Pozole: sin duda, el rey del 15 de septiembre. Es una especie de puchero elaborado a base de maíz cacahuacintle —uno distinto al que se usa para elaborar tortillas— de grano grande y carnoso cocido durante horas con carne de cerdo. El pozole, dependiendo de su preparación, puede ser de color blanco, verde o rojo y se acompaña tradicionalmente con lechuga, cebolla picada, rábanos, limón y orégano. Si se quiere, se puede acompañar con salsa para darle un toque más mexicano.
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Tostadas: pariente del taco, la tostada le heredó la versatilidad a su primo no tan lejano. Son tortillas fritas u horneadas a las que se les añade cualquier guiso. Pueden ser tan sencillas como cubrirlas de crema de vaca y aguacate o bien, con frijoles y guisos como la tinga (carne de pollo deshebrada y sazonada con tomate y chile chipotle), picadillo (carne molida con papas, zanahorias y guisantes con salsa de tomate) e incluso con un guiso de patas de vaca (cartílago) en vinagre.Para terminar, se le añade crema, queso fresco y lechuga. Aquí, cinco de sus versiones más caseras.
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Chiles en nogada: por el color de sus ingredientes, y la historia detrás de su creación, este es el platillo más nacionalista de todos. Un chile poblano (más grande y largo que otras especies) relleno de carne de cerdo picada y sazonada con manzanas, peras, duraznos y frutos secos. Antes de servir se cubre con la nogada, una espesa salsa blanca elaborada con nuez de castilla, queso fresco de cabra y jerez; posteriormente se le añaden unos granos de granada roja y ramitas de perejil.
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Pambazos: pan blanco de trigo relleno de un guiso hecho con papas y chorizo –embutido de cerdo con adobo de chiles–, como un sándwich que luego es sumergido en una salsa de varios chiles y dorado o frito en el sartén. Antes de servirlo se le añade lechuga, crema y queso fresco de vaca. Un favorito para abrir el apetito en la noche mexicana.
Daniel Zemans
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Mole: Quizá menos común en la celebración, pero no menos mexicano, es el mole. Se trata de una salsa elaborada con más de 30 ingredientes (chocolate, plátano, chiles secos, tortilla y muchas especias, por mencionar algunos) que se sirve acompañada de una pieza de pollo o de pavo y una cucharada de arroz. Con este platillo y un par de tortillas calientitas no existe mejor forma de celebrar el 15 de septiembre.
Camila Werner Ipinza
Camila Werner Ipinza
Dulces regionales: después de la comilona, el cuerpo demanda un bocado dulce. Uno de los clásicos es el flan, una gelatina elaborada con huevo, leche, queso que acompañada de rompope puede ser una delicia. O bien, algunos de los tradicionales dulces mexicanos como la alegría (amaranto y miel), las pepitorias (semillas de calabaza con miel de piloncillo o a), frutas cristalizadas, merengues, dulces de leche o cocadas (coco rallado y horneado).
Crédito: Camila Werner Ipinza
Crédito: Camila Werner Ipinza
Capirotada: Si hay tiempo, en la mesa estará presente este 'postre' (pan tostado y sumergido en miel de piloncillo o a con canela, y chile seco para darle sabor, servida con queso añejo y pasas); churros, dulce de camote o patata dulce, natilla de leche (manjar blanco), tampoco pueden faltar.
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