¿Sexo en Río? Obvio sí

Si el éxito de unos Juegos Olímpicos se midiera por el número de condones que se reparten en su Villa Olímpica, los de Río 2016 serían los mejores de la historia: casi medio millón de preservativos están disponibles para atletas de todo el mundo, una cantidad tres veces mayor a la de Londres 2012. Porque en Río, además de deporte, se practica sexo. Mucho sexo.
Podríamos comenzar con un ejemplo de algún medallista mexicano, pero no hay medallas para México (no importa cuándo leas esto), así que nos vamos con lo más cercano. El colombiano Óscar Figueroa Mosquera ganó el oro en la categoría 62 kilos de levantamiento de pesas. ¿Su secreto?: “Como esto es un deporte de fuerza, entonces, en mi caso, pongo la mente en blanco, pero también voy pensando en algo de sexo porque eso aumenta la capacidad de la testosterona”, dijo a una radiodifusora de su país.
Regla uno: sexo seguro
De acuerdo con el Comité Olímpico Internacional (COI), en Río de Janeiro se repartieron gratuitamente 350 mil preservativos masculinos y 100 mil femeninos para promover el sexo seguro en una ciudad donde, además de las enfermedades de transmisión sexual, existe el virus del Zika, que puede transmitirse por esa vía.
En Barcelona 1992 comenzó la práctica de repartir condones entre los atletas; en Sidney 2000 se distribuyeron 70.000, mientras que en Londres se contabilizaron 150.000.
Pero el sexo no es —tan— bueno para los atletas o al menos así lo dice la ciencia. Según un artículo de Frontiers in Physiology , las relaciones sexuales antes de una competición son una posible causa de la disminución del rendimiento de los deportistas —lo que nos hace pensar que la delegación mexicana se la pasa bomba.
Por otro lado, en la psicología, los efectos del sexo pueden ser positivos. De acuerdo a un estudio publicado en el año 2000, las relaciones sexuales reducen significativamente el nivel de ansiedad y mantienen alerta al deportista antes de la competición.
Puertas abiertas
“Lo que pasa en la Villa, se queda en la Villa”, reza un viejo proverbio olímpico. O no. Hope Solo, la famosa portera del equipo de futbol estadounidense —conocida internacionalmente dentro y fuera de las canchas, —, declaró a la cadena ESPN en Londres 2012 que en los JO “hay mucho sexo. Con una experiencia única en la vida, quieres construir recuerdos, ya sean sexuales, fiestas o en la cancha. He visto gente teniendo sexo al aire libre. En el césped, entre los edificios”.
Otra indiscreta fue la nadadora australiana Melanie Schlanger, quien se refirió así a las fiestas de sus colegas: “Los olímpicos somos aventureros, nos gusta tener sexo con alguien que no habla nuestro idioma. Los italianos son los más creativos: dejan la puerta abierta de sus habitaciones, así que podemos ver esos cuerpazos en ropa interior”.
¿Instagram? No. ¡Esto es Tinder!
La aplicación más usada por los atletas en Río 2016 no es Facebook ni Instagram ni Twitter: es Tinder. De acuerdo a Rosette Pambakian, vicepresidenta de la agencia Global Communications & Branding, en la primera semana de los Juegos Olímpicos el uso de la app para ligar más famosa se ha incrementado en un 129% dentro de la Villa… y va en aumento. La cuenta @sportsswipe hizo esta recopilación de los perfiles de los deportistas disponibles.
Sin embargo y pese a tener todo a un click, hay algunos deportistas que prefieren pagar por sexo, como los clásicos. Ante el crecimiento de la demanda y la crisis económica en Brasil, miles de mujeres tuvieron que abandonar —o poner en pausa— sus profesiones para prostituirse y así llevar dinero a sus hogares. (Recordemos que la prostitución es legal en Brasil desde 2012).
Es el caso de Ingrid, quien era enfermera y ahora cobra 60 dólares por hora a sus clientes en un burdel cerca de la playa de Copacabana. O Thais, una estudiante de Fisioterapia que quiere hacer un posgrado y aprender inglés.
Esperemos que puedan realizar sus sueños, porque un estudio de la Universidad Federal de Río reveló que fue un mal negocio para muchas prostitutas que trabajaron en las calles en las zonas de prostitución más importantes de Río —Vila Mimosa, Ipanema, Copacabana, Lapa y el centro de la ciudad— durante el Mundial Brasil 2014.
Al final, el sexo siempre es bueno y, si no, ahí está el suizo Roger Federer para comprobarlo. Uno de los mejores tenistas de la historia conoció a su esposa Mirka —también tenista— durante los Juegos Olímpicos de Sidney. Ella asegura que él la besó el último día (ay, ajá). Siguen juntos hasta hoy.
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