Un cómic que se ríe de las ideas de belleza impuestas a las afrolatinas

Esta historia comienza con el dibujo de una niña pequeña y su prima mayor. Ambas son dominicanas y morenas, pero la prima, que ya es grande y usa jeans, lleva su pelo liso. La pequeña solo piensa: “cuando grande quiero tener el pelo como ella”.
Esa escena es justo la que vivió de niña Crystal Rodríguez, una dominicana que a sus 6 años llegó a Estados Unidos y que oyó decir cientos de veces en su familia que no “les gustaba ese pelo crespo”, “que no tomara sol porque se ponía más oscura”, “que ojalá ella no tuviera hijas porque iban a sufrir”.
Crystal, justamente, quiso valerse de un cómic para hablar de esos temas que como mujer afrolatina desde hace rato la tienen incómoda. Lo bautizó Pajón, justo el nombre con el que se llama al pelo rizado natural de las dominicanas. “Cuando te levantas por la mañana con el pelo desordenado tu mamá siempre te dice que te arregles ese pajón”, dice jocosa Crystal del otro lado de la línea.
Con naturalidad en el lenguaje y simpleza en los dibujos, esta dominicana empezó a narrar escenas sencillas solo para saber si alguien más en el mundo se sentía como ella. “La respuesta fue inesperada, los medios y las seguidoras empezaron a dejarme ver que es urgente hablar de esto, que en realidad hay muchas mujeres que no estamos felices con los parámetros que nos impusieron de belleza que jamás vamos a conseguir”.
En una de sus viñetas, Crystal dibujó una caja llena de tubos y pinzas eléctricas y le puso “no tocar”. Al lado dibujó otra caja llena de productos para el pelo natural. “El pelo es el lugar en donde se negocia la belleza de las dominicanas y de muchas de las afrolatinas. Yo crecí en Estados Unidos en donde el ideal es ser rubia, tener piel blanca y ser delgada y eso hace daño porque tú no te pareces a nadie, y creces con la idea de que la gente de color no es linda, de que el pelo rizo no es bueno”.
En otra de las historietas, Crystal dibujó una chica de cuerpo de caderas redondeadas y cómo se vería enfundada en una faja. “De niña mi mayor temor era tener que usar una faja, yo solo veía sufrir a todas las mujeres de mi familia que no querían ser gorditas y que siempre se metían como podían en el estrecho elástico. Pero yo quisiera que cada vez más mujeres se rehusaran a usar esas prendas que no nos dejan ser felices”, añade la artista que se declara activista.
Además del tema del pelo y de la silueta, Pajón Comic habla abiertamente de asuntos de raza de forma graciosas. “La familia dominicana es mezclada y a veces nos falta entender esas diferencias. Siento que siempre estamos intentando domar esos rasgos africanos que sobreviven en nuestro cuerpo en lugar de amarlos”. Así pone de frente al espejo a una mujer afro, juguetea con las maneras como se ven las mujeres afros desnudas en un cambiador y pone en la televisión mujeres de su tipo desnudas.
Aunque aún son muchos los temas que esta dibujante quiere abordar en su cómic, lo interesante es que esa niña pequeña, que en principio soñaba con ser como esa prima de pelo liso y curvas apretadas, ha crecido como un personaje empoderado que lleva su pelo afro y suelto, ha dejado sus carnes libres y hasta el vello de sus axilas lo ha dejado florecer.