5 razones por las que el juicio a O.J. Simpson sigue siendo relevante 20 años más tarde
El 3 de octubre de 1995 un jurado declaró inocente a O.J. Simpson, acusado de asesinar a su ex-esposa Nicole Brown y al amigo de ésta, Ron Goldman. El juicio había sido largo y extenuante, así como también electrizante y altamente mediatizado. Los cuerpos de Brown y Goldman fueron encontrados el 12 de junio de 1994 y el juicio comenzó el 24 de enero de 1995. Luego de 133 días, el jurado llegó a su decisión después de solamente 3 horas de deliberación y su decisión dividió aún más a un país que ya se encontraba fuertemente polarizado.
El juicio abundaba en elementos que, más que sensibles, eran inflamables: una estrella del deporte (práctica sagrada en los Estados Unidos) es acusado de un acto abominable, el acusado es un hombre negro que conquistó el éxito a pesar de todos los obstáculos (políticos, legales, económicos) que la sociedad estadounidense le pone a las personas que no son blancas, en el pasado su ex-mujer lo había acusado de de violencias conyugales numerosas veces y había varias grabaciones de sus llamadas al 911...
Nicole Brown y O.J. Simpson
Quienes no lo vivieron habrán seguramente escuchado hablar de este peculiar juicio legal/mediático/político. Y es que, a pesar de que ya han pasado más de veinte años, el juicio de O.J. Simpson es uno de esos sucesos que han marcado un antes y un después en el imaginario colectivo estadounidense.
¿Cuáles son los elementos que contribuyen a que este juicio siga siendo relevante más de veinte años luego de los hechos?
1. La importancia de los L.A. Riots (disturbios de Los Ángeles de 1992)
Para entender lo sucedido durante el juicio a Simpson es importante tener en cuenta los sucesos acaecidos en la ciudad de Los Ángeles entre el 29 de abril y el 4 de mayo de 1992. Durante estos días, una violencia inimaginable se desató en la ciudad a raíz del veredicto inocente dado a los policías acusados de haberle dado una golpiza al taxista negro Rodney King. La golpiza, que fue filmada por un testigo, muestra con lujo de detalle el nivel de brutalidad que sufrió King. El caso de King se convirtió entonces en emblema para la comunidad negra que conocía en carne propia, y desde hacía décadas, la violencia policial ejercida por la Policía de Los Ángeles.
El veredicto inocente fue la pólvora que necesitaba una comunidad harta de que sus derechos civiles no fueran respetados. Durante los disturbios, miles de personas de las comunidades afroamericana y latina tomaron las calles. Pero lo que comenzó como una protesta pacífica se convirtió en pillajes, incendios, golpizas y hasta asesinatos. Se calcula que entre 50 y 60 personas murieron durante los disturbios.
El juicio de O.J. Simpson se vio fuertemente marcado por los incidentes de 1992, en la medida que muchos temían que el veredicto llevara a una nueva ola de disturbios.
Más allá de la violencia, estos sucesos abrieron un debate muy necesario en los Estados Unidos, en torno a la raza y la injusticia social, la falta de garantía de los derechos humanos y civiles para algunas comunidades, la pobreza sistemática infligida a dichas comunidades, entre otras cosas.
Es justo decir que un debate similar ha sido reactivado hoy, a raíz de las numerosas muertes de hombres, mujeres y niños negros a manos de la policía en distintas partes de los Estados Unidos.
En los últimos años, en ciudades como Ferguson, Baltimore, Dallas y Charlotte la comunidad negra se ha organizado en protestas que muchas vecen han llevado a disturbios. Si bien estos sucesos han sido menos violentos que los de 1992, su persistencia y su vínculo con movimientos como Black Lives Matter, que han capturado la atención mundial, los hacen resistentes al tiempo y a la indiferencia.
2. Las cosas que no han cambiado: una relación tensa entre comunidad negra e institución policial
Este punto se relaciona, evidentemente, con lo presentado anteriormente. Uno de los puntos fuertes de la defensa fue el argumento según el cual la policía de Los Ángeles habría incriminado a Simpson, y que todo lo sucedido sería parte de un complot contra él. El argumento en sí no tenía demasiadas bases: ¿por qué incriminarlo? ¿con qué fin? ¿Y por qué de esa manera? Simpson había sido acusado por su esposa de haberla golpeado y maltratado numerosas veces, si la policía quería tanto incriminarlo, ¿por qué no aprovechar de esas instancias?
Sin embargo, sí es cierto que el investigador que encontró el famoso guante en la escena del crimen (guante que según la defensa, pertenecía a Simpson y comprobaba su culpabilidad) era conocido por su racismo y violencia hacia las personas negras. Por otro lado, el juicio verificó el hecho de que el manejo que la policía hizo de la evidencia y de la escena del crimen en general dejó mucho que desear en términos de protocolo. En este sentido, es comprensible que el jurado, constituido en su mayoría por hombres y mujeres negros provenientes de Los Ángeles, y entonces conocedores de las tácticas violentas y racistas de dicha institución, haya sido particularmente sensible a esta cuestión.
Actualmente no pasa un mes sin que tengamos la triste aparición de un nuevo video donde se ve a un policía matando a una persona negra, generalmente en situaciones donde el uso de la fuerza no hubiera sido ni remotamente necesario. Esta continuidad entre la época del juicio y el cotidiano actual es particularmente penosa y explica en gran parte el hecho de que la narrativa en torno a Simpson siga capturando nuestra imaginación.
3. Esa celebridad que no(s) representa
Para los que eran niños en esa época, y sobre todo para aquellos que no vivían en los Estados Unidos, O.J. Simpson siempre estará asociado a su juicio. Sin embargo, es importante destacar que Simpson era una celebridad incontestable y una mega estrella del deporte en los Estados Unidos, mucho antes de su acusación por asesinato. Simpson rompió todo tipo de récords jugando en el fútbol americano. Apodado " The Juice" ("el jugo", ya que "O.J." son las iniciales del jugo de naranja, "orange juice" en inglés), ganó millones prestando su nombre y rostro para todo tipo de marcas (Chevrolet, ABC, Hertz).
Su popularidad era inmensa. Simpson tuvo incluso una relativamente fértil carrera cinematográfica, apareciendo en grandes dramas como Roots (1977) y The Towering Inferno (1974), y en grandes comedias como la trilogía de La Pistola Desnuda (1988, 1991, 1994) haciendo del entrañable e hilarante personaje Nordberg. Además, Simpson comentaba sobre los deportes en varios programas conocidos de la televisión y hasta fue presentador en Saturday Night Live. Dicho de otro modo, no se podía ser más popular, querido y irado que O.J. Simpson.
La acusación de asesinato fue entonces un golpe fuerte para todos los que lo iraban, no sólo porque en Estados Unidos los ricos y los deportistas son semi-dioses (y ni que hablar si se es ambos), pero también porque su historia de éxito resonaba con e inspiraba a muchas personas, especialmente en un país en el que el racismo institucional y sistemático es tan persistente.
4. Un recordatorio de que la justicia se compra
Las pruebas de ADN localizaban a Simpson en la escena del crimen. Su ex-esposa había terminado en el hospital tras ser golpeada por él varias veces. Muchas personas del entorno de Simpson estaban seguras de que él era el culpable, alegando como argumento su comportamiento controlador y violento hacia Nicole Brown. No había ningún tipo de evidencia que señalara a otro culpable. El veredicto inocente causó entonces una fuerte impresión en muchas personas que estaban convencidas de la culpabilidad de O.J. Simpson.
La idea general fue la de que, una vez más, una persona poderosa, con bolsillos profundos y os bien situados (la defensa de Simpson era conocida como el "dream team", ya que estaba constituida enteramente por poderosos abogados de renombre) había logrado comprar su inocencia.
En este video, que se volvió viral en abril 2016, un niño usa el ejemplo de O.J. Simpson para hablar de las maneras en que el sistema judicial en los Estados Unidos es corrupto. Con mucho aplomo, este pequeño de diez años explica que, si uno tiene dinero, es perfectamente capaz de contratar a los mejores abogados, que asegurarán su libertad. Por su lado, las personas con pocos recursos generalmente acceden a una defensa asignada por el estado, o a abogados que trabajan con tantos casos por año que simplemente no pueden dedicarle el tiempo necesario a cada uno de ellos.
Si hasta un niño lo sabe...
5. Mucho drama... y mucha comedia
El juicio a O.J. Simpson lo tuvo todo. Más allá de la celebridad y estatus del acusado, el largo proceso legal vivió y generó todo tipo de situaciones dramáticas. Uno de los momentos más icónicos fue cuando la acusación le pidió a Simpson que se probara el famoso guante que había sido encontrado en la escena del crimen y que, todo indicaba, le pertenecía a él. Cuando Simpson se lo probó, el guante parecía no quedarle (aunque algunos argumentan que Simpson hacía un evidente esfuerzo para que así fuera).
En su episodio "The Caddy", la célebre serie de comedia Seinfeld parodia este preciso momento de manera bastante genial.
Mark Fuhrman, el investigador acusado por la defensa de haber incriminado a Simpson, negó su racismo bajo juramento. Sin embargo, Fuhrman había sido entrevistado por una aspirante a guionista para un documental y, en dichas grabaciones, el policía hacía todo tipo de comentarios racistas y relataba incidentes en los que había hecho abuso de poder contra ciudadanos negros. Las grabaciones salieron a la luz y terminaron por ser usadas en el juicio.
El juicio a O.J. Simpson está lleno de vueltas de tuerca más dignas de una telenovela que de un evento real. Y tal vez por eso sea que la historia se presta tanto para la parodia. En la serie de Netflix Unbreakable Kimmy Schmidt (2015-), Tina Fey y Jerry Minor interpretan a dos personajes que son claras alusiones a los abogados de la acusación en el caso Simpson.
De hecho, la serie "The People v. O.J. Simpson: American Crime Story", que brillantemente relata lo sucedido a lo largo del famoso juicio, fue dirigida en su mayoría por Brian Murphy, conocido por series como "Glee" y "American Horror Story".
Y es que la historia de O.J. Simpson es un poco como un bizarro musical de horror, uno nunca sabe qué más va a pasar.