“Mamá grande” o abuelas que cuidan a sus nietos

Desde siempre, las abuelas han representado un pilar en las familias latinas. Su figura representa la experiencia y el cariño; son al mismo tiempo guía, referencia y apoyo. Sin embargo, lejos de ser objeto de cuidado y atención, en las últimas décadas aquellas mujeres que habían terminado ya con la crianza de niños pequeños, están volviendo a hacerlo a sus sesenta y setenta años de edad.
En Estados Unidos, la cantidad de niños criados por sus abuelos ha ido en aumento durante los últimos 40 años, duplicando el número de hogares en 2010 en comparación de las cifras de la década de los 70.
Así hoy en EU hay alrededor de 2.4 millones de abuelos haciéndose cargo de sus nietos (4.5 millones de niños), ya sea que vivan con ellos o solamente los cuiden. En México son aproximadamente 3 millones de menores los que están en casa a cargo de su abuela.
En EU esto responde a causas muy variadas como abuso de sustancias por parte de la madre, maltrato infantil, encarcelamiento, VIH/SIDA, enfermedad física o mental, embarazo adolescente, abandono, divorcio o muerte (fuente: aamft.org), aparte de la cuestión del desempleo ( 49% de las abuelas cuidando nietos están desempleadas). En México las dos causas más comunes son embarazo adolescente o falta de recursos para pagar una escuela, guardería o estancia mientras la madre trabaja, ya sea porque es madre soltera o porque los recursos que aporta el padre no son suficientes para mantener a la familia o por mantener cierto estilo de vida. También el hecho de que la madre quiera seguir su carrera profesional es un motivo que las lleva a buscar que sus mamás o sus suegras cuiden a sus hijos.
Cuidar a uno o más niños es una tarea extenuante inclusive para una persona joven. ¿Cómo lidian con esto las mujeres mayores? ¿Cómo compensan la falta de energía y los achaques propios de su edad? ¿Cómo viven la circunstancia de tener que apoyar a su familia?
Ya hace más de 10 años se hablaba del fenómeno y en ese momento se les denominó “abuelas esclavas”. Respaldados por un estudio de la Universidad de Harvard que tomó más de 50 mil casos como referencia, las abuelas que cuidaban de sus nietos corrían más peligros de salud (hipertensión y enfermedad coronaria) que aquellas que no tenían que hacerlo.
Sin embargo, hace un par de años el Dr. Jon LaPook , especialista en Alzheimer y demencia senil, publicó un estudio en donde concluía que cuidar a los nietos podría evitar que las mujeres mayores sufrieran dichas enfermedades.
Las realidades al final son muchas. Rocío, viuda, de 71 años, cuida a sus 5 nietos de 18, 15, 11, 6 y 5 años de edad. Los recibe todas las tardes cuando salen de la escuela y los cuida en casa hasta que las madres o padres de los niños pueden ir por ellos. No todos los días tiene a los 5 en casa. Las dos menores, hijas de su hijo, muchas veces están en casa de su consuegra. Sin embargo los tres hijos de sus hijas (dos niños y una niña) han estado la gran mayoría de las tardes de ciclo escolar y los periodos vacacionales a su cargo desde muy pequeños.
Todo empezó cuando la hija mayor de Rocío se divorció y se quedó con dos niños y con la necesidad de tener trabajo. En ese entonces Rocío tenía 56 años y mucha salud y ofreció a su hija ayuda para que ella pudiera salir a buscar trabajo. En ese momento su hija no podía darle mucho, pero compraba el súper para los 4 para toda la semana y así Rocío al menos tenía un ahorro en su comida.
Cuando su hija menor se convirtió en madre, pidió a Rocío que cuidara a su bebé para no tener que dejar de trabajar y no dejarlo en una guardería. A cambio le ofreció pagarle lo que gastaría en una estancia infantil e incluso la mudó de casa a una que ella y su esposo habían adquirido para que Rocío pudiera rentar la suya y así empezar a ahorrar para su vejez. Ahora además de la comida, le pagan apoyo para la limpieza de la casa, por lo que Rocío únicamente tiene que cocinar y cuidar de los niños.
El esquema les ha resultado muy conveniente a todos- las madres de los niños están tranquilas pues sus hijos están en buenas manos, los niños conviven con sus primos todo el tiempo, llevan una relación como de hermanos y la economía de todos se ha visto beneficiada.
Cuando Rocío quiere ir a visitar a su familia que vive fuera de la Ciudad, sus hijas se organizan para que sus suegras, vecinas o amigas cuiden de sus niños y su madre pueda tener vacaciones.
“Nunca lo he sentido como una carga. Gracias a Dios tengo salud y energía y para mí, cuidarlos ha sido una gran bendición pues me quieren como a una segunda madre y me han llenado de vida. Mis hijas son muy consideradas y me da mucho gusto poder ayudarlas a que cumplan sus sueños personales y profesionales”, asegura Rocío.
Sin embargo no todos los casos son tan afortunados. Cecilia, casada, de 69 años cuida a sus 4 nietos de 8, 7, 6 y 4 años desde hace 4. Son hijos de su hijo y de su hija y los recibe todas las tardes en su casa a comer y a hacer deberes mientras los papás salen de trabajar. Cecilia es maestra en una escuela por las mañanas y en las tardes además de cuidar a sus nietos debe preparar clases y calificar. Sufre de varios achaques de salud, lo cual no la deja disfrutar de sus nietos como a ella le gustaría. Su marido la apoya, pero la que más hace por los niños es ella.
“Me encanta tener esta relación tan cercana con ellos, sin embargo es muy pesado. Son muchos y todavía son muy chiquitos. Lo hago porque sé que mis hijos tienen que trabajar y que están mejor aquí que en otro lado. Además así mis hijos pueden usar ese dinero para darles otras cosas a sus familias, pero no sé cuánto tiempo más lo pueda hacer, por mi salud”.
Cecilia no recibe ayuda económica por parte de sus hijos, éstos cubren solamente los gastos de la comida que se les da a sus hijos en casa de sus padres. Espera poder cuidarlos al menos 10 años más, aunque no está segura de lograrlo.