La gala de los James Beard Awards, la noche que celebró a las grandes mujeres de la cocina
Una vez al año el gremio gastronómico de Estados Unidos se reúne —y se viste de gala— para la ceremonia de los James Beard Awards, los premios que reconocen a los protagonistas de la cocina y a su herencia multicultural.
Este año, con Carla Hall como anfitriona, la gala fue una noche en la que las mujeres tuvieron peso.
Así, el primer premio de la noche, “Rising Star Chef”, fue para la mexicana Daniela Soto Innes, quien es parte del equipo de Enrique Olvera en el restaurante Cosme de Nueva York.
“¡A huevo!” dijo Soto en su breve y espontáneo discurso de agradecimiento, “la verdad no pensé que iba a ganar, así que no tenía nada preparado”, nos contó después esta cocinera que inició su carrera cuando tenía apenas quince años y que se ha dado a conocer por platillos como los tacos de carnitas de pato.
En uno de los momentos más emotivos, Lea Chase entró en una silla de ruedas al escenario del Lyric Opera de Chicago para recibir en medio de ovaciones el reconocimiento especial a una vida dedicada a la cocina. “Esto me da para vivir diez o doce años más”, dijo la cocinera y propietaria del restaurante Dooky Chase en Nueva Orleans.
Chase, también conocida como “la reina de la cocina criolla” convirtió Dooky Chase un espacio donde se han reunido grandes personajes (como Ray Charles y Barack Obama) y en el que se han gestado movimientos clave de la cultura afroamericana (como las reuniones de los organizadores de la campaña del voto afroamericano), siempre al frente de los fogones y con una máxima contundente: “no importa si eres el Papa o el presidente, igual tienes que comer”.
Dahlia Narvaez dejó la escuela para dedicrse a la panadería cuando tenía veinte años. Ha sido una nominada recurrente en la categoría “Chef de repostería sobresaliente”, que ganó este año al frente de de Osteria Mozza en Los Ángeles. Allí mismo está el restaurante Lucques, a cargo de Suzanne Goin, ganadora este año de la categoría "Chef sobresaliente" y quien dedicó el premio a sus hijos: "por soportar la vida del restaruante, las noches que paso fuera y la maternidad bizarra" a la que los tiene acostumbrados.
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