa venta está comprometida para pago de deudas lo que significa que los más de 20,000 millones de dólares que genera el petróleo no van directamente al pueblo.
Por otro lado, las remesas que envían los venezolanos a sus familiares superan los 4,000 millones de dólares al año y benefician a más de dos millones de hogares en Venezuela.
Cuba es uno de los países que más se beneficia con el dinero enviado por sus migrantes. El gobierno de la isla ha adaptado su control monetario para facilitar la entrega de remesas al introducir billeteras móviles patrocinadas por la istración del mandatario Miguel Díaz Canel.
Tan solo en el 2023 Cuba recibió 1,972 millones de dólares, si bien hubo una baja en comparación con 2022 cuando las remesas fueron de 2,040 millones de dólares.
México continúa en el primer lugar de recepción de remesas en América Latina con un total de 63,313 millones de dólares en 2023, un 7,6% más que en el 2022.
“Tal vez el caso más emblemático es el de Nicaragua, en donde lo que ha venido ocurriendo en los últimos tres años es prácticamente desde el 2021, cuando facilita el visado a Cuba y después, en 2022 se facilita el visado de entrada a Nicaragua a más de 30 nacionalidades de todo el mundo”, dijo.
La desregulación ha beneficiado también a indios, uzbekos, gente de Mauritania y Senegal, entre muchos otros.
Por ahora no se conocen las estrategias que pondrán en práctica los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en repuesta a la victoria electoral de Donald Trump y su anuncio de una ofensiva total contra la inmigración irregular desde el primer día de su presidencia.
A juzgar por sus recientes posturas parece improbable que estos regímenes estén dispuestos a aceptar una masiva repatriación de sus ciudadanos.
En febrero de este año Venezuela anunció oficialmente que no recibiría vuelos de deportados procedentes de Estados Unidos o México como reacción a nuevas sanciones de Washington.
Puentes dorados
Antes de instalar puestos de cobro a los migrantes que pasan la frontera con Costa Rica, el gobierno de Nicaragua había montado un negocio migratorio aún más rentable: los puentes aéreos con Cuba y Haití usando vuelos chárter o fletados.
En noviembre de 2021 Nicaragua levantó las restricciones de viaje para los ciudadanos de Cuba con el pretexto de fomentar “el intercambio comercial, el turismo y la relación familiar humanitaria”.
El repentino interés en causas humanitarias de un régimen señalado por violaciones sistemáticas de derechos humanos causó suspicacias. Algunos entendieron que la medida tenía más que ver con el pronunciamiento del presidente Joe Biden dos semanas antes.
Biden descalificó el proceso electoral del 7 de noviembre cuando Daniel Ortega se reeligió como presidente.
"Lo que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo, orquestaron fue la pantomima de una elección que no fue libre ni justa, y ciertamente no fue democrática”, citó Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
La nueva medida de Nicaragua daba un vuelco completo a la política migratoria que había mantenido el país desde el 15 de noviembre del 2015 cuando cerró su frontera a cientos de inmigrantes cubanos y acusó en aquel entonces a su vecino Costa Rica de crear una “crisis humanitaria” en la zona.
Con la apertura de los puentes aéreos, el aeropuerto Augusto C. Sandino de Managua pasó de ser el amodorrado terminal que ha sido en la última década a uno de los más congestionados de Centro América.
Entre mayo y diciembre del 2023 llegaron a Managua 200,000 migrantes en vuelos chárter desde Haití, Cuba y terceros países. La renta de migración proveniente de estos pasajeros representa casi el 70% de toda la entrada de ingresos de la autoridad migratoria de Nicaragua, según estudios de Diálogo Interamericano.
Para Manuel Orozco, experto en migración e investigador de esa organización, hay un cálculo racional por parte del gobiero de Nicaragua de que la migración se puede instrumentalizar como un mecanismo de agresión a Estados Unidos.
Orozco explica que Ortega ha tenido históricamente un profundo odio hacia Estados Unidos y ha buscado cómo hacerle daño de diferentes maneras, ahora encontró una gran oportunidad de ataque en la crisis migratoria que se ha producido en estados predominantemente frágiles.
Descubrió que el medio era utilizar el aeropuerto Augusto C. Sandino para el paso de pasajeros de diferentes nacionalidades lo que reporta ingresos por la utilización y las tarifas que cobran a las aerolíneas además de las tasas aeroportuarias que cobran a cada individuo que ingresa al país.
“Dicen que los culpables de la migración en Cuba son los cubanos o que somos nosotros porque los hermanos cubanos tienen visado libre para entrar a Nicaragua. ¡No!... Los que provocan estas oleadas de inmigrantes que se van desesperados son los gobernantes norteamericanos con sus políticas terroristas violadores de los derechos humanos”, dijo Ortega en su discurso pronunciado en octubre del 2022.
Para contrarrestar la ofensiva migratoria de Daniel Ortega, el gobierno de Estados Unidos anunció en noviembre del 2023 una nueva política de restricción de visados para los operadores de vuelos chárter a Nicaragua.
“Han estado ofreciendo vuelos y cobrando precios a nivel de extorsión” detalló el Departamento de Estado en un comunicado.
La medida iba dirigida inicialmente a “los propietarios, los ejecutivos y/o los altos funcionarios de las empresas que ofrecen vuelos chárteres a Nicaragua” y que transportan principalmente a “los migrantes irregulares a los Estados Unidos”, después se extendió a operadores de transporte marítimo, sobre todo de Colombia, y por último a ejecutivos de agencias de viaje y operadores turísticos.
La medida tuvo un impacto inmediato. Ante el temor de perder la visa estadounidense de sus propietarios y es, las principales compañías aéreas suspendieron el servicio.
Al menos dos compañías aéreas mexicanas participaron en la bonanza creada por Ortega, cubriendo rutas de La Habana a Cancún y de allí a Managua. Los pasajeros, en su mayoría cubanos, permanecían en el avión en Cancún solamente para el cambio de tripulación y continuaban su ruta hacia Nicaragua, pero el negocio se vino a pique luego de que México empezó a exigir visa de tránsito a los cubanos.
El gobierno del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que a partir del 22 de octubre del 2023 los ciudadanos de varios países, entre ellos Cuba, deberían solicitar una visa de tránsito aeroportuario.
Cambio de táctica en el negocio de la migración
El Gobierno de Nicaragua reaccionó e implementó una nueva táctica: cobrar el salvoconducto de 150 dólares, pago que les permite una estadía en territorio nicaragüense por uno o dos días para llegar a la frontera con Honduras.
“Al cruzar la frontera nos cobraron 150 dólares… Soy colombiano. (Pagué) 150 dólares por persona. Pasé con mi familia, pero pasamos seguros. No pasó nada”, narró a Univision Alexander, otro migrante originario de Colombia que viajaba con su esposa y sus dos hijos menores de edad.
Estudios de la organización Diálogo Interamericano revelan que a Nicaragua cruzan la frontera desde Costa Rica alrededor de 3,000 migrantes diarios. Vienen del Darién, son de diferentes nacionalidades.
Ortega es responsable por lo menos de un 5% de toda la migración que ha venido a Estados Unidos el año pasado, eso sin incluir los nicaragüenses mismos que ha expulsado, puntualizó.
En el negocio y uso político de la migración participan también Cuba y Venezuela.
El régimen de Nicolás Maduro mantiene el uso de la aerolínea oficial Conviasa para transportar en vuelos chárter a cientos de venezolanos de Caracas hacia el aeropuerto Augusto C. Sandino de Managua. Un funcionario de Conviasa, que pidió mantener su anonimato, explicó a Univision cómo operan estos vuelos.
“El avión se va lleno de Caracas a Nicaragua y se devuelve vacío. Por cada dos vuelos que se van, es uno que no regresa,” aseguró.
Agregó que no todas las aeronaves que utilizan tienen la misma capacidad.
“Puede ser el 340 que se lleva sobre 290 pasajeros, 280 pasajeros, como puede ser un avión más pequeño, pueden cubrir 180 pasajeros”, detalló.
Negocio a la derecha
El negocio de la migración no parece ser exclusivo de gobiernos de la izquierda populista de América Latina.
De acuerdo con una acusación federal en Nueva York, Steve Bannon, político estadounidense de derecha y estratega de Trump, también sacó tajada del fenómeno que tanto critica.
Bannon es quizás uno de los analistas del presidente electo que ha estado más atento a activar alarmas sensacionalistas alrededor de los movimientos migratorios irregulares de Centro América y México.
Sus programas en redes sociales cuentan con un corresponsal en la región, Oscar 'El Blue' Ramírez, un periodista bilingüe y exboxeador mexicano.
Fuentes que han participado en la organización de carvanas comentaron a Univision Investiga que Ramírez se las arregla para ganarse la confianza de los migrantes y luego utilizar sus imágenes en los programas de Bannon para presentarlos como protagonistas de una temible invasión a Estados Unidos.
De acuerdo con la publicación Daily Beast, Ramírez ha dicho públicamente que los centroamericanos que pretenden emigrar a Estados Unidos son “perezosos” y están en “busca de dinero fácil”. Ramírez respondió al portal que trata de ayudar a los buscadores de asilo y combatir el tráfico de niños.
“Yo de por si soy un inmigrante”, agregó.
En 2018, mientras aseguraba que el gran problema de Estados Unidos era la migración ilegal, Bannon lanzó la campaña de recaudación de fondos We Build the Wall para construir con recursos privados un segmento del muro fronterizo.
La campaña recaudó más de 25 millones de dólares.
Bannon anunció que “ni un solo centavo” de la recaudación se destinaría para el pago de sueldos o compensaciones de los organizadores de la colecta porque se trataba de una organización voluntaria.
Según la fiscalía de Nueva York esas declaraciones resultaron falsas.
Bannon y sus asociados Brian Kolfage y Andrew Baldato usaron los fondos para beneficio personal, de acuerdo con la denuncia en la que fueron acusados de lavado de dinero y fraude con transferencias.
La denuncia sostiene que Bannon recibió más de un millón de dólares de la campaña We Build the Wall canalizados a través de una organización sin fin de lucro bajo su control. De esos fondos Bannon habría desviado cientos de miles de dólares para sus gastos personales, agrega el documento.
Kolfage, de 42 años, y Baldato de 58, se declararon culpables de conspiración por fraude en transferencias en abril de 2023. El primero fue sentenciado a 51 meses de prisión y el segundo a 36.
El juicio contra Bannon en la corte del Distrito Sur de Nueva York está citado para diciembre.