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    Autos eléctricos y edificios sostenibles: Costa Rica lanza su ambicioso y futurista plan para convertirse en una economía verde

    Este pequeño país centroamericano se ha planteado un plan ambiental para convertirse en los próximos 30 años en una economía verde e inspirar a otros países a adoptar medidas a favor de las energías limpias y en contra del cambio climático.
    24 Feb 2019 – 09:53 PM EST
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    El presidente Carlos Alvarado se mostró muy emotivo durante el lanzamiento y aseguró que los esfuerzos que el país comienza permitirán a su propio hijo Gabriel, de 6 años, vivir en un mundo mejor y más justo. Crédito: Juliet Mendez/Casa Presidencial Costa Rica

    SAN JOSÉ, Costa Rica.- A usar fuentes limpias para producir casi toda su electricidad, tener el 52% de su territorio cubierto por bosque, incentivar la reforestación con dinero ni prohibir la exploración petrolera, la cacería deportiva y la minería a cielo abierto. Este pequeño país centroamericano, cuya superficie terrestre es menor a un tercio del estado de Florida, se ha planteado ahora un plan ambiental tan ambicioso como urgente para convertirse en los próximos 30 años en una economía verde e inspirar a otros países a adoptar medidas contra el cambio climático.

    Consciente de las dificultades fiscales que apenas permiten atender las necesidades del momento, de su transporte altamente contaminante y de un desordenado crecimiento urbano imposible de revertir, el gobierno de Costa Rica presentó a su público y a la comunidad internacional su Plan Nacional de Descarbonización 2018-2050. Consiste una serie de estrategias en todos los campos de la economía para que en el año 50 de este siglo Costa Rica tenga un saldo cero en las emisiones de carbono; es decir, para que sea nulo su aporte a la contaminación causante del calentamiento planetario.

    La propuesta contiene ingredientes variados como la ampliación del transporte público con autobuses y un nuevo tren eléctrico, impulsar la generación de energías limpias y su consumo en autos, el reordenamiento urbano, la reforma de los métodos de producción agrícolas y la reformulación de los sistemas de construcción. La presentó el presidente, Carlos Alvarado, con la presencia protagónica de la líder internacional ambiental Christiana Figueres, hija del caudillo del siglo XX, expresidente y decisor de la abolición del Ejército en 1948, José Figueres Ferrer. Ahora la meta del Ejecutivo costarricense es impulsar una abolición distinta, la del petróleo, aunque distintos expertos han advertido la complejidad de esa meta, más allá del tiempo que lleve alcanzara.


    El plan se anunció en una actividad al aire libre en el centro de San José, con la presencia de todo el gabinete de Alvarado y de Luis Alfonso de Alba, enviado del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. El Gobierno reafirma así las promesas que lanzó desde 2018, cuando Alvarado asumió el mando con un discurso lleno de promesas ambientales, a pesar de los apuros presupuestarios que han ocupado las prioridades gubernamentales durante estos diez meses. Costa Rica enfrenta el dilema de que una quinta parte de sus ingresos tributarios (de por sí insuficientes para atender el sistemas de bienestar social y la creciente deuda externa) provienen de un impuesto específico al consumo de combustibles derivados del petróleo.

    “Esto es soñar con los pies en la tierra. Estamos poniendo los cimientos para soñar la Costa Rica del 2050; vamos a descarbonizar la economía”, dijo el presidente Alvarado al cerrar la actividad, en la que presentaron mensajes enviados por varios líderes internacionales. Entre ellos, Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos y Nobel de la Paz y el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, además de la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y la expresidenta finlandesa Tarja Halonen. También de Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, conocida como el “Acuerdo de París”, en el que ocupó un papel predominante la costarricense Christiana Figueres.

    Gore expresó su entusiasmo: "Descarbonizar la economía global para reducir drásticamente la contaminación del calentamiento global es absolutamente esencial para garantizar que nuestra civilización pueda sobrevivir y prosperar, y esa es una de las razones por las que estoy tan emocionado de ver que Costa Rica continúa con su papel como líder mundial”, se leyó en el acto.

    El discurso de Alvarado recogió ese papel vanguardistaque ha tenido costa Rica en las últimas cinco décadas. “Seremos ejemplo para el mundo de que sí es posible ser un país verde y descarbonizado, al tiempo que seguimos produciendo riqueza. Un país descarbonizado es también un país próspero, que genera empleos, crecimiento económico y bienestar para todas las personas”, pronunció centrándose en el énfasis ambiental de la actividad económica.

    Pese al apoyo inicial desde distintos sectores políticos y productivos a un discurso ambientalista habitual en Costa Rica, el plan de descarbonización está presionado por la dura realidad económica del país, pues la previsión de crecimiento del PIB de Costa Rica es de 2,3% para este año, por encima del promedio latinoamericano, pero por debajo de las tasas de la última década en Costa Rica. Además la tasa de desempleo actual es la más alta también en 10 años, un 12%, y las autoridades han reconocido el riesgo de deterioro de los buenos índices sociales que han hecho de Costa Rica un país reconocido por su bienestar.

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    Por qué la apuesta a la energía limpia ofrece más empleo que los combustibles fósiles

    El ministro de Ambiente de Costa Rica, Carlos Manuel Rodríguez, explicó que el plan se basa en cuatro ejes. El primero es transporte y movilidad sostenible, con una apuesta fuerte por el transporte público eficiente en un país donde cada año la cifra de autos nuevos duplica la del nacimiento de bebés, lo que agrava la congestión vial y eleva el consumo de derivados del petróleo. El segundo es el de energía, construcción sostenible e industria, pues el país enfrenta el dilema de su red eléctrica amplia y limpia, pero con costos fuertes para el sector productivo. El tercer eje se refiere a la gestión integral de residuos, incluido el sistema de disposición de aguas que los ambientalistas califican como “vergonzoso”. Y el último eje: agricultura, cambio y uso de suelo y soluciones basadas en la naturaleza. En este flanco hay deudas grandes por el uso de plaguicidas, por la baja competitividad de los productores agrícolas y por la expansión urbana desorganizada e imparable.

    En los planes de acción gubernamental están la modernización de diversas instituciones públicas, el desarrollo de la digitalización, el impuso de “ciudades inteligentes”, lo que permitiría la masificación de prácticas como el teletrabajo. También incluyen iniciativas educativas para lograr el cambio de hábitos de vida y de consumo, y el trabajo conjunto con empresas privadas y organizaciones internacionales, explicó Rodríguez.

    Así, según el plan, podrá Costa Rica convertir en realidad sus sueños a mediano y largo plazo:

    En el 2035: 70% de los buses y taxis serán cero emisiones, TRP operará 100% eléctrico. 25% de la flota vehicular será eléctrica. La matriz eléctrica del país deberá operar al 100% con energías renovable. 100% de las nuevas edificaciones comerciales, residenciales e institucionales se construirán adoptando sistemas de resiliencia y tecnologías de bajas emisiones. Tener una estrategia y modelos de negocio para que las empresas se responsabilicen del impacto de un producto desde su nacimiento, distribución y posterior descarte (lo que se llama “cradle-to-grave”). Alcanzar una cultura ciudadana y empresarial orientada a una menor generación de residuos y a un exitoso manejo de los mismos. Aumentar la cobertura forestal de Costa Rica a un 60% para consolidar corredores biológicos e incrementar la disponibilidad de áreas verdes para la recreación.

    En el 2050: un sistema de transporte sustituirá a vehículos privados como principal opción de movilidad. 100% de las ventas de vehículos ligeros nuevos será de vehículos cero emisiones y el 60% de la flota de vehículos ligeros -privados y públicos- será cero emisiones. Al menos el 50% del transporte de carga será altamente eficiente y habrá reducido emisiones en un 20% con respecto a emisiones del 2018. La energía eléctrica será fuente de energía primaria para el sector transporte, residencial y comercial, industrial. 100% de las edificaciones comerciales, residenciales, e institucionales operarán con estándares de bajas emisiones. 100% del territorio contará con soluciones para la recolección, separación, reutilización y disposición de residuos. Productores nacionales habrán adoptado la tecnología más avanzada de acuerdo con estándares de sostenibilidad, competitividad y bajas emisiones.

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