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Catalina Ruiz-Navarro: Maluma es machista, pero no más que otros cantantes como Gardel, Sanz, Sting o The Beatles

En una columna publicada en el Huffington Post se acusa al cantante de reggaetón por su canción 'Cuatro babys'. Pero el problema no es Maluma, es que las culturas que han producido a estos cantantes y las personas que consumen su música (o sea, nosotros) somos machistas. Aquí nadie se salva.
Opinión
Columnista semanal de El Espectador y El Heraldo en Colombia y de Sin Embargo en México. Co-conductora de (e)stereotipas (Estereotipas.com). Estudió Artes Visuales y Filosofía y tiene una maestría en Literatura; ejerce estas disciplinas como periodista.
2016-12-07T10:41:05-05:00
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Esta semana se hizo viral una columna del Huffington Post, escrita por la española Yolanda Domínguez, en donde señala que el cantante de reggaetón colombiano, Maluma, es machista y misógino en su canción 'Cuatro babys'. Domínguez afirma, con razón, que en su letra, la canción trata a las mujeres como “meros cuerpos intercambiables y disponibles al servicio del deseo sexual ilimitado”. Hasta ahí Domínguez tiene razón.

Pero luego su argumento se debilita, pues no puede evitar detenerse a decir que el cantante tiene “pésima pronunciación” (¿según quién?) y “algunos problemillas de dicción” (¿quizás porque su acento no es ibérico?). Domínguez tampoco concibe que la canción afirme que alguien está enamorado pero tiene sexo promiscuo. Pero la promiscuidad no es un problema moral, el problema moral es el engaño (de lo cual no se habla en la canción).

Mejor dicho, a Domínguez se le sale lo clasista y lo tradicional. Y además termina con la pregunta equivocada: “¿No os aterra que vuestros hijos se eduquen con estos modelo?”, apelando a un terror populista, pero sin detenerse a pensar que “vuestros hijos” no se educan con Maluma, a menos que la educación que les den sus padres y el colegio sea en extremo paupérrima y deficiente.

Señalar que una canción de reggaetón es machista es el más común de los lugares comunes. Pero en realidad, el reggaetón no es especialmente más machista que cualquier otro género musical en la historia de la humanidad. “Every Breath You Take” es el aterrador testimonio de un acosador. A Agustín 'el pedófilo' Lara, una párvula boca "le enseñó a pecar". Hasta el también adorado por las masas, pero biempensante Alejandro Sanz (cuya dicción a Domínguez le parecerá 'perfecta') tiene una canción en donde hace algo peor que la oronda objetización de 'Cuatro babys': en la canción de Jesse & Joy en la que participa, titulada “No soy una de esas”, le dice a una mujer de reticente interés romántico que “A lo mejor es muy tarde para echarte atrás”. En cambio, a Maluma las Cuatro babys "nunca le ponen ‘peros’" lo cual permite presumir que hay consentimiento.

Pero el punto no es tener una discusión sobre si Alejandro Sanz (quien por poco no reconoce al hijo que tuvo con Valeria Rivera) es más o menos machista que Maluma. El punto es que casi todos (y casi todas) son machistas. Nadie se salva. Y adivinen por qué. Porque las culturas que han producido a estos cantantes, las personas que consumen su música (o sea, nosotros) son (somos) machistas.

Que quede claro: la gente no se vuelve machista por escuchar una canción de Maluma. Maluma es machista en sus canciones porque estas son un reflejo de lo que piensa la gente.

Y por eso es mucho más fácil criticar Maluma. Porque señalar que el reggaetón es machista es como descubrir el agua tibia. Fácil como caer en toda una sarta de prejuicios como que “los jóvenes de hoy oyen música inculta y degenerada” (¿en serio? ¿hay alguna generación de jóvenes a la que no le hayan dicho eso?), o que esa música popular, latinoamericana, que le gusta a las clases bajas (y en secreto, a las altas) es machista. Pero quienes dicen esto no devuelven ese ojo crítico a sí mismos, a sus prejuicios clasicistas.

Nadie le escribe misivas a Carlos Gardel porque su música fuese violenta (y eso que el feminicidio es tema recurrente) o se escandalizan porque el baile del tango sea demasiado sexual. Nuestra cultura, blanca, ya ha aceptado al tango como una forma de arte. The Beatles siguen siendo tan románticos y elegantes como siempre (es que son ingleses) y no importa que tengan una canción llamada “Run for your life”, literal “Corre por tu vida” en la que un tipo persigue a una mujer amenazándola con feminicidio porque le fue infiel (“Well I'd rather / see you dead, little girl / Than to be with another man / You better keep your head, little girl / Or you won't know where I am”). Encantador.

Qué fácil es ver la misoginia cuando es ajena, cuando uno siente que puede juzgarla desde una mayor altura moral. Juzgar a Latinoamérica desde Europa, a la música popular desde un periódico internacional que leen unas pocas élites o juzgar a 'los jóvenes' desde la rancia adultez. Y la cereza en el pastel: cuando decimos que el reggaetón es malo nos sentimos muy buenos y sofisticados. ¡Palmaditas en la espalda para todos y todas!

¿Que si Maluma contestó bien a la crítica de Domínguez? No, contesto pésimo. ¿Que si se vale criticarle la canción por machista? Totalmente. Pero ojalá esa crítica no se quedara en lo fácil. Ojalá se extendiera a toda la música que creemos que es 'culta' según la hegemonía eurocentista y, sobre todo, a los discursos y espacios en donde nos sentimos cómodas y seguras.

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Maluma y sus confesiones de estilo (que van de sus boxers a la bandeja paisa)
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