Las duchas vaginales no son tan buenas como te contaron: pueden causar vaginosis y otros problemas
Cuidar la zona íntima es de suma importancia para poder tener una buena salud. Muchas mujeres buscan sentirse limpias y frescas todo el día, por lo que recurren a duchas vaginales para deshacerse de olores o eliminar infecciones.
El uso de las duchas vaginales aparece en comerciales de televisión, en revistas o sabes sobre ellas porque una amiga te las recomendó. Si bien la limpieza es una prioridad, pero es importante conocer si estas duchas pueden ser beneficiosas o perjudiciales para tu salud.
La ducha vaginal es un método para lavar o limpiar la parte interna de la vagina, utilizando agua u alguna mezcla de líquidos. Suele utilizarse para eliminar malos olores, limpiar su vagina de residuos que hayan quedado del periodo menstrual o quitar infecciones. Más allá de la sensación de limpieza que puedan experimentar, aún no se ha comprobado que sean eficientes para combatir lo antes mencionado.
La Oficina para la Salud de la Mujer, del Departamento de Salud de Estados Unidos, indica que al menos una de cada cinco mujeres entre los 15 y 44 años usa estas técnicas para lavar su zona íntima. Sin embargo, hacerlo no es tan recomendable.
¿Por qué no son recomendables las duchas vaginales?
Las duchas vaginales, de acuerdo con información de la Oficina para la Salud de la Mujer, pueden alterar el equilibrio de la flora vaginal y el pH. Una zona íntima saludable tiene bacterias benignas y nocivas, pero existe un equilibrio entre ellas para mantener una acidez en la vagina, por lo que su eliminación puede incrementar la presencia de infecciones y generar otros problemas de salud.
Entre estas infecciones está la vaginosis bacteriana, causada por un desequilibrio en la flora vaginal. Si bien no hay pruebas que determinen por completo su origen, Mayo Clinic indica que esta afección puede presentarse o existir un mayor riesgo al tener relaciones sexuales sin protección o hacer duchas vaginales constantes.
Los doctores Sten Vermund y Jenny Martino realizaron un estudio donde muestran los riesgos que conlleva el uso de las duchas vaginales. Con los resultados pudieron concluir que ese tipo de lavado está asociado con la enfermedad inflamatoria pélvica e incluso puede afectar en el embarazo.
De acuerdo a Vermund y a Martino, cuando las duchas vaginales eliminan parte de la flora vaginal, permiten el crecimiento excesivo de patógenos. Así, las bacterias nocivas pueden llegar hasta el cuello uterino, las trompas de Falopio o a la cavidad abdominal. Al ascender al tracto reproductivo, pueden provocar cicatrices inflamatorias, un aborto espontáneo o incluso infertilidad.
Limpieza automática
En el artículo realizado por la Oficina para la Salud de la Mujer, se indica que no hay necesidad de limpiar la vagina con este tipo de productos, pues el cuerpo es sabio y tiene su propio mecanismo de protección. Cualquier olor fuerte o irritación es un síntoma de que algo no está bien con tu vagina y es necesario acudir con el ginecólogo.
Si buscas mantener limpia tu zona vaginal, puedes lavar la parte de la vulva con un poco de agua y jabón neutro, sin necesidad de introducir líquido en el interior de la vagina.
Es importante saber que la vagina no debe oler a flores, los órganos sexuales tienen sus propios aromas y es completamente natural. Cuando hay presencia de un aroma desagradable, se debe consultar al ginecólogo para que te brinde un diagnóstico y tratamiento adecuado.
Los doctores Vermund y Martino concluyeron en su estudio que deberían existir regulaciones más estrictas para los productos de ducha vaginal y un control de ingredientes, así como una declaración que indique que este método no tiene valor médico comprobado e incluso puede resultar dañino.
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